-Vinicio Barrientos Carles / PARADOXA–
Este jueves 8 de marzo estamos celebrando, una vez más y en distintos lugares del mundo, el Día Internacional de la Mujer, durante el cual conmemoramos la ardua lucha por la participación femenina en la sociedad, en justa igualdad y bajo las mismas condiciones que tiene el hombre.
Este día a su vez representará para los guatemaltecos un momento de especial reflexión, erigido en la memoria de la trágica pérdida de la vida de 41 adolescentes, de entre 13 y 17 años de edad, a raíz del lamentable y condenable incendio del Hogar Seguro. De ahora en adelante, muchos alzaremos nuestra voz en defensa de los derechos inalienables que tienen las jóvenes y las niñas de nuestro país, quienes han sufrido sistemáticamente deplorables condiciones de marginación y pobreza.
Cabalmente entre las 8:45 y las 9:10 horas de la mañana del miércoles 8 de marzo de 2017, se produce un incendio en el salón ubicado en el área de pedagogía del Hogar Seguro Virgen de la Asunción, ubicado en el municipio de San José Pinula. Allí habían sido recluidas las adolescentes, en represión por un connato de fuga del día anterior, y para aplacar la protesta que las jóvenes realizaban, en vista de una serie de abusos que en esta institución se cometían en su contra, se les encerró con candado.
Paradójicamente, estas jóvenes entregaron su vida enclaustradas, protestando, exigiendo justicia, de la misma manera como lo hicieron las 146 mujeres inmigrantes que perdieron la vida en el incendio de la fábrica de camisas Triangle, el 25 de marzo de 1911 en Nueva York. El común denominador: la coacción y la prepotencia de los agentes del poder, persiguiendo silenciar las voces femeninas en demanda de sus innegables derechos. La gravedad del desastre de 1911 provocó tal impacto en los EUA, que impulsó la modificación de la legislación laboral en ese país, lo cual debe movernos al cuestionamiento crítico sobre los trasfondos de la tragedia acaecida en nuestro país, pero ante todo, al respecto de las acciones que ahora, en su memoria, nos corresponde procurar.
Al margen de la diversidad de causales y agravantes que analistas han argumentado, desde distintos ángulos y diferentes perspectivas, me parece importante resaltar que la ciudadanía manifestó un generalizado y explícito descontento hacia el accionar de las autoridades del Gobierno, y de las políticas de Estado asociadas. Hoy estamos claros que existían señalamientos y recomendaciones específicas de la Unicef, las cuales fueron obviadas.
Aunado a esto, las reacciones irresponsables y evasivas de todas las partes encargadas de velar por la seguridad y el bienestar de las jóvenes implicadas en la tragedia provocaron mayores molestias. En esta cadena de responsabilidades, el primer mandatario del Ejecutivo no se encuentra exento. Todo lo contrario, está directamente vinculado con la emergencia a raíz de una llamada telefónica que solicitaba su apoyo, en advertencia explícita de que la situación en la institución se estaba saliendo de control, justo la noche anterior al incidente.
No dejaremos esta situación en el olvido, y demore lo que demore, las responsabilidades de este lamentable suceso no quedarán impunes. No podremos olvidar que este trágico evento no fuera mencionado en el informe oficial de labores del Gobierno, correspondiente al año 2017, mientras la población «… inició concentraciones en la Plaza de la Constitución para manifestar su repudio a lo que consideraban negligencia, corrupción e ineptitud de parte de las autoridades del Gobierno guatemalteco… (gritando la consigna) “el único accidente es este Presidente”» [ Hogar Seguro ]
Caben algunas reflexiones. Por un lado, el sistemático olvido que en el mediano plazo mostramos como colectividad. Por otro, una visión errónea en torno a una cultura del castigo, por medio de la cual se asumen paliativos de conciencia que inculpan a alguien implicado, olvidando ciertos procesos generadores radicados en una democracia incipiente, y en cierta medida, irresponsable.
Es comprensible que una sociedad que no ha gozado de los espacios para el pertinente ejercicio ciudadano se encuentre desorientada sobre sus responsabilidades ante los funcionarios públicos. Pero la comprensión de estas dolencias no excusa nuestra inamovilidad. Necesitamos aprender que toda libertad y toda autoridad conllevan, de forma inseparable, responsabilidad, y más aún cuando atañe a responsabilidades ante el Estado, es decir, ante todo el pueblo.
Cuando y solo cuando iniciemos el cuestionamiento crítico de nuestras funciones ciudadanas, y asumamos las responsabilidades que estas conllevan, estaremos percatándonos que mucho de lo que acontece no cambiará hasta que como pueblo realicemos la auditoría social que nos compete, superando el círculo vicioso de corruptos y corruptores, en la plena conciencia que de no estar vigilantes, perpetuaremos a los funcionarios irresponsables y la impunidad ante las trágicas consecuencias de sus nefastas decisiones.
Finalmente, superando las reacciones primarias, y asumiendo el Principio de realidad debemos aceptar que el presidente NO ES un accidente, sino la perfecta consecuencia del mal ejercicio de nuestra libertad y nuestra indefectible autoridad, y que en todo de lo que acá se derive seremos igualmente corresponsables. Hoy debemos ver hacia adelante, sin repetir los errores que ya hemos cometido, y en memoria de las vidas perdidas de estas jóvenes que hoy recordamos, velar incansablemente porque una tragedia así no vuelva a suceder.
Imagen principal tomada de Nuestra memoria.
Vinicio Barrientos Carles

Guatemalteco de corazón, científico de profesión, humanista de vocación, navegante multi-rumbos… viajero del espacio interior. Apasionado por los problemas de la educación y los retos que la juventud del siglo XXI deberá confrontar. Defensor inalienable de la paz y del desarrollo de los Pueblos. Amante de la Matemática.
2 Commentarios
Felicitaciones al Lic. Vinicio Barrientos Carles por excelente artículo.
Muy amable Dr. Amado, aprecio grandemente la lectura y la valoración que tienen tus palabras.
Ojalá podamos ser puente generacional para los más jóvenes, y aportemos nuestro grano de arena en la construcción de un nuevo inconsciente colectivo en el cual la Justicia, el Desarrollo y la Paz sean motores primordiales para el futuro de Guatemala. ¡Saludos!
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