Huyendo de la pobreza

Mario Polanco | Política y sociedad / NO MÁS IMPUNIDAD

Durante décadas, millones de hondureños, salvadoreños y guatemaltecos han migrado a Estados Unidos. Al momento de su llegada buscan trabajo, la mayoría del tiempo como consecuencia de su falta de documentos de identificación son maltratados, les pagan menos de lo que cualquier ciudadano de ese país podría devengar haciendo el mismo trabajo, la mayoría de las veces en mejores condiciones.

Tienen que enfrentar largas y agotadoras jornadas, para luego ir a descansar en pequeños espacios por los que pagan altas cantidades de dinero, debido a que el propietario del bien inmueble les renta con sobreprecio, argumentando el peligro legal que correría en caso sea descubierto por las autoridades, por ello los espacios son rentados colectivamente, donde muchas personas se turnan la cama, la cocina y algún espacio de descanso, si es que lo tienen.

El dinero que reciben por sus actividades laborales es empleado para sobrevivir en condiciones complicadas, todo excedente que ahorran es enviado a sus familias que en los países de origen esperan con ansia. En los primeros meses o años después de su partida, este dinero es utilizado para pagar préstamos con intereses leoninos que han sido adquiridos para poder viajar a ese país del norte americano.

Pagada la deuda, el dinero de esas remesas servirá para la sobrevivencia, posteriormente para adquirir algún terreno y construir una vivienda, soñando con algún día regresar a vivir ahí. La sumatoria de esas remesas alcanza miles de millones de dólares por año, que contribuyen a la economía de cada uno de los países, sin las cuales el PIB caería y provocaría una crisis económica.

Ahora que miles marchan abierta y públicamente hacia Estados Unidos, no falta quien construya fantasiosas conspiraciones acerca de si una debilitada izquierda está detrás de esa movilización o si se trata de desestabilizadores que pretenden afectar a esa potencia del norte. La realidad es que los migrantes están huyendo de la falta de oportunidades que enfrentan diariamente en sus respectivos países.

Esa migración no es nueva, ha ocurrido durante al menos cien años, lo que ahora hace la diferencia es que los migrantes ya no viajan en la clandestinidad, lo hacen a plena luz del día, desafiando a gobiernos como el guatemalteco y el mexicano, que están siendo presionados por el gobierno de Trump, para que sean estos los que asuman el costo de impedir la libertad de locomoción, de esa forma Estados Unidos se mantendrá como un gobierno que respeta a las personas.

Los centroamericanos no abandonan con gusto sus tierras y viviendas o a sus familiares y amigos, migran arriesgando sus propias vidas porque están buscando mejores oportunidades, se alejan del peligro que representa la violencia que alcanza cerca de 18 mil muertes violentas anualmente en los tres países del Triángulo Norte y donde las autoridades se preocupan de satisfacer sus intereses pero no de solucionar los problemas de los más necesitados.


Mario Polanco

Graduado en la Universidad de San Carlos de Guatemala de licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, con Maestría en Seguridad y Defensa por la Universidad Mariano Galvez, actualmente director del Grupo de Apoyo Mutuo. Activista de derechos humanos, haciendo esfuerzos para que no haya más impunidad.

No más impunidad

Un Commentario

Baltasar 19/11/2018

Muy cierto lo que dices Mario con el agravante de que ahora los poderosos del mundo ( el capitalismo ) están agudizando la exploración de todos los pueblos del planeta a niveles de la época medieval,mal nos va a ir si no conseguimos frenarlos

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