Globalización de la miseria (II)

Carlos Castro Furlán | Política y sociedad / PERSIGUIENDO EL HORIZONTE

La globalización es un proceso complejo que va más allá de la internacionalización y de la multinacionalización, y se está desarrollando con diversos grados de intensidad en distintos planos de la economía y de la sociedad.

1) En lo financiero

Es en este sector donde la globalización ha avanzado con mayor velocidad a nivel mundial.

La liberalización de los movimientos internacionales del capital, las desregulaciones, las variaciones de las tasas de interés y las privatizaciones de empresas públicas, contribuyen considerablemente a esta globalización financiera.

Según el Banco de Reglamentos Internacionales, las transacciones en el mercado de cambios alcanzan el billón de dólares diarios y representan cincuenta veces el intercambio de bienes y de servicios.

Antes se hacía la guerra para lograr nuevos territorios, hoy se hace por conquistar nuevos mercados.

Esta conquista pasa a menudo por procesos de regionalización, áreas de libre comercio, la finalidad de las multinacionales es la integración de sus actividades a escala mundial mediante operaciones entre las cuales la investigación, el desarrollo, el financiamiento y la búsqueda de nuevos campos de operación se realizan mediante «alianzas estratégicas» en los diversos rincones del mundo.

2) Transformación de los procesos productivos

El desarrollo de nuevas tecnologías de comunicación y de transportes proporciona a los procesos de producción una movilidad y una flexibilidad nunca antes vista. Esto, unido al desarrollo de nuevas producciones y de nuevas formas de producción, acelera la globalización.

Quienes pueden monopolizar las tecnologías de punta no necesitan recurrir a conquistas coloniales tradicionales. Las grandes ganancias se realizan con los productos más avanzados y solamente al iniciarse una nueva generación de mercancías, porque después los precios bajan rápidamente.

3) Nuevos modos de vida y modelos de consumo

Se ha difundido, entre las burguesías y las clases medias de los países periféricos, estilos de vida y de consumo de la sociedad norteamericana, no obstante, este proceso encuentra obstáculos y resistencias de doble naturaleza.

Por una parte, los mercados potenciales para los modelos de consumo propuestos quedan reducidos por el desempleo, la exclusión y la pobreza que el mismo sistema capitalista condena a millones de personas en el mundo.

El 60 % de la población mundial está formado por masas pobres de Asia, África y América Latina, quienes están en gran parte al margen de la globalización, de los estilos de vida y de consumo que se tratan de imponer y solo participan a través de los medios de comunicación, pero sin formar parte de su mercado de consumo o de producción.

Por otra parte, han surgido resistencias culturales y sociales, contra el proceso de globalización, movimientos nacionalistas, integrismo religioso y de protesta se le oponen con más fuerza.

4) Traspaso de poder de los Estados nacionales a las sociedades multinacionales

Estas empresas pueden moverse libremente por el planeta para escoger la mano de obra más barata, el medio ambiente menos protegido, el régimen fiscal más favorable o los subsidios más generosos. No necesitan ligarse a una nación, están en gran parte del planeta al margen del control de sus Estados de origen.
El Estado ha sido, históricamente, el principal regulador de su sistema económico nacional y fue visto acertadamente como el actor predominante en las relaciones económicas internacionales. Es realista pensar en la economía mundial como un conjunto de economías nacionales interrelacionadas pero independientes que gozan de un alto grado de autonomía para conducir sus propios asuntos económicos.
El comercio internacional se desarrolló como un intercambio de materias primas y productos, en contraste con estos sistemas de producción limitados a las fronteras nacionales. En la medida que nos adentramos en el siglo XXI, se está viviendo una transformación que reorganizará la economía y la política, no habrá productos ni tecnologías nacionales, y bien me puedo atrever a afirmar que el Estado es casi que obsoleto como nación
La vía neoliberal de superación de la crisis económica no ha permitido retomar el crecimiento de una economía de tipo social, al contrario, a la crisis económica se le ha agregado la social.

El trabajo asalariado regular y protegido no ha desaparecido completamente, pero la proporción de individuos que dependen de él no ha cesado de disminuir, hasta el punto que se puede hablar casi de su desaparición a principios de este siglo. En cambio, el trabajo irregular, llamado mercado informal de trabajo (que es nada más que un eufemismo para nombrar al cruel desempleo), está en vías de generalización.

Para grandes sectores de la población, el pago mensual ha sido reemplazado por pagos ocasionales, desempleo declarado o subempleo, afectan a una proporción cada vez más grande de individuos en el planeta.

Por lo anterior, cabe deducir que la continuación de la carrera a la productividad continuará agravando los problemas sociales en los países y, entre ellos, tarde o temprano obligará a una revisión substancial de las actuales tendencias a la globalización.

6) La globalización y el poder del comercio

No hace mucho tiempo, se consideraba que la potencia económica no era nada más ni nada menos que uno de los mecanismos para ejercer el poder. En los tiempos de la globalización, el poder de la economía es el que determina la marcha de nuestras sociedades.

Imagen tomada de Razonamiento vallejiano.

Los ambientes en donde se impulsan los nuevos modelos de desarrollo y en donde se decide el papel que le toca jugar a cada parte del planeta son las reuniones del G-7 y G-8, la Organización Mundial de Comercio, el Fondo Monetario Internacional, la Cumbre Económica de Davos o los tratados de libre comercio.

En una entrevista que el New York Times le hizo al antiguo secretario del Tesoro de Estados Unidos, Robert Rubin, sobre la «estrategia de asistencia a los países en crisis y en especial a los países asiáticos al momento de su crisis financiera»; el señor Rubin expuso que Estados Unidos siempre utilizó el argumento de su potencial económico y la posibilidad que esta nación tenía para prestar asistencia a las economías en crisis, siempre que estas estuvieran dispuestas a ejercer una liberalización total de sus economías.

Las consecuencias de esta liberalización total de las economías asiáticas se han mostrado con un carácter más complejo que el que en su momento les quiso dar con su simple propuesta de «asistencia» el señor Rubin.

En lugar de una solución adecuada y de obtener resultados positivos para atacar las crisis, los países asiáticos obtuvieron la devaluación de sus activos nacionales en beneficio de firmas extranjeras voraces, fugas masivas de capital y la transformación de sus economías fuertes en economías vulnerables, lo cual convirtió la crisis económica leve en una de carácter agudo.

Los eventos posteriores a la crisis asiática mostraron el lado nocivo de lo que puede convertir una liberalización de mercados impuesta desde el exterior y han mostrado también los cambios efectuados, en la nueva diplomacia la cual no es manejada más por funcionarios de traje oscuro, sino que por viajeros de comercio que blanden la política del gran garrote.


Imagen principal tomada de Formación Humana y Social otoño 2013.

Carlos Castro Furlán

Ciudadano de Guatemala y del mundo. Sociólogo, economista, internacionalista y libre pensador. Exprofesor de la Universidad de San Carlos. Amante de la música, de los libros y de todo lo bueno. Mi pasión han sido el futbol, la carrera de larga distancia (maratón), los libros, las revoluciones y los procesos sociales en donde la organización popular ejerce cambios en favor de las mayorías.

Persiguiendo el horizonte

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