-Mario Polanco / PUERTAS ABIERTAS–
La población, cansada de la tradicional forma de hacer política, demandaba cambios en la manera de practicarla, especialmente en el establecimiento de reglas claras, Estado de derecho y sobre todo voluntad de trabajar en favor de las necesidades más ingentes de la ciudadanía. Esas expectativas se centraron en un candidato que demagógicamente decía lo que la población quería escuchar y los votos se volcaron a favor de Jimmy Morales, quien daba la sorpresa subiendo desde los últimos puestos en las encuestas a competir con los posibles ganadores de esa contienda.
Jimmy Morales, un cómico que gozaba de la facultad para hablar en público y, por lo mismo, de expresar las anécdotas adecuadas en el momento oportuno, gana las elecciones de 2015, sin contar con un equipo idóneo que le ayudara a gobernar, sin plan de trabajo, sin saber qué hacer, eso sí, con ambiciones y objetivos muy bien definidos, que consistían en garantizar riqueza y poder político para él y sus allegados. Sin embargo, debido a su desconocimiento que se traduce en torpeza, ha generado con sus acciones el rechazo poblacional convirtiendo a Guatemala en un país acéfalo incapaz de definir el rumbo.
Además de haberse aliado con quienes promueven impunidad, sus ambiciones han hecho que a pesar de ser el presidente mejor pagado de América Latina, de manera secreta ha buscado obtener otros beneficios económicos, entre ellos un bono de Q 50 mil que el Ministerio de la Defensa le brindó durante 2016 y que luego de haberse hecho público se vio en la necesidad de devolver, aduciendo que con el reintegro desaparecía la ilegalidad.
No satisfecho con ese anómalo y cuestionado intento, hizo que desde la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad de la Presidencia -SAAS-, se financiaran sus suntuosidades, entre ellas gafas marca Carolina Herrera con un valor de Q 67 mil, champú y gel para el cabello por Q 4 mil, flores por Q 50 mil, Q 3 410 por un masaje y Q 11 mil para 32 libros, entre otros productos que fueron adquiridos para satisfacer las ambiciones y gustos presidenciales. De manera poco ética el presidente argumentó que era legal y correcto que el Estado realizara esos gastos, debido a que constituían sus necesidades para desarrollar una mejor gestión a la cabeza del Gobierno de la República.
Estos abusos constituyen la fachada visible de la corrupción y el descaro del Gobierno de Jimmy Morales, la otra cara la que está oculta, está integrada por quienes están cooptando al Estado a través del mandatario, entre ellos se encuentran integrantes del crimen organizado, funcionarios corruptos y violadores de los derechos humanos, estos últimos insertados en estructuras del crimen organizado.
Son esas mafias las que constituyen un peligro, debido a que en tanto Jimmy Morales busca satisfacer sus suntuosos deseos, estos personajes desde diversos ministerios, secretarías, direcciones y curules en el Congreso de la República, están cimentando estructuras que están repitiendo las mismas prácticas que mantuvieron los gobiernos anteriores.
Jimmy Morales y las mafias que cogobiernan con él adoptaron la postura de desenmascararse y colocarse abiertamente a favor de la impunidad. Han buscado expulsar a Iván Velásquez, comisionado de la Cicig, han expresado opiniones adversas a la fiscal Thelma Aldana, a través del denominado Pacto de Corruptos han impulsado iniciativas de ley que buscan beneficiar a quienes están vinculados con procesos penales debido a su participación en violaciones a los derechos humanos, narcotráfico, corrupción y otras formas de delincuencia, además financian a quienes promueven el discurso del odio.
En los próximos meses la comisión de postulación enviará seis nombres a Jimmy Morales, con el propósito de que él decida quién dirigirá el Ministerio Público. En caso uno de esos seis profesionales del Derecho sea permeable por el crimen organizado, es altamente probable que sea el elegido para garantizar la no persecución contra cualquiera de los involucrados en el actual Gobierno y la garantía de beneficiar a quienes están en el Mariscal Zavala.
Duro es el papel de las organizaciones sociales, prensa, iglesia y todos los que hacen esfuerzos por una Guatemala diferente para evidenciar esas maniobras y evitar que se consolide el Pacto de Corruptos.
Mario Polanco

Graduado en la Universidad de San Carlos de Guatemala de licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, con Maestría en Seguridad y Defensa por la Universidad Mariano Galvez, actualmente director del Grupo de Apoyo Mutuo.
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