Ideologías políticas en año electoral

Bobby Recinos-Abularach | Política y sociedad / NATURALEZA POLÍTICA

¿Qué significa ser de derechas? ¿Importan aún las ideologías? ¿Cuál es la relación objetiva entre lo que creemos y las instituciones que promovemos? ¿Cómo podemos interpretar la lucha contra la corrupción en ese contexto? ¿Es la desigualdad un problema inventado por la izquierda? ¿Existe el sesgo ideológico?

Estas y muchas otras cuestiones relativas al mundo de las ideas políticas serán debatidas por destacados pensadores de todas las corrientes filosóficas el próximo 28 de febrero en Sophos, a las seis de la tarde, en un ambiente de respeto y honestidad intelectual. Un amigo me decía hace unos días que, dados los revoltijos de la coyuntura, veía difícil que nos sentásemos un grupo de colegas a desmenuzar nuestro pensamiento político. Pienso distinto. Creo que es en momentos como estos cuando más debemos cuestionar las nociones que sustentan nuestras posturas y cuando más obligados estamos a dudar de nuestras presunciones. Al fin y al cabo, la grave situación nacional es consecuencia de circunstancias, motivaciones y acciones configuradas a partir de ciertas ideas, consciente o inconscientemente.

Por eso, someterlas a revisión nos servirá para mucho.

Por un lado, sirve para razonar e interpretar. Esto es, desentrañar el significado de la realidad circundante con criterios lógicos, intentando desprendernos de ese sentido mítico que solemos interiorizar cuando nos acomodamos en nuestros credos. La clave es mantener los pies en lo concreto y lo actual, en eso que podemos comprobar.

También para recuperar nuestra memoria y discernir con aceptable precisión los motivos por los que nos metimos en este lío. Si logramos identificar los errores que hemos cometido y entendemos sus causas, será menos tortuoso cuestionar nuestras convicciones y métodos hasta ahora intocables.

En tercer lugar, si perseveramos en la duda y nos comprometemos con el debate, quizá nos sirva incluso para imaginar: plantear posibles soluciones a nuestras múltiples crisis con originalidad, haciendo nuevas preguntas sobre viejos problemas y creando activamente rutas alternativas de escape que nos resulten más o menos verosímiles.

No menos importante, por último, se ha visto que filosofar y polemizar en bona fide puede servir de génesis hacia proyectos cívicos estimulantes que nos ofrezcan algún propósito colectivo y un medio para llevarlo a cabo. Nada despreciable.

Ciertamente, determinar con exactitud matemática qué hemos hecho mal parece improbable (y que nos pongamos de acuerdo, más aún). También es verdad que esbozar planes de revolución —o al menos de cambio— sin caer en el utopismo más ingenuo es difícil. Pero permitámonos utilizar las armas de la filosofía y la teoría crítica como justo prólogo a un mundo que podría llegar a ser. No debemos permitir que la ausencia de certezas científicas sabotee nuestra capacidad de visualizar lo deseable y lo posible, aunque incierto. A partir de ahí, en una sucesión de esfuerzos in crescendo, todo puede pasar.

Creo que vale la pena intentarlo.

De esa cuenta, parece útil que nos reunamos a reivindicar la importancia de las ideas bien fundamentadas como sostén de la acción política, sin importar su procedencia doctrinaria. Algunos dicen que las ideologías son irrelevantes, que son cosa del pasado. Otros aseguran no ser ni de derecha ni de izquierda. Pero, ¿no es la renuncia a la ideología en sí misma una ideología? Está por verse. Cuatro panelistas provenientes de todos los idearios políticos se verán cara a cara en el escenario principal de Sophos para interpelarnos, descuartizar las diversas narrativas contemporáneas y disputar su validez.

Estamos a nada de que se abra el teatro de las campañas electorales y no deberíamos contentarnos con apoyar candidatos, oponeros a ellos —menos aún irles a votar— si no contamos con ideas propias, a las cuales podemos acudir para razonar nuestro sufragio. Y es que, verán, el elector felizmente desinformado y guiado por sus pasiones transeúntes, es tierra fértil idónea para la proliferación del politiquero universal y sus malas artes: improvisación, fanatismo, calumnia, demagogia, autorrepresentación, bochornosa grandilocuencia, en fin… todas esas cosas de las que estamos cansados.

Buscamos, entonces, con este foro-debate poder escapar un rato de la coyuntura para oxigenar nuestras ideas y volver a ella hechos ciudadanos y ciudadanas más conscientes y responsables.

Que así sea.

***

El evento se llamará En defensa de las ideologías políticas en año electoral. Invita la escuela cívica que coordino, Naturaleza Política, en asociación con varias organizaciones amigas con alcance regional. Estén pendientes a las convocatorias oficiales en las páginas de Sophos. Después de eso (a partir del 9 de marzo, también en Sophos), iniciamos el curso de introducción a la política, el cual cuenta con 16 cupos y que detallaré en mi próxima columna.

Bobby Recinos-Abularach

Abogado por «default» (UFM). Politólogo por elección (Kyushu, Japón). Intento vivir con honestidad, respeto y sentido de propósito. Si no, es mejor callar. Con dos pulmones felices y una mente libre escribo para devolver lo que tengo sin merecerlo.

Naturaleza política

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