-Lorena Carrillo / DIARIO DE FRONTERA–
En México, el 2 de octubre no se olvida. Justamente ese día, cinco artistas, uno de ellos guatemalteco, se reunirán en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, para exponer parte de su obra y conversar sobre ella. La idea es ofrecer, a un público más habituado a escuchar a historiadores, antropólogos o lingüistas, la posibilidad de ver/escuchar a los artistas. Esta vez se trata de relacionar, por ejemplo, los bordados, tan íntimos y femeninos de Virginia Hernández (Puebla) sobre la experiencia autobiográfica y la memoria. Cómo hablan, desde la intimidad e introspección del acto de bordar, sobre lo que literal y metafóricamente significa coser los retazos de una vida que nunca es de una sola pieza. Como dijo alguien, la autobiografía es una imposibilidad. Así también la colcha de la fotógrafa Ángela Arziniaga. Obra -podría decirse- “orgánica”, en tanto hecha con telas, cosida con las manos, tan recónditamente ligada al cuerpo, a su abrigo y a la memoria de la propia vida. O sus fotos de la serie Imposible reconstruir la historia. Pero, ¿cuál historia? Todas las historias, las individuales y, por supuesto, las sociales; porque finalmente, ¿qué lienzo parejo y sin fisuras puede reconstruirse después de la debacle o del horror? El 2 de octubre de 1968 es el «hachazo», como diría Juan Gelman, en la historia contemporánea de México y sobre ese cayó uno más, el 26 de septiembre de 2014. Tan cerca uno del otro.

Con similar sutileza de lenguaje que los bordados de Hernández y Arziniaga, la cinta del guatemalteco Sergio Ramírez, Distancia, habla de las heridas sangrantes y de las cicatrices que quedan después. La figura amable del personaje, la suavidad de su voz e idioma, la sensación de que el tiempo transcurre a su propio ritmo, además del viaje, un motivo de búsqueda y encuentro por antonomasia, coloca a don Tomás Choc y a los espectadores de la cinta, frente a los vacíos que dejó la guerra. Y es que al final, todos los que hoy estamos, somos hijos de la guerra en Guatemala. Mas lejos, en California, en los años setenta, una mujer no morena, sino “prieta” como ella misma se nombraba, hacía de su piel, de su cuerpo, de su lengua mixturada y su sexualidad, un motivo de reflexión profunda y original. Gloria Anzaldúa es la chicana. Más frontera que la suya no puede haber. Sus dibujos de trazos gruesos son autoafirmación en la perpetua indecisión; radicalidad y fuerza en medio de la negación sistemática. Mujer, lesbiana y chicana, es un concentrado denso violencias y discriminaciones. Sus dibujos, profundamente autobiográficos son un archivo memorial de la condición subalterna, de la fragmentación y de la agencia. Un poderoso y altisonante llamado a la posibilidad de, como dijo Cornejo Polar, «la totalidad contradictoria».

Con ganas de enseñar de otras maneras, Coco Gutiérrez Magallanes, colega, chicana ella misma, y yo, otra mujer de frontera, queremos proponer un extraño vínculo (extraño solo a primera vista) entre lo que “no se olvida” el 2 de octubre en México y el archivo de todos los relatos detrás de la memoria; la autobiográfica y la histórica; la personal y la social, de los cuales se expone una muestra. Así, las grietas suturadas de Carolina Simón (Argentina), que abordan, con la imagen imposible de una piedra rota cosida con hilo, el deseo o la ansiedad que quiere reparar lo irreparable o pegar lo definitivamente quebrado. Así también, la silueta humana en el piso, de Julio Broca. Una técnica forense cada vez más familiar, reconvertida en un hombre-archivo, que en su singularidad concentra miles de historias, vertidas todas ellas en la nota roja nuestra de cada día.
Fotografía: Bordados de Virginia Hernández
Lorena Carrillo

Doctora en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesora-investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Docente en los posgrados de Historia y Ciencias del Lenguaje del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP. Una de sus últimas publicaciones es Motines y rebeliones indígenas en Guatemala. Perspectivas historiográficas, como coordinadora.
Un Commentario
Muy buen texto que articula memoria historica y arte.
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