Guatemala: el Estado Frankenstein no da para más

Manuel R. Villacorta O. | Política y sociedad / NUESTRA TIERRA

El modelo económico, político y social de Guatemala es inviable. Al menos para la mayoría de la población. Este modelo tenía que llegar a un punto –en el que ya estamos– en el cual se exacerbasen sus propias contradicciones y, con estas, se evidenciara una crisis sistémica sin precedentes. En lo social, Guatemala presenta prácticamente los peores indicadores en América Latina y en todos los ámbitos. El 70 % de la población vive en pobreza o en pobreza extrema. Uno de cada dos niños padece desnutrición. La baja escolaridad y la limitada tecnificación laboral se tornan como las principales limitaciones para mejorar la competitividad y favorecer inversiones y el crecimiento económico. Y en ese contexto –el económico–, analicemos brevemente la situación. Seguimos basados en un modelo económico primario, dual, inestable y dependiente, como lo expresara Raymond Barré. Los precios internacionales de los productos agropecuarios que exportamos han caído o, en el mejor de los casos, no muestran incremento. Importamos casi el doble, en volumen financiero, en relación a lo que exportamos. De no ser por esos 9 mil millones de dólares que envían los migrantes por concepto de remesas familiares, lo que permite una balanza comercial equilibrada, hace mucho que nuestra economía hubiese llegado a un colapso definitivo. La recaudación fiscal este año se proyecta menor a la del 2018. Al alarmante nivel de desempleo se suma una virtual inexistencia de oferta de trabajo. Más del 70 % de las personas que trabajan lo hacen en el mercado informal. En síntesis, el modelo socioeconómico de Guatemala es aberrante, inhumano y sin perspectivas de modificarse debido a sus propias raíces, a su defecto congénito: no se construyó para generar beneficios sociales, se constituyó en un contexto de imposiciones y prebendas para una élite incapaz de interpretar holísticamente, lo que significa el desarrollo económico y social integral. Y sobre todo, humano y justo.

En su estructura jurídico–política, el Estado de Guatemala anuncia una infección estructural de la cual ya no se salva. Las instituciones son infuncionales. La corrupción es su principal carburante. Terminó siendo un maloliente botín político, sometido a una descarada cooptación. Las mafias, similares a la hienas que se disputan los despojos, compiten sin escrúpulo alguno por los restos del aparato público. El presupuesto del Estado y el listado geográfico de la obra pública son la sangre dulce para una diversidad de parásitos especializados en el saqueo y la corrupción. Es un Estado fallido, porque un país en donde el 96 % de los delitos –desde el hurto hasta el asesinato calificado– quedan en la impunidad, es irreversiblemente un Estado fallido. En una rara simbiosis que ya se anuncia: Estado fallido/narco Estado con prospectiva de convertirse en un Estado bárbaro, sin autoridades y sin ley, plagado de conflictividad.

Transformar ese Estado Frankenstein no es viable ya. Del mismo solo puede esperarse su inminente colapso, su autodestrucción. No tengo duda alguna respecto a que las elecciones de este año eran la última y quizá la más remota posibilidad para intentar la regeneración del mismo, pero terminaron siendo un aberrante fracaso. Elecciones que fueron la consumación de un fraude sistémico, gradual y estructural. Pero, ¿quiénes son los responsables, los obscuros arquitectos de este Estado Frankenstein que desde 1524 –independientemente de su accidentada metamorfosis– ha condenado a millones de millones de guatemaltecos a la pobreza y al sufrimiento? Las élites hegemónicas: los grandes empresarios, los altos mandos militares, la partidocracia corrupta, las jerarquías judiciales y, ahora, los grandes medios corporativos de comunicación. Todos en alianza, alrededor de ese lúgubre quirófano, cuyo producto fue esta fantasmagórica estructura jurídico–política–económica.

Guatemala no es un país normal. Es una estructura rara, en donde conviven millones de guatemaltecos condenados a la sobrevivencia, mientras otros buscan afanosamente emigrar, con recursos naturales degradados y un Estado monstruo que no puede ya ser analizado desde la perspectiva sociológica tradicional. Es un Estado en donde todo intento por entenderlo y conocerlo, hace necesario insertarse en los conceptos y las categorías de la sociología criminal. Y es en ese escenario, nos agrade o no, en donde quienes luchamos por un país mejor, tenemos que dar la batalla. El objetivo es acelerar la desaparición de ese Estado Frankenstein, pretendiendo, simultáneamente, el menor costo social posible. Tomar el quirófano es sin duda alguna y a partir de ahora, nuestra tarea principal. Ya no tenemos opción.


Manuel R. Villacorta O.

Licenciado en Ciencia Política, egresado de la Universidad de San Carlos de Guatemala, doctor en Sociología Política, egresado de la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Consultor, investigador y profesor universitario.

Nuestra tierra

Correo: manuelvillacorta@yahoo.com

12 Commentarios

Vinicio 21/08/2019

Comprometido y listo

Jaqueline Arango 20/08/2019

Excelente y atinado análisis Doctor. Es evidente la falta de interés hacia el estudio de estos flagelos sociales, confirmando que los mismos siempre seran conveniencia de esa élite destructiva que se mantiene incrustada en nuestro País, la participación ciudadana en estas elecciones fue notaria pero nos mantendremos así porque ningún candidato dio la talla para seguir confiando excepto usted, confío que usted tiene esas bases sólidas aue el País necesita para tranformar ese desarrollo que se espera, pero lamentablemente pienso que 4 años son insuficientes para poder concretarlo y que alguien más continúe lo que usted realizara en los próximos 4 años tendriamos que modificar nuestra constitución para darle continuidad a usted para que pueda hacerlo. Un abrazo a tan intelectual ciudadano Guatemalteco saludos desde xela mi aprecido Doctor.

    Manuel Villacorta 20/08/2019

    Querida Jaqueline, la tarea que tenemos es compleja y hasta epica. Pero la haremos. Hay mucha consciencia ya. El desafio es unirnos, organizarnos, formarnos y participar. Yo no tengo duda en que triunfaremos.

Lubin Sandoval 19/08/2019

Me parece un excelente análisis, tendra Guatemala oportunidad de salir de este letargo, saludos

    Manuel Villacorta 19/08/2019

    Gracias Lubin. Así será-

    Manuel Villacorta 20/08/2019

    Si Lubin saldremos de este tunel. No lo dudo. Unidos y comprometidos. No claudicar.

Jacobo Vargas-Foronda 19/08/2019

Estimado Manuel R. Villacorta O., al quedar demostrado que “transformar el Estado Frankenstein no es viable ya” cuando ya no puede dudarse que la corruptela, impunidad, la escoria y el estiércol están ganando la batalla en Guatemala. El retorno de lo más asqueroso se va dando, incluso, en esos famosos círculos de “letrados”, “estudiados”, “jurisconsultos universitarios”. La corrupción y la impunidad desde las alturas académicas e intelectos de la jurisprudencia y la “justicia”. ¿Guatemala, aún tienen capacidad de despertar y sacudirte de tanta podredumbre?

Sin duda, Guatemala la bacinica del imperio ahora es “un tercer país seguro” para la delincuencia nacional e internacional de cuello blanco. Si existen los famosos paraísos fiscales, porque no podría haber paraísos penales para burlarse y evadir descaradamente las leyes de esos “estados de derecho” y realizar los procesos fraudulentos más cínicos y descarados, ¿Cuál podría ser el camino, la ruta, el medio, la forma para “tomar el quirófano (que) es sin dudad alguna y a partir de ahora, nuestra tarea principal, ya que no tenemos (otra) opción?

¿Vamos a tan siquiera poder suponer que ese Frankenstein, las mancuernas de Vampiros y las apocalípticas clicas van a permitir organizar un próximo proceso electoral limpio, transparente, confiable? Esa falacia no la veo por ninguna parte, en estos momentos.

    Manuel Villacorta 19/08/2019

    Estimado Jacobo el desmontaje de ese Estado Frankenstein será una batalla épica. Pero no tenemos alternativa, tenemos que intentarlo por todos los medios. No podemos renunciar a la sobrevivencia y claudicar. No será fácil, muchos exigen acciones y no se involucran, cuando hagamos consciencia de ello, considerando que luchar por un mejor país es tarea de todos, lograremos los cambios. Gracias por su puntual comentario.

Ervin Salvador López Aguilar 19/08/2019

Dr. Villacorta

Le saludo desde Petén, soy docente de la Universidad de San Carlos y creo que aún tenemos una salida para rescatar este Narco-estado. Pero hay que iniciar un proyecto político comun desde la base para la refundación del Estado Guatemalteco. Pero las fuerzas progresistas que plantean un cambio desde lo estructural debemos unirnos y construirlo con todos los grupos organizados que deseen unirse a este cambio.
La degradación ambiental, la pobreza, las grandes desigualdades, discriminación en todas sus fases, esta creando conciencia en la mayoría de la población que reclama ser atendidas de urgencia.

Es tiempo de hablar y actuar para artifices de un verdadero cambio en Guatemala.

Saludos

Salvador López

    Manuel Villacorta 19/08/2019

    Así es apreciado Ervin. Durante la campaña visitamos muchos sitios en Petén y es alarmante como poco a poco se diluye el factor autoridad. Prácticamente ya es inexistente en muchos lugares. La destrucción de los recursos naturales como ocurre también en muchos otros departamentos del país, es aberrante. Por ello debemos de trabajar intensamente por el cambio. Saludos

Bobby Recinos-Abularach 19/08/2019

Bienvenido a gAZeta, ilustre compañero, Manuel Villacorta. Portentosa pieza para marcar el paso. Excelente.

    Manuel Villacorta 19/08/2019

    Gracias querido Bobby, Estimulantes tus palabras.

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