-AlenKa Tenas/ HILOS DE TERNURA Y DE MEMORIA–
Atravesamos momentos complicados, en los que brota de nuevo hacia la superficie una política de represión, criminalización y censura del derecho a la libre expresión. El surgimiento de la gAZeta resulta un acto inevitable para la diversidad de opiniones.
Es por eso que me uno a este esfuerzo y en este espacio compartiré pequeñas historias del transitar de mujeres y hombres que creyeron que su andar nos acercaría un poco a la utopía, mujeres y hombres que fueron golpeados y callados en su búsqueda del bien común. Esta es la primera historia:
Globos de colores
Pasaba el mediodía de abril de 1985, llovía en el centro de la Ciudad de México, la pequeña se encontraba enferma y asustada, por la noche lloró pidiéndole a su madre que regresaran, ya estaba bueno de viajes, debían estar en casa cuando papá volviera.
Con sabiduría y experiencia en esos asuntos de exilios, su madre le propuso algo, le entregó una pequeña libreta, de esas de espiral que tienen pastas verdes y un dibujo del Quijote impreso y le dijo: escribí, escribí y dibujá aquí todo lo que sintás y cuando a la libreta no le quede ninguna hoja, si te seguís sintiendo así, nos regresamos. Lo prometo.
La niña aceptó y decidió dormir. A la mañana siguiente un ruido que venía de la calle la despertó. El sol era intenso y rayaba en el piso del cuarto nivel del Hotel la Paz, cerca de la Alameda, con curiosidad se asomó y vio niñas y niños que cantaban alegres, con pantalonetas y playeras de vivos colores, todos con globos que brillaban con la luz del sol. Ella pensó mi mamá tiene razón, este debe ser un buen lugar, aquí los niños salen a las calles, con globos, cantan, se ríen y decidió, en medio de la celebración del día del niño, darle una oportunidad al exilio en esa gran ciudad.
Cuando la libreta se terminó, ella notó el cambio en sus dibujos, que pasaron de páneles blancas llevando a su padre dentro, a margaritas sonrientes y niñas con globos de colores. El exilio duró ocho años y aún conserva la libreta como uno de los más valiosos recuerdos de su vida en ese solidario país.
La niña, que ahora es mujer, escuchó una de estas mañanas al vicepresidente de Guatemala decir, los migrantes se van porque quieren, fue inevitable la indignación, recordó a todos aquellos que tuvieron que migrar para sobrevivir, pensó en su madre, en ella misma, más indignada aún pensó en todos esos connacionales que aportan a la economía del país con su trabajo en el extranjero. Pensó también en las 400 personas que tuvieron que refugiarse en México este año, cuando las fuerzas del Estado los desalojaron de la Laguna del Tigre y pensó, no señor, la gente no se va porque quiere, se va porque seguimos sin generar las condiciones mínimas para asegurar el desarrollo de la población.
En todo caso, ¿qué de malo tendría viajar porque se quiere?, como los turistas que visitan nuestro país.
Fotografía: Día Internacional contra la Desaparición Forzada, Plaza Central, Ciudad de Guatemala, por AlenKa Tenas.
AlenKa Tenas

Mujer, mestiza, diseñadora, comunicadora, defensora del derecho fundamental de todas las personas a gozar y ejercer todos sus derechos. Sobreviviente de la guerra y, cada día, de un Estado patriarcal y misógino. En contra de las violencias provocadas por el odio y la discriminación
Un Commentario
Gracias Alenka por tan bella y a la vez conmovedora historia. Algún día se entenderá y reivindicará el sacrificio de los migrantes chapines
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