Carlos Enrique Fuentes Sánchez | Política y sociedad / EL EDUCADOR
Es año preelectoral. Ya hay movimiento en las aguas políticas y político-partidarias. Empiezan a sonar nombres de posibles candidatos y la búsqueda del financiamiento legal necesario, y del financiamiento ilegal, si es posible, dado que aquellos que antes lo recibieron no la están pasando nada bien en estos días.
Apellidos como Mulet, Chicola, Torres, Giamatei, Aldana y otros, más o menos conocidos, están ya en la palestra. Incluso, sus partidarios comienzan a hacer propaganda indirecta o directa, a pesar de no haberse abierto «la temporada de caza». Y ¡claro!, los financistas; aquellos que durante años han financiado a los candidatos presidenciales, a diputados, a alcaldes, etcétera, están preparando ya los «milloncitos» para poder repartir entre quienes creen que pueden ganar.
El ambiente político no deja de ser propicio para la vieja política. Las «reformas» a la Ley Electoral y de Partidos Políticos así lo permiten y, obviamente, no quieren desaprovechar, quizá esta última ocasión, para hacer lo que siempre han hecho: llegar al poder para aprovecharse del mismo. No obstante, también se puede evidenciar que esta política tradicional, la vieja política, está ahora un poco resquebrajada después de los golpes que le han propinado la sociedad civil, el MP y la Cicig, incluso, la SAT, aunque no tanto como cuando estaba Solórzano Foppa.
Ante esta situación, vale la pena soñar que el movimiento popular, no la izquierda político-partidista, pueda aprovechar la oportunidad para empezar a reorganizarse y participar en la contienda. La experiencia de 1995 es un ejemplo de que, unidas las diferentes expresiones del movimiento popular, pueden lograr algunos puestos claves para cambiar el estado de cosas.
Como se recordará, y como deben aprender las nuevas generaciones, en 1995, luego de la firma de los primeros acuerdos sustantivos, principalmente el Acuerdo global de derechos humanos y Fortalecimiento del poder democrático y papel del ejército en una sociedad democrática, además de la inminente firma de la paz, el movimiento popular tuvo más oportunidad de participar, con cierta libertad, en materia de política partidaria. Por ello se tuvo la genial idea de formar el Frente Democrático Nueva Guatemala –FDNG–. Fue algo que surgió del pensamiento de algunos izquierdistas, pero que afloró y se fortaleció con la participación del movimiento popular.
Fue muy interesante e importante ver la participación de la Comisión de Viudas de Guatemala –Conavigua–, el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala –STEG–, la Asociación de Estudiantes Universitarios –AEU–, la Unidad Sindical de Trabajadores de Guatemala –Unsitragua–, el Consejo de Desplazados de Guatemala –Condeg–, el Grupo de Apoyo Mutuo –GAM–, el Sindicato de Trabajadores de Salud –Sitras–, el Comité de Unidad Campesina –CUC– y otras expresiones del movimiento popular, todas y todos unidos, elaborando, con financiamiento propio de cada organización o individual en ocasiones, playeras, gorras, calendarios de bolsillo, mantas, spots radiales y saliendo en carros particulares a hacer propaganda por el Frente. «La gente inteligente… ¡Está con el Frente!». «Se siente, se siente…El Frente está presente».
Se cometieron errores que deben corregirse: la indecisión de formar el frente, las acciones de propaganda un poco tardías, la dificultad de elegir candidatos presidenciales –¡claro! era la primera vez–; la imposición de algunos candidatos a diputados; el poco involucramiento de algunos miembros de base y el no considerar que había miembros de base ya involucrados en otros partidos. Errores que se pueden corregir en la actualidad.
No obstante los errores, se debe recordar que Jorge González del Valle y Juan León obtuvieron un honroso cuarto lugar en las elecciones, por encima de muchos políticos y partidos tradicionales. Además, se obtuvieron cinco escaños en el Congreso de la República, entre ellos, el de la maestra Nineth Montenegro, dirigente del GAM, quien aún se mantiene en el Congreso y lucha contra los desmanes del Ejército y algunos empresarios.
En fin, el momento es ahora. La experiencia demuestra que, corrigiendo los errores vistos, se puede derrotar a los políticos tradicionales o, por lo menos, llegar a ocupar puestos que permitan seguir haciendo lucha a favor del movimiento popular y de la sociedad en general, para alcanzar un mejor nivel de vida, una vida digna. La idea está dada y la disposición a trabajar por ella también está en evidencia. ¿Cuántos más se animan?
Carlos Enrique Fuentes Sánchez

Pedagogo y Educador, con 40 años de experiencia docente en los diferentes niveles del Sistema Educativo nacional; surgido de los barrios pobres de la Capital pero formado en diferentes departamentos de la republica. participante y decisor en procesos y redacción de documentos de trascendencia en la educación nacional en los últimos años. Asqueado de la historia de injusticia social que vive Guatemala desde la invasión Española, así como de la historia de masacres y crímenes políticos sufridos por la población, aspira a una Guatemala diferente, justa, democrática y humana, a la cual se pueda llegar por medio de una educación popular y revolucionaria, para todos y todas.
Un Commentario
Que se puede esperar con los mismos de siempre …a la ley electoral, no han querido hacerles arreglos de fondo y de forma, lo que se refiere a la reeleccion, estamos cansados de las mismas caras sinverguenzas…
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