-Ernesto Guadalupe Pos Sacalxot | ENSAYO–
La apertura de varios centros comerciales en los últimos 20 años en Quetzaltenango está cambiando el rostro de «Centro Histórico» a «ciudad comercial» fracturando aspectos culturales por la influencia del sistema occidental, una de ellas sobresale, el centro comercial Utz Ulew que merece atención y reflexión porque se trata de accionistas que pertenecen a familias indígenas.
Este fenómeno representa un claro ejemplo de importación y expansión del sistema capitalista internacional hacia lugares autóctonos que antes no tenía presencia; sin embargo con estos nuevos centros comerciales surge un imaginario colectivo de supuesta oportunidad, desarrollo, fuentes de trabajo, riqueza, bienestar y civilización aunque las contradicciones estén ocultas y pocas veces se observen y se comenten. Todo esto nace a raíz de los postulados del Libre Comercio de las Américas donde se considera que el mercado es la solución de los problemas de desarrollo y el Estado un problema, postulado utilizados ideológicamente desde quienes tienen el poder como lo menciona el sacerdote jesuita Juan Hernández Pico, de ello surge la globalización como nueva forma de economía que funciona a tiempo real.
El centro comercial Utz Ulew hace uso de los principios del capitalismo: «ganar dinero en el menor tiempo posible, obtener ganancias cada vez más cuantiosas, los esfuerzos privados son mejores que lo público, la competencia y la libertad etcétera». Y aparte, sus fines se expanden en planos económicos, objetivos políticos, absorber instituciones estratégicas de los espacios gubernamentales para asegurar una dominación hegemónica; esto significa influenciar en asuntos internos del gobierno local y nacional, además de los espacios religiosos y sociales como una perfecta alianza.
Los productos comerciales serán monopolizados, eliminarán toda competencia de negocios pequeños y medianos propiedad de familias indígenas y no indígenas, porque el sistema capitalista necesita exportarse a donde sea, con quien sea, como sea, de tal manera que se lleguen a lugares nunca antes vistos en poblaciones mestizas, indígenas y pobres en general. Esto representa una hegemonía comercial entre una elite corporativa para expandir un capitalismo global, mientras la colectividad de los pueblos indígenas formarán imaginarios de querer dar saltos para alcanzar una palestra donde se gozan los millones y abrazar el capitalismo tal como han llegado a la cúspide esta familia indígena accionistas de Utz Ulew. ¿Qué representa esto para los pueblos indígenas? ¿Cada vez habrá rupturas y atentados en el tejido social indígena, en su manera de vivir histórico, su cosmogonía, filosofía? Son acontecimientos propios en las últimas décadas porque el mundo de la globalización, el capitalismo logra entrar de una manera directa y agresiva en lugares históricamente conocidos como pueblos mayas.
Principales inversionistas
La familia inversionista es de la aldea Justo Rufino Barrios del Municipio de Olintepeque Quetzaltenango[1], son la pequeña burguesía indígena del municipio, uno de los pocos que suben a la palestra multimillonaria de talla internacional. El padre de los accionistas fue don Miguel Macario, tenía como oficio la agricultura y que, según nuestro informante, las extenciones de tierra las fue adquiriendo por medio del negocio de prestamista, lo que le permitió jugosas ganancias por medio del interés que cobraba a sus clientes. Llegó a contar capital financiero suficiente para iniciar la apertura de las primeras tiendas «El Rosario» en la zona tres de la ciudad de Quetzaltenango, con el tiempo abrió nuevas bodegas que se conviertieron en surtidoras de otras tiendas dentro y fuera de la ciudad como del occidente del país hasta hacer contratos millonarios con otras corporaciones grandes. Hay voces silenciosas en el ambiente que mencionan que la familia también ha hecho inversiones multimillonarias con la bolsa de valores World Street de Nueva York, de esta manera han adquirido otros capitales, alianzas para construir el actual centro comercial Utz Ulew.
Los principales inversionistas no contaron con educación formal superior, se ocuparon a temprana edad en la agricultura, posteriormente en negocios de tiendas y abarroterías, no obstante una hija se prepara academicamente en universidades de México y otra se casó en España. Cuentan con diversas propiedades en el municipio de Olintepeque y Quetzaltenango, la hija que estudia en México cuenta con apartamento propio. No desperdician tiempo para otras actividades excepto algunas reuniones políticas y religiosas de manera indirecta, en especial cuando se trata de mejoramiento de infraestructura, carreteras que representan interés hacia sus negocios, atienden solicitudes de grupos sociales y religiosos de la aldea y municipio porque estas actividades les ayudan a posicionarse social y políticamente, uno de los hermanos dueño de otro centro comercial llamado San José es activo en la iglesia católica de la Aldea Justo Rufino Barrios ocupando un puesto clave. Es único hermano considerado de mayor sensibilidad social, cada mes destina un promedio de 150 bolsas caritativas que contiene alimentos básicos de consumo familiar que dona a familias pobres de la aldea Barrios.
Esta familia ha hecho alianzas y ha formado parentesco con otras familias indígenas burgueses de Totonicapán, Almolonga, Quetzaltenango y España, esto les ha permitido asegurar y agrandar su capital; estas relaciones de parentesco son de por vida y a partir de ellas se definen posiciones de producción y reproducción como lo menciona Claude Meillassoux, por lo tanto, en el futuro se verán escenarios de mezclas de linajes de familias «indígenas» burgueses en Guatemala.
Influencia en el plano religioso
Estas empresas hacen perfecta alianza con la religión, se necesitan mutuamente; las empresas anticipan acontecimientos y fiestas que la religión celebra según ciclo anual haciendo marketing, razón tiene Enrique Dussel al hacer mención sobre la teoría de Karls Marx al mostrar la relación que existe del mundo religioso articulado al capitalismo y económico teniendo en común el mismo mecanismo ideológico que llama fetichismo, por lo tanto, las iglesias se ven beneficiadas por la presencia, patrocinio de estas corporaciones por los acontecimientos religiosos, como las fiestas patrias, navidad, año nuevo y otras fiestas patronales. Las empresas se encargan de promover a gran escala el consumismo bajo una apariencia de fiesta espiritual, convertido en material, es decir que la celebración religiosa y los eventos espirituales se vuelven seculares, de intereses económicos, flujo de capital detrás de eventos religiosos fetichizados.
El caso de los inversionistas del centro comercial Utz Ulew hermanos de una misma familia, cuentan con otros negocios como el edificio San José, abarroterías, bodegas que arrendan a otras empresas cobrando en dólares, cuentan con flotas de trasporte y una infinidad de negocios comerciales. Para la fiesta del 1 de mayo de la Aldea Justo Rufino Barrios son los principales patrocinadores de los eventos sociales y culturales, así como las ofrendas que dan a la iglesia, se encargan de contratar los mejores grupos musicales a nivel nacional como los Hijos de la Sierra que pagan contratos en dólares patrocinado en su gran mayoría por los hermanos Macario y algunas agrupaciones de México como los Bukis, Bronco, Fujitivos, Cuerdas de la Moto.
En una de las fiestas patronales de la aldea contrataron a un grupo musical de México, pagaron más de 300 mil quetzales sin contar con el boleto de avión ni hospedaje de los músicos, por tanto la fiesta patronal es esperada por miles de personas. Patricio Guerrero a propóstico de Foucault manifiesta que el poder no solo se impone, el poder seduce a través de las fiestas, es fuerza visible e invisible que llama usurpación simbólica como proceso de robo y despojo que son producidos por otra cultura
Por el lado de las iglesias hay una tendencia a favor de la presencia de estas empresas, los dueños pagan su diezmo, ofrendas, arreglos florales, e intenciones de agradecimiento por el bienestar y los negocios. Estas empresas invierten miles de quetzales en la compra de bombas pirotécnicas, conciertos religiosos y sociales en las fiestas patronales, a pesar que son dañinas para el medio ambiente y desencadenan otros desordenes sociales como alcoholismo, drogas, prostitución y delincuencia en la juventud, las iglesias callan sobre estos daños a la ecología y a la persona humana, solo por abrazar al capitalismo, esto no se condena, tal como hace mención León XIII que nunca llegó a condenar el capitalismo como sistema: «La condición humana, que no se puede igualar en la sociedad civil lo alto con lo bajo y que, de las diferencias de talento, brota espontáneamente la diferencia de fortuna» (Juan Hernández Pico).
Centros culturales a comerciales, un atentado a la cultura
Los centros culturales de la ciudad de Quetzaltenango están siendo debilitados, cooptados y sustituidos por mega centros comerciales, aunque utilizan imágenes de la cultura maya para hacer marketing o dar una impresión de incluyentes y respetuosos hacia la cultura que resulta todo lo contrario.
La cultura y la identidad son sentimientos de pertenencia hacia un determinado grupo, son relaciones cotidianas, es una ideología y lenguaje con carga de identidad que lleva consigo lo político que construye pertenencias y prácticas de relaciones sociales; son costumbres, es arte y estética, lleva consigo formas de pensamiento e interpretaciones de su existencia impregnada históricamente a una subjetividad como el pueblo maya. No obstante, esto se fragmenta a un ritmo acelerado con la llegada de la supuesta “modernización económica” donde sólo caben criollos y ladinos en espacios geográficos propios en grandes urbes con su infraestructura propia de ciudad (Santiago Bastos y Richard Adams). Esto fragmentó la identidad, no hay una cultura completamente unica que ha perdurado para siempre, algunas culturas e identidades se trasforman más tempranas que otras. La cultura milenaria maya es una de las que ha sido golpeada fuertemente desde la llegada del colonialismo europeo, no obstante ha perdurado gran parte la esencia del mismo, sin embargo con estos cambios políticos y económicos del capitalismo la amenaza es acelerada.
Al recorrer los interiores de los centros comerciales, se observan miles de familias que visitan y gozan los lujos y extravagancia que ofrecen estos espacios por la réplica de centros comerciales de Londres, New York, Berlín y otras ciudades «modernas». Muchas familias vienen de barrios pobres de la ciudad, aldeas, cantones y caseríos de varios municipios del occidente de Guatemala y de manera directa se encadenan para consumir los productos que ofrecen covertidos en consumidores permanentes, formando patrones de vida acorde a lo que necesita el capitalismo como el consumo de comidas rápidas, el uso de ropas y calzados de marca, espacios de juegos infantiles, cines, restaurantes cuyos precios generalmente es doble o más de lo que representan fuera de esos centros comerciales, no obstante, las personas pagan.
De esta manera cada vez más se observan hombres con relojes rolex, mujeres indígenas que usan maquillaje en forma desmedida, familias que consumen por consumir. Todo esto acelera un proceso de aculturación, que corresponde a la pérdida de algunos rasgos distintos a los suyos; es claro que los patrones de vida que impone el capitalismo llegan hasta tal punto que atentan contra la cultura milenaria, contrario a lo que escribe Irma Alicia Velasquez Nimatuj al hacer referencia de Hupp que plantea que las familias k’ich’es más ricas no han podido comprar el estatus ladino y borrar su pasado indio; aunque esta obra tiene años de haberse publicado, en este nuevo milenio el escenario parece cambiar y ahora es todo el sistema capitalismo que va imponiendo un nuevo orden cultural.
Explotación Invisible desde los centros comerciales
Uno de los discursos de los dueños de las empresas es la creación de fuentes de trabajo que llegan a todos los rincones y contribuyen así al desarrollo hacia una nación, aunque no ceden capital a sus trabajadores, es una condición para la hegemonía, lo que ofrecen a sus subordinados tiene tope, no generan trabajo para los cientos de miles de desempleados, además el trabajo que ofrecen no es digno, los salarios no son altos, detrás de una presión del trabajo y al no cumplirlas, el trabajador será substituido por una lista de obreros que esperan trabajo, generalmente estas empresas son las que están en contra del aumento del salario mínimo, a pesar de que la riqueza que generan son producto del trabajo sin descanso de los obreros. Basta ver las ganancias que representa el parqueo subterráneo de Utz Ulew, la venta de los espacios por metros cuadrado de todo el edificio, las diferentes ventas que generan miles de quetzales se convierten en millones al año, por lo tanto, lo que importa son las mercancías y no las personas que producen con su trabajo.
Lo que el trabajador de esos centros comerciales no puede ver es su fuerza de trabajo, se convierte en capital para los dueños, los trabajadores creen que les hacen favor al contratarlos, por lo tanto, deben estar agradecidos, aguantar las jornadas de trabajo, horas extras, sin saber que su fuerza y producto de trabajo es lo que convierte en dinero y capital para las empresas. Sin embargo, estas corporaciones se afaman por fomentar una cultura de hombres y mujeres trabajadores de éxito, una cultura de trabajo. Exigen largas horas de labor para la empresa, supuestamente reconocen esas horas extras, lo que el trabajador no sabe es que ya cumplió su jornada de trabajo y para seguir trabajando al siguiente día necesita comer, descansar, convivir con la familia, recrearse, fortalecer su espiritu y dormir. Las horas extras que da a la empresa es su vida, porque eso significa menos interacción familiar, descansar y dormir, el trabajador necesita recuperar el desgaste físico y psicológico que le representó su jornada. La sangre que sacrificó por dar su trabajo a la empresa se convierte en pan, riqueza y dinero para el empresario y para él significa muerte en su trabajo muerte-vida. Esto equivale a la más extrema forma de explotación legal invisible del capitalismo. La esclavitud no desapareció, se reconfiguró, estas empresas derraman y chupan sangre del pobre, de ahí se explica que «para que haya ricos deben haber pobres» (Enrique Dussel). El rico adquiere dominio permanente hacia el dominado trabajador, y el consumista compra su misma sangre devorada. Esto lleva a un ciclo de civilización de trabajo en contra de los pobres, es a favor de los ricos porque crean leyes de lucro de unos pocos dejando en el futuro millones de personas sacrificadas. Es un ejemplo de personas que se convierten en sacrificios humanos de parte de un capitalismo salvaje en el nuevo milenio.
Empresas mecanismo de control, desigualdad social y económica
Uno de los discursos del capitalismo es la generación de bienestar, riqueza, calidad de vida e imaginarios de espacios de libertad en los centros comerciales; porque en su interior las personas pueden andar con la seguridad de estar fuera del peligro en manos de la delincuencia, en su interior hay suficientes personas que resguardan la seguridad física como electrónicamente de sus clientes, hay respeto y vigilancia física y electrónica porque la ciencia y la tecnología son aprovechadas para extender el dominio de una minoría sobre las mayorías, porque cualquiera puede ser monitoreado desde cualquier parte del mundo. Estos hechos se relacionan con lo que Juan Hernández Pico manifiesta «hay un grito de querer llegar como Dios, un dios a imagen y semejanza de nuestros tiranos y dictadores». Lo que no dicen es que la vigilancia no es para cuidar a los usuarios en manos de la delincuencia, sino es para que no cometan actos ilícitos ni terrorismo, un mecanismo de control social; la contradicción es que afuera del edificio abundan niños lustradores, vendedores de dulces, mujeres y adultos mendigando por la comida de diario, la delincuencia acecha en cualquier esquina y lugares, de tal manera que la alternativa imaginaria que ofrecen estos centros comerciales debe ser digna de ser expandida como alternativa de lo malo que hay afuera. Sin embargo, nunca serán capaces de eliminar estas situaciones; en otras ciudades «modernas», que llevan más décadas de apariencia en «desarrollo y civilización» no han podido desaparecer la pobreza, el hambre, la desigualdad y el descontento social por el contrario, aumentan porque unos pocos tienen extrema riqueza y una mayoría sigue en pobreza.
Además, el capitalismo dice fomentar la libertad de negocios, trabajo, bienestar, desarrollo a través del mercado, sin embargo, lejos de eso, consiste en trasformar a los otros como esclavos. El trabajo del obrero es capital para el capitalista. ¿Por qué una gran mayoría de consumidores son personas de clase media, pobres e indígenas?, porque estas personas tienen poca formación educativa formal, la ignorancia es perfecta para el capitalismo porque atan al ignorante del poco pago que reciben de su fuerza de trabajo de sus patronos o de raquíticas ganancias de pequeños negocios y servicios que realizan en sus comunidades, destinan sus ingresos para el consumo en estos lugares comerciales por lo atractivo de las vitrinas, llenas de extravagancia que las personas son fácil presa del consumismo; no obstante, las familias constantemente pasan penas por las deudas que adquirieren por el simple consumo de ofertas como teléfonos, comida rápida, ropa de marca y otros, y que no cumplen llenar necesidades vitales, aunque limitan las trascendentales como la educación y alimentación.
La ambición del capitalismo es asegurar la hegemonía económica creando espacios, centros comerciales, ciudades modelos, que hacen desaparecer los espacios tradicionales como los mercados y otros lugares de sana recreación, los espacios modelos que fomenta el capitalismo se convierten en no lugares, dando una impresión que es para todos, pero para el servicio de una elite económica, solamente unos pocos llegan a ocupar estos espacios y disfrutar la riqueza, mientras la mayoría destinado a consumir, esos centros no fueron construidos para mejorar la calidad de vida de la mayoría de la población, son ilusiones, una fantasía, una trampa perfecta, porque la política de los dominantes se determina por razones económicas, son lugares vampiros donde hacen uso de toda una maquinaria de marketing, ofertas, productos cuyo objetivo comprar, gastar sinónimo de empobrecer para la mayoría y riqueza para unos pocos.
Espectáculo en los centros comerciales
¿Cuánto vale una persona para el éxito de un mega centro comercial, en el sistema capitalista?. El sistema considera a las personas como mercancía de producción y riqueza, si una persona no produce capital su valor queda al margen. Una de las estrategias del marketing que utilizan es a través de imágenes, iconografías como instrumento de riqueza, hacen uso de imágenes de la mujer mostrando el cuerpo, entre menos ropa más oportunidad de éxito, por lo tanto, un gran valor comercial y riqueza. Las víctimas del marketing saben poco que están siendo explotadas y usadas para un sinfín de objetivos capitalistas: para someter, esclavizar y uniformar una mente domesticada de los sujetos a través de los símbolos imaginarios (Patricio Guerrero Arias). Un ejemplo de estas fotografías del centro comercial Utz Ulew es la niña sonriente blanca, hermosa y sonriente, sin embargo, en la fotografía hay una puerta que abre justamente en la parte baja de la cintura de la niña, en la parte íntima, la parte sagrada desde otras culturas. ¿Cuál es el mensaje? Una puerta que se abre justamente en la parte intima de la niña ¿significa que la sexualidad no tiene fronteras?, entrar en esa puerta es como viajar y dar una sensación de entrar a un lugar imposible en medio de las piernas de la niña, aunque para esos centros comerciales todo es posible porque hacen elevar la imaginación, fantasía o morbosidad que ofrecen a la juventud gozar inconscientemente lo imposible, al menos se goza imaginando y por eso son aceptados. Por lo tanto, la sexualidad es cuestión comercial que inicia a temprana edad, el cuerpo se vende al mejor postor. La puerta vaginal es la misma puerta comercial donde se hace dinero, la puerta del comercio es el máximo disfrute humano. La vagina y la sexualidad es cuestión de dinero que llevan a otro mundo que aparenta ser real, pero tan irrreal lo que Slavoj Zizec llama Real-imaginario. Además, relación tiene lo que Zygmunt Bauman hace mención a Siegfried Kracauer que los salones de belleza surgen en parte por las preocupaciones existenciales que recae en gran parte en la juventud, aparte que van formando una especie humana donde la ética y moral ya no tienen cabida, ya no les basta explotar a través de la fuerza laboral, largas horas de trabajo, pagos miserables, ahora utilizan la esencia del ser, la persona, la dignidad, la sangre para hacer dinero, borrando su nombre, su alma, volviéndolo más objeto.
El dogma de estas empresas
Las personas en desacuerdo y en resistencia contra esas leyes de mercado son considerados enemigos del desarrollo y de la humanidad, constantemente son criticados, se afirma ser que son obstáculos, violadores de las leyes del desarrollo, niegan los avances de occidente, por tanto recurren a un pecado mortal. Son los abolicionistas de la intervención del Estado, porque consideran que no debe interferir ante estas leyes del progreso porque siguen pregonando que cuando un rico acumula riqueza, su riqueza se desborda para el resto que espera riqueza (los pobres). Falso, la riqueza que acumulan los ricos no se desborda, lo que hacen es agrandar cada vez más y más el granero para aguardar el dinero, la caja fuerte se convierte en bodegas de dinero, edificios, rascacielos y dólares depositados en grandes bancos de Suiza, Panamá y otros lugares del paraíso fiscal.
Bibliografía
Adams, B., & Santiago, R. (1944-2000). Las relaciones étnicas en Guatemala. Guatemala: Cirma.
Bauman, Z. (2017). Vida de consumo. México: Fondo de cultura económica.
Dussel, E. (1993). Las metáforas teológicas de Marx. Navarra: Verbo Divino.
Franz, H. (s.f.). Sacrificios humanos y sociedad occidental.
Gromiko, A. (1986). La exportación de capital. México: Nuestro Tiempo.
Guerrero Arias, P. (2004). Usurpación simbólica, identidad y poder. Quito: Universidad Andina Simon Bolivar.
Hernández Pico, J. (2006). Otra historia es posible, ¿Dónde está Dios en la globalización? Guatemala: Fundación Soros y la Agencia Noruega para el Desarrollo.
Meillassoux, C. (2016). Mujeres, graneros y capitales. México: Singlo veintiuno.
Velásquez Nimatuj, I. A. (2002). La pequeña burguesía indígena comercial de Guatemala. Guatemala: Serjus, Hivos, Avancso.
Zizek, S. (2006). Arriesgar lo imposible. Madrid: Trotta.
Ernesto Guadalupe Pos Sacalxot

Licenciado en Psicología General y Msc. en Antropología Social por el Centro Universitario de Occidente de la USAC. Es fundador y director de la Asociación Escuela de la Calle, dedicada a la asistencia de niños y niñas de escasos recursos en el área de Quetzaltenango, principalmente niños trabajadores y abandonados en las calles, con el objeto de restablecer sus relaciones familiares y reincorporarlos en la sociedad con mejores oportunidades a través de la educación.
Un Commentario
Es verdad este reportaje lo dice todo, en Guatemala no hay autoridad que Vela por el bienestar de la clase trabajadora;es por eso que aqui los socialistas y comunistas le ganan la confianza a la clase trabajadora para apollorlos y convertir, al pais en un estado comunista, la culpa lo tienen estos explotadores de crear el comunismo para despues andar llorando y chingando la perdida de la libertad democratica del pais.
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