Enrique Castellanos | Política y sociedad / ENTRE LETRAS
Elementos de fondo y simbólicos de una coyuntura delicada.
El fenómeno político-social que nos atrapa hoy, es el resultado de elementos coyunturales y estructurales. La coyuntura actual presenta elementos dinámicos propios del presente y otros de carácter histórico. Como todas las coyunturas, en un determinado período confluyen elementos que resaltan de los anteriores, se expresan, la contradicción principal y contradicciones secundarias, surgen nuevos actores y se da paso a escenarios nuevos de correlación de fuerzas. El presidente Morales y la salida de Iván Velásquez, son solo dos piezas en el tablero.
La actual coyuntura a donde entramos desde hace un año, presenta contradicciones al seno de los bloques de poder (tradicional/emergente), ambos pertenecientes a la ideología que ha gobernado el país desde 1954 hasta ahora. O sea, solo hemos tenido gobiernos de derecha (como ellos mismos se definen).
En agosto y septiembre se produjeron nuevos elementos que, entre otros, generan un escenario de guerra psicológica. El elemento simbólico preponderante es el aspecto militar que comienza cuando el presidente se pone el uniforme militar (30 de junio) y continúa apareciendo desde ahí. Este elemento del militarismo tiene a la vez componentes explícitos e implícitos. Lo explícito se ve en las calles, en las conferencias de prensa, en los colores, los gestos, etcétera. Lo más delicado no se ve, pero se siente. El miedo, el recuerdo, la ausencia, la angustia, que fueron materializados como políticas de guerra a través de la estrategia de guerra contrainsurgente que bien se recuerda en la memoria histórica del dolor guatemalteco.
Los elementos simbólicos de demostración de fuerza producen ese detonante en la memoria: la vuelta al pasado. Por lo tanto, al miedo. Quienes escribieron el libreto lo saben bien y por eso lo utilizan, sabiendo además que tienen dos variables: a) lo utilizan para desgastar, ablandar, dividir y controlar. Ganando correlación de fuerza a su favor. Y b) meter miedo. Ya lo hicieron antes, pueden hacerlo de nuevo. De la guerra psicológica pueden pasar a la represión directa (siguen ganando correlación de fuerzas).
En la actual coyuntura, el elemento demostración de fuerza corresponde a retomar el balance de correlación de fuerzas a favor del Gobierno y los grupos de poder del bloque de apoyo.
Contradicción principal. Pertinente es recordar que el ultraconservadurismo de estos grupos, les nubla la vista, al grado que no pueden ver más allá de un milímetro de sus intereses. Si no está en el campo de sus intereses no vale. Todo lo que del otro lado venga es objeto y sujeto de sospechas, porque puede estar vinculado a planes e intentos de conspiración nacional y global en su contra. Obvio que no quieren que nada les perturbe el lucro en los negocios del Estado (interno) y el destino de los recursos del Plan para la Prosperidad (externo y de interés de Estados Unidos).
En defensa del sistema, al final los bloques de poder ajustarán sus fuerzas, intereses y punto. Saldrán los acuerdos. Prevalecerá su visión de país, de hacer negocios con ventaja (corrupción), de hacer política, etcétera (se reparten el pastel). Las farmacéuticas, las mineras, los ingenios, los bancos, los transportistas, las compañías de teléfonos, las palmicultoras, las embotelladoras, el cemento, todos en acuerdo quieren seguir teniendo el control. El problema es para el pueblo pueblo y de clase media para abajo (con entradas de menos de ocho mil quetzales).
A nivel social, la contradicción principal se expresa en lo político: para lograr el control económico es necesario el control del aparato del Estado llamado Gobierno. Contradicciones secundarias van y vienen. En los bloques de poder significan acomodos, proyecciones y apoyo a sus posibles candidatos a jugar en el tablero de elecciones (no se ponen de acuerdo, después de lo que pasó con Morales).
Algo les dice a los bloques de poder que hay un escenario político en ciernes donde otras fuerzas políticas pudieran tomar el control del Gobierno por la vía del voto (aún con media reforma electoral y de partidos políticos). Eso es tan grave para ellos.
En el sector dominado, esta coyuntura sacará a flote el cúmulo de contradicciones devenidas desde las últimas décadas (existencia de varios proyectos aún con los mismos objetivos o, complementarios. Sectarismos, protagonismos y hegemonismos). Solo el grado de conciencia, organización, capacidad de propuesta, articulación y acción puede llevar adelante a un bloque organizado a disputar verdaderamente a los bloques dominantes, (ahora) la conducción del Estado.
Unas preguntas necesarias: ¿cuál es el grado de conciencia política que hemos acumulado las varias generaciones que nos vemos envueltos en esta coyuntura? ¿Cuál el grado de organización alcanzado? ¿Cuál nuestra capacidad para plantear alianzas y articulaciones de acción política?…
Fotografía tomada de Festival de Fotografía Internacional en León.
Enrique Castellanos

Estudios de Historia, educador popular, promotor del desarrollo. Voluntario de cambios estructurales y utopías.
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