Mario Polanco | Política y sociedad / NO MÁS IMPUNIDAD
Desde la Universidad conocía la trayectoria de Edelberto Torres, había tenido oportunidad de leer algunas de sus publicaciones y, en algún momento, en el marco de las reuniones que se producían entorno de la firma de la paz, de manera sorpresiva, tuve la oportunidad de conocerlo en una reunión de trabajo en la que se discutían temas acordes al momento que se vivía.
Nunca lo había visto en persona, entraron varias personas y el saludó presentándose con su nombre. No podía creer que estaba conociendo a un intelectual de talla mundial, además me sorprendía su sencillez en el trato con los demás, contaba con la capacidad de escuchar con respeto las opiniones de todas las personas, incluso si no compartía sus opiniones, posteriormente, de manera clara, exponía sus ideas.
Impactado por su presencia en esa reunión hace casi un cuarto de siglo, me di a la tarea de leer y releer sus libros, artículos y escritos, dándome cuenta de que se trataba de un tanque de pensamiento que mantenía la claridad acerca de las condiciones del país.
Luego, tuve la oportunidad de escucharlo en foros, charlas, entrevistas y espacios políticos en los que de manera clara expuso, no solo las causas de las crisis que Guatemala enfrenta periódicamente, sino también los posibles caminos hacia una solución. Debido a que Edelberto no formó parte de los círculos de poder, quienes tienen la posibilidad de crear y aplicar políticas públicas, no tuvo la oportunidad de poner en práctica sus ideas acerca de las posibles soluciones.
Como consecuencia de sus ideas y forma de pensar, no fue bien aceptado por quienes tradicionalmente han gobernado desde el gran capital o con las armas, especialmente la mayoría de estos últimos, quienes, con mentalidad obtusa, se consideran victoriosos de una guerra en la que el enemigo fue la población.
La actitud asumida por los que hacen apología a las botas y a la impunidad poco o nada le importó, el continuó con su labor investigativa hasta el último de sus días, seguramente en los últimos hálitos de vida, pensó en algunas de las soluciones de las que siempre habló en sus diversas intervenciones.
Sería demasiado jactancioso decir que tuvimos alguna amistad, aunque estuvimos reiteradamente en los mismos espacios, conversamos sobre diversos temas, hablamos acerca de las crisis y los retrocesos, siempre quedamos en calidad de compañeros de trabajo y de ideales.
Me siento afortunado por haber tenido la oportunidad de conocer a Edelberto, sobre todo de haber tenido la oportunidad de aportar a la construcción del informe de desarrollo humano que él tan brillantemente dirigió durante algunos años. Edelberto no ha muerto, su legado continúa vigente en la sociedad guatemalteca y mundial.
Hasta pronto, Edelberto.
Fotografía por Vivian Guzmán Quiroa.
Mario Polanco

Graduado en la Universidad de San Carlos de Guatemala de licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, con Maestría en Seguridad y Defensa por la Universidad Mariano Galvez, actualmente director del Grupo de Apoyo Mutuo. Activista de derechos humanos, haciendo esfuerzos para que no haya más impunidad.
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