-Meme Barrientos / APRENDIZ DE ALERO–
Los movimientos de octubre en 1944 fueron un parteaguas para la historia contemporánea de nuestro país, en ellos se involucraron distintos sectores de la sociedad civil para terminar con la oscura era de las dictaduras de corte liberal cafetalero y de los conservadores dueños del capital viejo de Guatemala. Estos movimientos se concretaron con la ayuda de estudiantes, obreros, población y militares, empresa que, para nuestros días, es utópica.
Después del levantamiento y de haber convocado a elecciones generales por parte de la junta revolucionaria, formada por el capitán Jacobo Arbenz Guzmán, el mayor Francisco Javier Arana y el ciudadano Jorge Toriello, gana la elección el doctor Juan José Arévalo, quien toma posesión del cargo el 15 de marzo de 1945. El doctor Arévalo fue un estadista y humanista que visionaba un país progresista acoplado a las exigencias del siglo XX. El gobierno, dentro de su plan, se enfocó en desarrollar las áreas sociales y culturales, temas olvidados por los dictadores del pasado.
Durante los gobiernos revolucionarios se lograron importantes cambios; antiguamente el arte era exclusivamente para las elites y muy pocos tenían acceso a él. Este se convierte en un medio importante de función social y de expresión. Se puede decir que la Revolución de octubre llego a democratizar el arte.
Dentro de esta democratización existió libertad de pensamiento e ideología; empezaron a surgir colectivos de artistas en cuyas filas sobresalieron nombres importantes. Maestros que marcaron la pauta y comenzaron a llenar nuestro entorno y el paisaje urbano de arte, a lo largo de nuestra República y más allá de nuestras fronteras.
En la época de la llamada Primavera Democrática surgieron dos grupos artísticos que cambiaron la historia del arte guatemalteco: la Asociación Guatemalteca de Escritores y Artistas Revolucionarios (AGEAR) y el Grupo Saker-ti (“Amanecer” en kaqchikel). Estos dos colectivos tuvieron en sus filas a grandes exponentes de la plástica y literatura nacional. Además, dentro de estas agrupaciones surgían polémicas y debates que hacían enriquecer y crecer las distintas líneas y estilos emergentes.
La AGEAR contaba con: Roberto Ossaye, Guillermo Grajeda Mena, Rodolfo Galeotti Torres, Eugenio Fernández Granell, Mario Alvarado Rubio, Raúl Leiva, Eunice Odio, Arturo Martínez, Miguel Alzamora, Jacobo Rodríguez Padilla, Dagoberto Vásquez, Roberto Gonzales Goyri, Max Saravia Gual, Mario Monteforte Toledo, entre otros. Manejaba un discurso moderado ideológicamente, promovía y llevaba el arte a exposiciones itinerantes para la población dentro y fuera de la capital; en escuelas barrios y cantones. Publicaba una revista homónima, en donde comunicaba las apreciaciones e interpretaciones de sus integrantes.
El Saker-ti nace a finales de 1946, formado en su mayoría por jóvenes y liderados por el reconocido literato Luis Cardoza y Aragón, tenía un discurso contundente sobre su postura, por lo que muchas veces fueron criticados de extremistas, debido a sus reacias alocuciones y acercamiento con el extinto Partido Comunista Guatemalteco, del cual algunos de sus integrantes eran militantes. A consecuencia de esto, los grupos conservadores aprovecharon para satanizar el colectivo. Dentro de sus filas estaban: Arturo Martínez, Juan Antonio Franco, Miguel Ángel Ceballos, Jacobo Rodríguez Padilla, Adalberto de León, Melvin Barahona, Roberto Cabrera, Olga Martínez, Edna Rivera, Roberto Paz y Paz, entre otros. Sus disertaciones las hacían para propagar equidad social, investigación, ciencia, libertad de pensamiento y una transformación social.
El Saker-ti organizaba exposiciones itinerantes y logró la fundación de la Casa de la Cultura, en la cual se hicieron exposiciones de artistas destacados nacionales y extranjeros como Carlos Mérida, quien en ese tiempo vivía exiliado en México debido a la dictadura ubiquista, y los mexicanos José Orozco y David Siqueiros.
Lamentablemente, con el triunfo de la contrarevolución, muchos de estos jóvenes idealistas tuvieron que salir al exilio y trabajar desde afuera de nuestras fronteras. Algunos regresaron más tarde para aportar y enriquecer el patrimonio cultural de la nación, creando obras importantes que son parte del actual paisaje urbano de la ciudad capital, como el Centro Cívico, y en departamentos como San Marcos, Quetzaltenango, Alta Verapaz. Es innegable el legado de la Generación del 40 continúa presente, sobrevive y sigue floreciendo hasta nuestros días.
Meme Barrientos

Licenciado en Arte y restaurador de bienes muebles, carrera que amo y me quita el sueño. Apasionado de la historia del arte guatemalteco, admirador y fanático de la arquitectura. Acumulador compulsivo de historias de antes y de objetos de otras épocas. Un alma vieja pérdida en este trajeteado siglo.
Un Commentario
Buen artículo meme, saludos
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