Jano 2018

-Ramiro Mac Donald / ALIQUID STAT PRO ALIQUOT

Desde que era adolescente recordaba el nombre un pariente lejano llamado Januario (la abuela pronunciaba Yanuario) y tanto llamó mi curiosidad que un día busqué su significado en el diccionario enciclopédico que había adquirido mi padre. Encontré mis primeras sorpresas semióticas entre numerosos tomos empastados en la pequeña biblioteca de la oficina paterna que ordenadamente reposaban junto a libros de periodismo y algunos de ciencias sociales, que más tarde leí con avidez. Es un nombre de origen latino y se deriva del apelativo de un dios llamado Jano, una de esas deidades romanas por demás curiosas. Jano era festejado durante el primer mes del calendario como dios de las puertas, deidad de los comienzos y los finales, a quien se le invocaba públicamente el primer día del primer mes del año.

En latín original era Ianuarius que derivó en Janeiro y en español se denominó enero. Desde ese momento vi su gran simbolismo, que hoy analizo. Era un dios bifronte, representado gráficamente por una cabeza con dos caras unidas, de perfil (ver imagen), cada una apuntando al lado opuesto: para el pasado o hacia el futuro. Tenía, por lo tanto, la calidad única de un mes que abre expectativas, pero que obliga a pensar en el ciclo que recién ha terminado.

Esto implicaba un dios con doble funcionalidad: pudiendo ser la divinidad que estaba frente a la puerta (abriéndose al futuro) o bien se convertía en el mecanismo que cerraba el tiempo ya vivido. Relacionada con este tema, también recuerdo una graciosa y recurrente caricatura en pleno siglo XX: un niño que va gateando al lado de un anciano encorvado, reproduciendo el mismo sentido de principio y final de Jano, cada vez que se acercaba el 31 de diciembre.

Como dios, Jano representa la ambigüedad y la hipocresía (por sus dos caras), y forma parte de ciertos ritos que se pierden en la memoria de la humanidad. Por otro lado, se considera que Albert Camus se inspiró en este veleidoso dios romano para su obra La caída, en la que plantea la absurdidad de sus personajes, en el marco del existencialismo de la posguerra cuando la vida parecía no valer nada.

Hoy, un remedo del dios Jano parece caminar por las calles y avenidas de nuestra Guatemala, en este enero 2018. En este que parece un absurdo país que muchos no logramos entender completamente; en este mes en que se abren siempre expectativas, pero donde no terminan de alzar vuelo las esperanzas. Donde nos duele profundamente esta realidad tan compleja, que parece irracional, ilógica; con un panorama político tan confuso y enrarecido. Pero, este Jano que nos visita en el enero chapín tiene un solo rostro iluminado, pues pareciera ver únicamente hacia el pasado oscuro y no nos permite ver con claridad nada del futuro.

Jano, en la Guatemala del 2018, se ha fundido en un solo gesto, como marco para reflexionar sobre el poder de las élites trasnochadas y la reconfiguración de su sistema siniestro. Un Jano transformado con una sola cara (la más triste que pueda reflejar) nos deja perplejos. Asombrados. Nos encara la realidad más dura: las fuerzas del mal acechan al país, están triunfando… según todo parece.

Yo esperaría que enero 2018 no sea la consolidación de la hipocresía ni la ambigüedad. Y lo siento, porque escucho muchas opiniones que afirman este tiempo puede ser propicio para alcanzar consensos entre fuerzas democráticas. Un mes que nos permitiría asumir posturas cargadas de humanismo, verdadero amor por este jirón de tierra, pero sin falsedades ni dobleces, para generar unidad y acuerdos mínimos entre los sectores que soñamos con una Guatemala distinta.

Jano: ven en este enero, urge que no solo vengas a encarar tu sombrío tiempo de subyugados y reprimidos, sino demuestres que es posible el objetivo de permitir, para todos, esperanzas de nuevos sueños de justicia, paz y democracia. Mis recuerdos de una hermosa y alegre adolescencia tienen que tener algún sentido, ya no solo en el campo semiótico, en la praxis.


Imagen principal tomada de Wikimedia Commons.

Ramiro Mac Donald

Semiólogo social. Académico de Ciencias de la Comunicación. Periodista.

Aliquid stat pro aliquot


0 Commentarios

Dejar un comentario