Consuelo Carrillo | Política y sociedad / ESPIGAS
Hugo nació en la ciudad de Cobán pero creció en la capital de Guatemala. Al trasladarse la familia a Quetzaltenango, terminó sus estudios secundarios graduándose en el Instituto Nacional de Varones (INVO) de perito contador, profesión que nunca ejerció. Luego se movió la familia a la capital. Todos mis hermanos nacieron en lugares diferentes de la República, ya que mi padre, José Domingo Carrillo, era nombrado médico militar para «alejarlo de la política y de la capital». Así fue desde los gobiernos de Orellana y sobre todo con la dictadura del general Jorge Ubico Castañeda.
En un encuentro con el dramaturgo y maestro Manuel Galich, ya durante la presidencia de Juan José Arévalo, se inició el desarrollo de su verdadera vocación: el teatro. Desde niño, en la casa nuestra, había montado pequeños escenarios con cajas de cartón y títeres, jugaba con ellos guiado por el deseo de hacer reír a su pequeño público que empezaba por sus hermanos y el servicio doméstico, y este deseo permaneció latente en él a lo largo de su vida y de su obra literaria.
Le fue posible hacer un aporte al mundo, intentando liberar a la gente de la angustia, del sufrimiento y el miedo, porque Hugo era poseedor de la clave, desde que despertaba, de hacer de ese momento el primero de su vida y lo empezaba silbando o cantando. Sabía y podía hacer teatro de todo lo prosaico.
En cuanto a su obra literaria, en sus numerosos abordajes y creación teatral, nunca se encerró en un solo personaje o situación específica, haciendo transitar al público por diferentes personalidades con el fin de ejemplificar la gracia e ingenuidad de lo simple, que es la otra cara de la ignorancia prototípica del subdesarrollo, como en La herencia de la Tula, por ejemplo, en contraste con otras facetas de opresión y sufrimiento bajo dictaduras militaristas con matiz inquisitorial, como lo presenta en El corazón del Espantapájaros.
Cuando volvió de su estancia en Europa, sobre todo en París, traía una obra bajo el brazo: La calle del sexo verde, que al escenificarse a principios de los sesentas en la Guatemala provinciana y conservadora, más bien mojigata, produjo un impacto nunca antes logrado por un dramaturgo nacional. Hugo tocaba con profundidad los temas de las relaciones sociales, los desvaríos sicológicos de un adolescente, la vida del barrio y, en el centro, la homosexualidad. La primera obra nacional que trataba este tema de una forma profunda, seria y humana.
Hugo era políglota, dominaba muy bien el francés y el inglés, pudiendo dar conferencias en estas dos lenguas. Entendía y hablaba bastante bien el italiano y el portugués. Tradujo una buena cantidad de obras del inglés, ante todo de teatro norteamericano de entreguerras.
De Europa trajo también enormes conocimientos sobre teatro, dirección escénica y técnicas teatrales. Realizó puestas en escena de autores universales y clásicos. Hugo era una biblioteca rodante, un maestro indiscutibles de la dramaturgia, la cual compartió siempre con generosidad y visión. Por ejemplo, sus trabajos pioneros en el teatro para alumnos de secundaria. Un pedagogo y motivador nato, educó y guió a tres generaciones de actores y directores. Con mucha justicia el teatro de cámara del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias lleva su nombre.
Su versión de El señor presidente fue un hito en la historia del teatro en Guatemala, por la gran calidad de las escenas y del escenario, por la cantidad de actores. Fue puesta en escena en el teatro de la Universidad Popular y tuvo cerca de 300 representaciones, algo completamente inédito en Guatemala y que aún hoy sigue teniendo el récord.
En general, el teatro de Hugo va dirigido a escenificar el drama de los países marginados, empobrecidos y explotados, presentando situaciones y personajes arquetípicos de los pueblos latinoamericanos. La obra de Hugo se desliza entre el drama y la comedia, desarrollando los temas en incidentes y cosas que le suelen ocurrir a la gente del pueblo, de la calle, del mercado y de los salones, con lo cual logra provocar lágrimas y risas en las que el público siempre reconoce un murmullo subterráneo que trasciende confesionarios, cálices y hostias.
Por otra parte, el pensamiento de Hugo toca con frecuencia el tema de la muerte y el descubrimiento de la alegría de vivir íntimamente interconectados. Esta fue una constante a lo largo de todo su quehacer literario, en su forma de vivir, en su relación con el mundo y los demás, buscándose a sí mismo encontró el sentido de su vida en el servicio, la solidaridad y ante todo el valor de la fraternidad y la amistad.
Hugo poseía un sentido del humor extraordinario y muy fino. Era capaz de hacer reír a un poste. Tenía siempre ocurrencias simpáticas y aleccionadoras. Sabía también reírse de sí mismo, en una entrevista dijo alguna vez: «Soy aquí el único dramaturgo serio y yo me tomo en broma». El día de su sepelio fue una multitud a despedirlo. Y nos hizo su última broma: cuando bajaban el féretro un sobrino leyó en voz alta un poema emblemático del bardo salvadoreño Alberto Masferrer, Hugo lo había pedido y querido así, una especie de deseo testamentario:
Hazme suave el instante: porque una vez yo muera; una vez la primera palada de tierra caiga sobre mi féretro, ya nada servirá que me llores y que te lamentes de no haberme endulzado el amargo vivir.
Después de la lectura y cuando el ataúd yacía en la fosa, alguien pidió un último aplauso para el maestro y aquella multitud aplaudió durante incontables minutos a mi hermano, Hugo Carrillo. Se fue pero nos dejó su teatro.
Fotografía tomada de Cuarta Pared, editada por Susana Alvarez Piloña.
Consuelo Carrillo

Trabajadora social y escritora. Feminista preocupada de las dimensiones espirituales de la existencia al mismo tiempo que suscribe su apoyo a la justicia social y la democracia.
6 Commentarios
Inolvidable mi querido tío. Gracias por traerlo de nuevo a la memoria. Excelente síntesis de sus rasgos esenciales. Siempre en mis pensamientos.
Excelente como todo lo que escribes.mi muy querida Conny
Tuve la dicha de ser amiga de Hugo y reconozco mucho su obra y dedicación. Un abrazo para ti hasta Suecia
Un articulo que me emocionó mucho.
Un placer conocer un poco mas sobre mi tio abuelo que no tuve la suerte de conocer.
Gracias abuelita por este articulo !
Desde Francia,
Alice
Excelente articulo, sobre el gran dramaturgo Hugo Carrilo, amigo de mi madre. Saludos, querida Conny.
Gracias por recordarme al gran dramaturgo y célebre escritor. Un cordial saludo desde Madrid.
Bellos recuerdos del gran Hugo Carrillo.
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