Luis Enrique Morales | Política y sociedad / OTREDAD Y EDUCACIÓN
Vivimos en la época de las emigraciones. No hace falta ver que hace un par de años Europa sufrió una ola migratoria. Actualmente, de camino a Estados Unidos, se dirige la famosa caravana de centroamericanos, en su mayoría hondureños. Los gobiernos de Guatemala y de Honduras se han puesto del lado de Mr. Trump y han decidido buscar responsables, cuando los verdaderos responsables son ellos, los corruptos y ladrones que han desfalcado la región centroamericana. El Gobierno de Guatemala se empezará por solicitar visa a todo hondureño que quiera pasar por el país. Todo esto es sumamente indignante, porque decidir viajar bajo esas condiciones y anhelar ser humanos de segunda categoría en país extranjero, es un claro ejemplo de que es más digno vivir en el destierro que vivir en la propia localidad. ¡Y pensar que Sócrates prefirió la muerte al destierro!
La migración se define como el desplazamiento de una población desde el país de origen hasta un punto equis. Pareciese que ser un migrante es parte de la condición humana, porque la historia de la humanidad es la historia, no solo de la barbarie, sino también de las grandes migraciones. Dicen que las primeras migraciones fueron desde África hacia Asia. La historia continúa con migraciones. Una de las teorías más famosas es la maravillosa teoría del estrecho de Bering, la cual asegura que el ser humano emigró desde Siberia hasta el continente americano (en aquel tiempo la visa no era un requisito, ni las fronteras eran un impedimento). Dentro de la región mesoamericana encontramos migraciones entre las civilizaciones de los aztecas, mayas, toltecas. Las razones comúnmente fueron las guerras, la búsqueda de alimentación, demográficas, económicas y de aventura.
Hoy en día, el fenómeno migratorio es explicado por los expertos con tres categorías. La primera es el enfoque demográfico, donde la natalidad y la mortalidad juegan un papel importante. Por ejemplo, si un pueblo sobrepasa su límite de natalidad, se llega al punto donde hay tantos ciudadanos que no se sabe qué hacer con ellos; también a la inversa, si el índice de mortalidad sobrepasa al de natalidad, entonces existe un decrecimiento poblacional. Cualquiera de las dos llevan al siguiente nivel, migración. Luego está la sociológica relacionada a la modernización, la cual nos dice que la gente migra por procesos de cambios socioculturales, en este entra la educación, por ejemplo. Como última categoría, tenemos la económica, esta se relaciona directamente al valor productivo y materialista de la actualidad.
En el caso del Triángulo Norte Centroamericano, la migración une las tres razones. La demográfica porque la natalidad sobrepasa los valores normales, y la mortalidad también. En Guatemala, Honduras y El Salvador la vida no vale nada, es una región ahogada en la violencia. Sociológico porque al mismo tiempo que pasa todo esto, la modernización está llegando a cada uno de los países y la gente se ve obligada a moverse por los nuevos procesos de modernización o porque busca entrar a esa modernización, esto hace que la gente se desplace, dentro o fuera de la región. Y por último, el económico, que está en cada uno de los anteriores. La gente se muere de hambre y los que no se mueren de hambre y sobreviven son afectados por los grupos criminales que se encargan de quitarles lo poco que tienen. Los peores de todos son nuestros políticos. Esto hace que cada uno de los ciudadanos sean ciudadanos de tercera o cuarta categoría en su país de origen, y lo único que buscan es llegar a la segunda categoría, no porque lo quieran, sino porque no hay de otra. Por lo tanto, al emigrar no se pierde nada cuando nada se ha tenido.
Pareciese que es una historia sin fin. La historia de la humanidad empieza emigrando y se continúa emigrando. También pareciese que detenerla es imposible, pero entonces ¿qué hacer?
El extranjero es para Levinas lo que define al Otro, pero antes de ser extranjero se es emigrante. El emigrante es el Otro. El desamparado, el desprotegido y el extraño al que nadie comprende, ni soporta. Entonces, lo único que nos queda por hacer, es continuar con la labor política de manifestarse contra los estados no tolerantes y luchar por los derechos de los ciudadanos y migrantes de cada uno de estos países. La labor ética (en lo personal, es muy importante) que se ha venido haciendo por la sociedad civil en Guatemala y México, de darles el apoyo, comprensión y tolerancia a todos los aquellos que han formado lo que yo llamo la caravana del Otro.
Imagen principal, A Warm Welcome (2015) de Art Spiegelman (Suecia, 1948), tomada de The New York Times.
Luis Enrique Morales

Quetzalteco nacido en 1989, escritor independiente y estudiante. Egresado de la Universidad Galileo en 2012, excatedrático en el área automotriz de la región de Quetzaltenango. Actualmente residente en Estocolmo, donde trabajo en docencia y, al mismo tiempo, estudio Ciencias de la Educación (Pedagogía) en la Universidad de Estocolmo.
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