La comida es poder

-Roberto Ganddini / ESPIRAL

Una fotografía recorrió Guatemala: manipuladores dando un pan a manifestantes, vergüenza para Guatemala. La diferencia alimentaria entre los países desarrollados y el tercer mundo es abismal, si queremos pueblos desarrollados y vanguardistas necesitamos resolver el sistema alimentario primero.

Guatemala atraviesa una crisis institucional donde se le da prioridad a intereses particulares sobre los intereses del bien común. La crisis que actualmente vive el país es provocada porque unos pocos que detentan el poder no ceden ante el bienestar de la mayoría y, al contrario, están cooptados por fuerzas oscuras que solo representan sangre y muerte.

La desnutrición infantil es un mal que afecta a millones de niños en el mundo y Guatemala, no es la excepción. Por lo tanto, Guatemala tiene que cambiar, se necesitan programas de desarrollo y no la venta de nuestros recursos para enriquecer a unos pocos y matar de hambre a millones. Hay que priorizar la seguridad alimentaria y así tener efectivamente un país que camine por las vías del progreso.

En Guatemala se deben fomentar los principios básicos de la soberanía alimentaria y aplicarlos de forma positiva para erradicar la desnutrición. Entre los seis principios básicos que sustentan la soberanía alimentaria están los siguientes.

Plantear el derecho a una alimentación suficiente, saludable, y culturalmente apropiada para todos los individuos.

Valorar a quienes proveen alimento, es decir, respetar los derechos de los hombres y mujeres que cultivan, crían, cosechan y procesan los alimentos. Así mismo, valorar y apoyar su labor, rechazando aquellas políticas, acciones y programas que los subvaloran, amenazan y eliminan sus formas de vida.

Localizar sistemas de alimentación, propiciando encuentros con los productores y consumidores de alimentos. Proteger a los proveedores en mercados locales y a los consumidores de alimentos de baja calidad y nociva para la salud.

Empoderar localmente, al otorgar el control sobre territorio, tierra, pastizales, agua, semillas, ganado y poblaciones de peces a proveedores locales de alimento y respetando sus derechos. Ellos pueden usar y compartir estos recursos de forma social y ecológicamente sostenible para la conservación de la diversidad.

Desarrollar conocimiento y destreza, basándose en el conocimiento local de los proveedores alimentarios y sus organizaciones locales.

Trabajar con la naturaleza, utilizando sus contribuciones de manera diversa, con métodos de producción y cosecha agroecológica.

Quien controla la producción de alimentos, controla el poder, no lo dejemos en manos oscuras y corruptas, ya que desde allí se pueden hacer muchos cambios. Solo así encontraremos nuestra verdadera soberanía.

Un pueblo con hambre no es feliz, buscamos la felicidad.


Imagen por: Ulrika Hembjer

Roberto Ganddini

Actualmente trabajo en la Universidad de San Carlos donde soy el director administrativo del Centro Universitario Metropolitano (CUM). De formación agrónomo y con estudios en Administración y Economía, así como un diplomado de Desarrollo Sostenible y Prevención de Desastres (FLACSO). Además, escribo para el periódico de la Universidad de San Carlos, especialmente sobre problemas de medio ambiente, pero también de carácter social, coyuntura actual y la problemática interna de la USAC.

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