Juan Ignacio Gómez-Cuevas | gAZeta joven / MEMORIAS NATURALES
Klangkarussell es un dúo austriaco de música electrónica. Su nombre significa «carrusel de sonido». Se formó en 2011. Los descubrí por la canción que lleva el título de esta columna: Ghostkeeper. Así se llama también una película de terror canadiense. Dirigida por James Makichuk.
La composición musical de la canción es espectacular. La letra, no digamos. Sentarse a escuchar música, en algún momento del día, es reconfortante. A solas. Para no ser interrumpido. Para bloquear todo alrededor.
Me parece fascinante que la música pueda generar determinadas conexiones neuronales. Unas, nos llevan a la euforia. Otras, a la tristeza. Y las demás, hacia cualquier otro estado. Pero las personas que componen esa música me impresionan aún más. Esas personas han podido ser atemporales. Su creación musical cumplirá lo que ellas quieren. No sujeta a desvíos. ¡Qué talento!
Digo que es un talento porque es la capacidad de pensar. De pensar con radar. Se analiza todo lo posible. Se consideran las variables. Luego se diseña la estructura musical. Y, como si nada, cumple su objetivo. ¿Cómo? No tengo una mínima idea. He llegado a pensar que esa percepción musical no la tienen todos. Y, aunque no esté seguro de ello, sí estoy seguro de una sola cosa: la buena música siempre nos tiene que acompañar.
Juan Ignacio Gómez-Cuevas

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