Victoria Aurora Tubin Sotz | Política y sociedad / Q’ASAXIK TZIJ (TRASLADANDO PALABRAS)
El concepto de extractivismo debe ser profundizado y analizado en sus diferentes magnitudes, implicaciones e impactos en lo social, en lo político, económico y cultural. Claro, en los últimos años se ha conocido que se refiere a la extracción de minerales en los cerros, áreas verdes, ríos, entre otros espacios. Ha generado impacto social, porque se ha instalado en los espacios geográficos de la vida comunitaria de los pueblos originarios. Generando zozobra, violencia y hasta la expulsión de las mismas familias mayas y xincas que durante la colonia fueron arrinconadas en esos territorios, ahora estos mismos espacios son atraídos por grandes corporaciones transnacionales en busca de minerales para la industria.
Sin embargo, no solo es la extracción de metales o la destrucción de la tierra, el aire, agua; hay otros recursos que son parte de este proceso de extracción, entre los que hasta ahora se ha identificado la indumentaria regional, espiritual y de uso cotidiano de los pueblos mayas, que se ha convertido en un punto central de la comercialización a gran escala y que tergiversa el significado profundo de la indumentaria, sin que esto haya significado la valoración del aporte de las mujeres tejedoras, creadoras y pensadoras que no se reduce a una simple producción, sino a una relación estrecha con la espiritualidad maya. Las mujeres tejedoras siguen excluidas, sin que se valore desde lo económico su contribución y mucho menos su creatividad científica que lleva implícito la elaboración de cada indumentaria.
Lo que sí ha pasado, es que se proliferan empresas extranjeras y nacionales que lucran con las prendas de la indumentaria maya, las que son vendidas para la exportación a precios en dólares que multiplica el precio real de las prendas. No se dignifica a las mujeres que producen la indumentaria, porque las empresas tienen una relación colonizante con las mujeres, porque se les ve como las maquileras que deben elaborar las prendas sin que se mantenga esa relación espiritual que ha significado la elaboración de cada prenda. Además de no respetar los significados de las figuras, colores, estilos y respectivos usos de cada una de las prendas, son comercializados de una manera acelerada que ha provocado el despojo de las mismas, al extremo que cualquiera puede patentizar las figuras como privadas, lo cual arrasaría con la propiedad colectiva y significativa de las comunidades mayas e indígenas, que se ha cosificado en una folclorización desde la indumentaria.
Esto ha generado otra problemática muy preocupante, porque mientras la venta de las piezas de la indumentaria sirve de mercancía para empresas extranjeras y nacionales, la nueva ola para la vestimenta maya en la actualidad es utilizar las prendas computarizadas y de tela sublimada. Los mercados locales están saturados de estas telas que imitan todas las figuras, estilos, colores, significados de todas las comunidades lingüísticas a precios bajos. No solo ha sido en los güipiles sino también en los cortes, la difusión de la venta de estas prendas es impresionante en los mercados locales. Además de la aceptación de las mujeres en adquirirla, posiblemente por el precio, pero no se mide el impacto y lo que esto pueda causar no solo en su uso sino en el trabajo de las tejedoras.
De esta manera, las mujeres tejedoras que por generaciones han trabajado en la elaboración de la indumentaria han sentido el impacto de la baja de los precios de sus trabajos, si antes algunas ganaban Q 6.00 al día por elaborar una prenda, ahora tiene un valor más bajo porque la gente se acostumbró a las elaboradas en maquila.
Entre los efectos están:
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El desconocimiento que hay sobre la pintura tóxica que utilizan para imprimir la tela que tiene forma y textura de plástico y no algodón. Sobre la salud no se ha mencionado qué efectos pueda causar en la piel y en el sistema respiratorio este tipo de material que se imprime en la tela.
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La pérdida de significados del uso de cada una de las prendas en la vida cotidiana y días importantes, su color, forma, estilo y figuras, su uso será sin ese valor porque solo son producidos como maquila.
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La pérdida y olvido de la elaboración de las prendas, porque las nuevas generaciones preferirán no seguir con la memoria de mantener y conectarse con las generaciones ancestrales sobre la elaboración de las prendas. El interés de tejer, de conocer las profundidades será menos de lo que existe.
Son muchos los impactos de estos procesos de extractivismo que responde a la civilización impuesta desde la llegada de los españoles, algo que en su momento no funcionó, ahora sigue una resistencia de pocas personas de no permitir esta imposición porque, ahora sí, despojar la indumentaria es también borrar la historia y ciencia que hasta ahora ha persistido.
Victoria Aurora Tubin Sotz

Mujer maya kaqchikel, socióloga, magister en Comunicación para el Desarrollo y estudiante del doctorado en Ciencias Sociales, USAC. Soy crítica y activista en las diferentes luchas de los pueblos originarios, a partir de mi pertenencia étnica y ser desplazada durante el conflicto armado interno, con la desaparición forzada de mi padre y una familia fracturada.
2 Commentarios
Toda la extractividad en general ya no la para nadie, es parte de la competitividad en pequeña y gran escala.
Las mismas etnias lo han motivado, cultivado y explotado; una parte vive a travez de la extracción y degeneración de las indumentarias Mayas-Aztecas-Toltecas.
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