Jorge Mario Salazar M. | Política y sociedad / PALIMPSESTO
Durante la presente semana se ha producido una de las páginas más vergonzosas de la política externa de Guatemala, y para variar en este gobierno de Jimmy que ya es de por sí ilegítimo, lleno de declaraciones que aparentan buenas intenciones pero carente de buenos resultados para el país y la sociedad. Dos hechos que la historia juzgará pero que parecen ser una ruta empedrada hacia el infierno.
El reconocimiento de la apropiación del Estado de Israel sobre Jerusalén, territorio palestino en disputa jurídica internacional, contraviene legislación adoptada por Guatemala mediante la suscripción de diversos convenios y convenciones en el marco de las Naciones Unidas. Jimmy se basa en dos aspectos de su propia conveniencia: 1) ganar la simpatía del Gobierno de Donald Trump para derrotar a las fuerzas progresistas que lo tienen acorralado por múltiples delitos cometidos por él, sus familiares y patrocinadores y 2) la idea mesiánica de lucha contra el comunismo y el terrorismo, auspiciado por una pandilla que revuelve el discurso neopentecostal con acciones fuera de la ley en los negocios del Estado, en una cruzada contra la Cicig y el Ministerio Público como los nuevos enemigos internos.
Jimmy Morales es un fracaso para la sociedad que esperaba cuatro años de reformas políticas y jurídicas. No obstante, ha sido un éxito para la corrupción y la impunidad puesto que logró conformar una alianza con los cientos de imputados en los casos de corrupción iniciados por Thelma Aldana al frente del Ministerio Público con el acompañamiento de la Cicig, brindándole a los corruptos el parapeto para desarrollar una guerra contra la Comisión en diferentes niveles, incluyendo cabildeo en el senado gringo, ataques mediáticos, bloqueo de casos de alto impacto, el nombramiento de una nueva fiscal que aparentemente se encuentra posicionada de su lado. La nueva alianza con Israel y su cara más horrible, redundaría, según algunos analistas, en apoyo técnico para la militarización de la política guatemalteca.
La otra gran vergüenza de la política exterior es la expulsión del embajador sueco Anders Kompass de manera pública, sin dejar espacios a la diplomacia, inventando expresiones del embajador y mintiendo sobre el proceso llevado a cabo para pedir la remoción a su Gobierno. Cabe recordar que Kompass llegó al país con el beneplácito, tanto del gobierno como de la comunidad internacional, especialmente los países amigos que han acompañado a Guatemala en su proceso de democratización. La forma poco ética utilizada por la cancillería para el tratamiento del caso, solamente perfila que se pretende quitar fuerza a la Cicig ahogándola financieramente.
Mientras en Jerusalén los funcionarios invitados celebran su pírrica victoria defendiendo la impunidad y la inmoralidad de este Gobierno, salpicados con la sangre palestina, en Guatemala se lleva a cabo el acto de juramentación de la nueva fiscal en un acto privado, de bajo perfil, como si se tratara de un funcionario cualquiera. El indicador es una previsión de lo que ha anunciado la señora Porras de no publicidad en los casos penales que atienda el MP. Cede de esta manera a la presión del Gobierno que acusó a doña Thelma Aldana de excesiva publicidad y juicios mediáticos.
Estas conductas del presidente en la política exterior solo pueden traer el aislamiento de Guatemala, al aliarse con las violaciones al multilateralismo de Trump y de una manera clara hacerse cómplice de la masacre contra el pueblo palestino. Lo anterior, reflejado hacia la política interior, explica los asesinatos de líderes campesinos y de los defensores del territorio que se oponen a las hidroeléctricas, a los desvíos de ríos por las plantaciones de caña de azúcar y de palma aceitera, y a la minería, cuando su único aliado interno es la Cámara del Agro, la expresión más dura de la oligarquía, hoy en crisis con el resto del empresariado.
Nos esperan tiempos más difíciles en la medida que toda la delincuencia aliada de Jimmy se reagrupa y adquiere apoyos internacionales de actores poderosos y decididos a la violencia como principal recurso. Entre las posibilidades de mantener la iniciativa en la lucha contra la impunidad y la corrupción, la pieza clave queda en suspenso hasta que la nueva fiscal general demuestre su vocación: justicia o complacencia. Los políticos progresistas están descabezados y divididos. La sociedad civil está dividida y no hay espacios para discutir una estrategia común. Los llamamientos esporádicos y aislados para conformar un frente común, rápidamente son sofocados por francotiradores de todo tipo. Nunca como hoy se ha visto tal vacío en las alternativas.
Aun así, hay una expectativa que podría definir el tablero en las siguientes dos semanas. El antejuicio contra el presidente Jimmy Morales que quedó como brasa ardiente en las manos de la fiscal general Consuelo Porras. Hay indicios suficientes para que Jimmy sea investigado y le sea retirado el antejuicio. La fiscal solo tiene que cumplir con su deber. Es, quizás la última esperanza para que se logre rescatar el Estado de las mafias y Guatemala deje de ser un Estado fallido.
Imagen principal tomada de Clarín.
Jorge Mario Salazar M.

Analista político con estudios en Psicología, Ciencias Políticas y Comunicación. Teatrista popular. Experiencia de campo de 20 años en proyectos de desarrollo. Temas preferidos análisis político, ciudadanía y derechos sociales, conflictividad social. Busco compartir un espacio de expresión de mis ideas con gente afín.
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