La Apoteosis de D10S

Meme Barrientos | Literatura/cultura / APRENDIZ DE ALERO

Desde muy chico tuve una afición por el deporte de las masas, deporte muchas veces criticado por los puristas y por algunos intelectuales que andan por allí. “El futbol es el arte del pueblo…”, dice un estribillo de una canción de la banda española de ska, Skalariak, y puede que sea cierto, pues en algunos lugares del planeta como Guatemala, el arte es inaccesible para población y únicamente las élites tienen acceso a él, y es así, en las escuelas la incentivación para las artes es mínima, no digamos la academia, el cultivo del alma, del espíritu y de la sensibilidad.

Muchos dicen que este deporte sirve para manipular masas, tema que puede ser cierto. Lamentablemente la podredumbre social, los políticos y la corrupción se ha involucrado y existen casos evidenciados de la cooptación del deporte por grupos parte de las élites de poder mundial y grupos poderosos locales. La FEDEFUT de Guatemala es ejemplo de casos de malos manejos y de manipulación de masas, sin embargo, este deporte es muchas veces la válvula de escape del pueblo. En él se encuentra la sana diversión, ir a la cancha o ver un partido por televisión junto con la familia o con los amigos, es un bello fenómeno social que muchas veces sirve de aglutinante para mantener el tejido social. Los estratos sociales marginados y rechazados por la sociedad únicamente encuentran en esta bella distracción su forma de sobre salir y no es extraño que la gran mayoría de astros deportivos provienen de los barrios más pobres de Latinoamérica, astros que alcanzan a ganar exorbitantes cifras de euros por sus servicios y que muchas veces pasan de no tener nada a tenerlo todo. Circunstancia que los hace mostrar y evidenciar su humanidad, cayendo en situaciones negativas.

En la actualidad se vive uno de los acontecimientos masivos que cada cuatro años paraliza el mundo. Con la ayuda de la tecnología, el Mundial de Fútbol logra llegar hasta el rincón más apartado del mundo, las mejores selecciones del planeta luego de una fase clasificatoria se baten como en una guerra sin armas y sin pólvora añorando superar al enemigo únicamente con sus botines y una pelota. Este evento logra llevar a los seguidores al borde del delirio. El fenómeno del fanatismo se va cultivando año con año, mundial a mundial, liberando grandes cantidades de endorfinas dependiendo del resultado ya sea negativo o positivo para el equipo de nuestra predilección.

El martes se jugaba uno de los encuentros más esperados de la fase de grupos de la Copa Mundial de Rusia 2018, después de dos cerrados partidos contra las selecciones nacionales de Islandia y Croacia, una de las siempre favoritas para alzarse con el trofeo. Argentina tenía que librar una dura batalla contra la selección de Nigeria. El país sudamericano venía de pasarla muy mal, debido a las duras críticas que la prensa del país sudamericano y la prensa internacional le hicieron durante las últimas semanas, el ídolo y llamado a ser el referente del grupo, Lionel Messi, había estado como ausente durante el partido contra Croacia, no le había salido nada, ni a él ni al grupo pero no se puede juzgar ni crucificar a un solo hombre cuando los que juegan dentro del rectángulo son once. Para el siguiente partido el mundo se iba a paralizar. Sea o no simpatizante de Argentina, por morbo o por querer llenar el ojo con uno de esos épicos partidos mundialistas en los que uno sabe que “se iban a poner toda la carne al asador”, el partido estaba por comenzar cuando las cámaras de la televisión internacional enfocaban al ídolo más emblemático de este deporte, Diego Armando Maradona.

Maradona, “El Diego” como se le conoce en el mundo del fútbol es un personaje en todo el sentido de la palabra, nacido en una familia de clase obrera de Lanús, provincia de Buenos Aires, en el barrio de Villa Fiorito. La carrera deportiva de El Diego se vio muchas veces afectada por su vida personal, las luces del mundo se posaban sobre él y muchas veces perdió el rumbo, no supo dominar ese polvo estelar que solo los genios y los ídolos poseen. En el fútbol como en las artes y en las ciencias las figuras se ven envueltas en crisis emocionales que muchas veces no se saben manejar, la fama y la fortuna llevan consecuencias y el ser humano en su debilidad natural cede, los genios abrumados y cansados de una vida llena de desenfrenos entregan su vida a las sustancias, a los vicios y a caracteres violentos formando muchas veces personalidades autodestructivas que se deben de tratar antes que sea muy tarde, por nombrar algunos ejemplos en la pintura se puede mencionar a: Vincent Van Gogh y a Edvard Munch. En la música a Franz Schubert, Ilitch Tchaikovsky y si queremos acercarnos a la época contemporánea; Amy Winehouse, Sid Vicious o Ian Curtis. En la escultura encontramos a Wilhelm Lehmbruck, Marga Gil.

El mundo del futbol, el de las grandes estrellas mediáticas no va a ser la excepción, frecuentemente vemos grandes personalidades del deporte Rey sucumbir. A El Diego no se le ha dejado en paz nunca. Su paso por Europa lo marcó indudablemente, su vida nocturna y el consumo de alcohol y drogas lo marcaron para siempre, en el Mundial de USA ’94, el comité regulador de dopaje de la FIFA lo expulsa de la competencia por dar positivo en las pruebas realizadas antes del partido contra Grecia. Esos excesos, ese desborde de adrenalina, su forma de vivir y de amar el fútbol como lo hemos visto siempre, esa atención mediática, esa es la forma de ser y de vivir del 10,.El Diego, amado y odiado, viviendo en su ley. La prensa argentina dice siempre “El Diego puede hacer siempre cualquier locura, igual lo vas a terminar perdonando”, es como esos semi-dioses mitológicos que bajaban del olimpo a la tierra.

Regresando a la cancha de San Petersburgo, la selección argentina jugaba con el orgullo y respaldo de sus casi 44 millones de habitantes bajo la mirada de El Diego en el graderío. Argentina empezaría ganando el partido con un brillante gol de Messi, posteriormente Nigeria empataría el juego por medio de un tiro penal cobrado por Victor Mosses. El partido era de infarto, con el empate se quedaba afuera la gran candidata albiceleste y el estadio era un cementerio, las cámaras enfocaban a El Diego, se le notaba como implorando un milagro; se le veía ansioso y de vez en cuando gritaba una jaculatoria o una maldición al cielo (de esas que solo el fútbol te hace decir). A cuatro minutos del final un centro al área hace que aparezca el estoper del Manchester United, Marcos Rojo que prende la bolea venciendo al arquero nigeriano y desatando la locura en el estadio.

-Aquel estadio se volvió un bacanal protagonizado por más de 20,000 hinchas argentinos que libraron y dieron rienda suelta al desenfreno al que el grito de ¡GOOOOL!

Entre la prensa gráfica se encontraba la lente del maestro fotógrafo italiano Giuseppe Cacace, un fotoperiodista milanés de gran trayectoria que en la actualidad se destaca como jefe de fotógrafos para la Agence France-Presse (AFP). En lo que todos los lentes enfocaban la celebración del conjunto argentino, él enfoco el palco en donde El Diego celebraba, en un instante de iluminación, ese que solo los genios poseen encontró la luz, esa luz que estoy seguro el fotógrafo lombardo conocía y había estudiado, la inspiración que un coterráneo suyo había aplicado con anterioridad y también lombardo; Michelangelo Merissi da Caravaggio, el genial pintor propulsor del barroco y del movimiento caravaggista que revoluciono Europa durante el siglo XVI, un genio también con una personalidad dura y autodestructiva. Cacace encontró ese perfecto juego de sombras y luces que los amantes del arte valoramos y gozamos, ese equilibrio y perfección de composición que todo artista aspira a lograr en su obra, un capolavoro.

Sin lugar a dudas capto uno de los mejores momentos de esta Copa Mundial, una de las fotografías que pasara a la historia y que será parte de las galerías que los amantes del fútbol y de El Diego guardaremos en la retina y en la memoria por siempre. Diego Maradona encontró el éxtasis, su apoteosis “se dice de algún santo, se trata de una representación barroca de la glorificación del mismo, en unos términos tomados de la iconografía asuncionista: ubicación muy alta de un santo, orante o incluso extático, sostenido, acompañado o venerado por ángeles”. (Revilla 2012). La imagen es tan rica y espectacular que bien se podría someter a un estudio iconológico como lo dicta el método de Erwin Panofsky, su simbolismo y semiología es sutil y rica. Maradona quedó inmortalizado rodeado de sus fieles, celebrando como nunca lo habíamos visto, rindiéndole tributo al equipo de su querida Argentina, gritando efusivamente el gol, con el mundo a sus pies.


Imagen principan tomada de AFP.

Meme Barrientos

Licenciado en Arte y restaurador de bienes muebles, carrera que amo y me quita el sueño. Apasionado de la historia del arte guatemalteco, admirador y fanático de la arquitectura. Acumulador compulsivo de historias de antes y de objetos de otras épocas. Un alma vieja pérdida en este trajeteado siglo.

Aprendiz de alero

0 Commentarios

Dejar un comentario