Experimentos con seres humanos en Guatemala

Jorge Solares | Política y sociedad / PIDO LA PALABRA …

UNO. Hace setenta años el gobierno estadounidense cerró un programa clandestino de experimentos en seres humanos en Guatemala. Entre 1946 Y 1948, decenas de cientos de personas guatemaltecas desvalidas fueron secretamente infectadas con enfermedades de transmisión sexual de alta peligrosidad y socialmente infamantes: sífilis, gonorrea y chancroide. Las personas afectadas directamente (alrededor de mil quinientas, muy posiblemente más) pertenecían a estratos desvalorizados de la sociedad guatemalteca: prisioneros, soldados, dementes, niños huérfanos, niños escolares y prostitutas, todos ignorantes de lo que les harían y sin capacidad de decisión. Fueron escogidos de la Penitenciería Central, del Asilo de Alienados, del Hospital de Profilaxia Sexual, de la Guardia de Honor y destacamentos del Ejército, niños del Hospicio Nacional, así como escolares del Puerto de San José. Se desconocen datos de los afectados indirectamente.

DOS. ¿Cómo trascendió lo de estos experimentos, concebidos y realizados secretamente por médicos del servicio de salud de los Estados Unidos y que hasta 2010 habían sido totalmente desconocidos durante sesenta y dos años? En 2009, la investigadora estadounidense Dra. Susan Reverby, de la reconocida institución Wellesley College de Estados Unidos, casualmente los descubrió cuando en archivos de la Universidad de Pittsburgh analizaba experimentos similares efectuados desde 1932 en cuatrocientos jornaleros negros de Tuskegee, Alabama, Estados Unidos. Entonces, sorpresivamente se encontró con un archivo oculto que bien podía haberse rotulado «el caso Guatemala». Asombrada, descubrirlo y estudiarlo fue todo uno. Ante ella fueron apareciendo evidencias insólitas pero que, antes de ser divulgadas, aparecieron en la red en octubre de 2010. Con la difusión internacional, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamó el 1º. de octubre al de Guatemala, Álvaro Colom, para informarle y presentarle excusas oficiales, ofreciéndole entregarle los archivos de dicho experimento.

TRES. En Guatemala se dieron reacciones casi inmediatas de tres archivos nacionales: el General de Centro América, el de la Paz (cancelado poco después por el gobierno del militar Otto Pérez Molina) y el Histórico de la Policía Nacional. Al mismo tiempo, el presidente Álvaro Colom, para esclarecer lo sucedido, nombró una Comisión Presidencial encabezada por el vicepresidente Dr. Rafael Espada e integrada por 4 ministerios (Salud, Gobernación, Relaciones Exteriores, Defensa), por la Procuraduría General de la Nación y por la Secretaría Ejecutiva de la Comisión. Como instituciones invitadas permanentes: el Colegio de Médicos y Cirujanos, la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología –Conacyt–, los archivos nacionales General de Centro América, de la Paz e Histórico de la Policía Nacional Civil.

El 25 de octubre de 2010, fue nombrado por el vicepresidente Espada, el secretario ejecutivo de una Comisión Técnica para dilucidar los hechos multidisciplinariamente (salud pública, bioética, epidemiología, metodología científica, derecho, historia y ciencias sociales) y alimentar a la Comisión Presidencial en temas como identificación de los derechos humanos conculcados en el contexto de la época, si estos habían sido o no una política de gobierno, identificación de responsables y bases para la dignificación nacional. Esta comisión técnica (5 miembros) fue armando su propio informe inicialmente sobre fuentes estadounidenses (Susan Reverby, John Cutler, Centro de Control y Prevención de Enfermedades). Los hallazgos fueron dando la siguiente narrativa:

CUATRO. Desde 1932 en Tuskegee, Alabama, Estados Unidos, se había experimentado en 400 jornaleros negros ya enfermos de sífilis no tratada por los médicos sino dejada a su libre curso en observación para determinar sus patrones de desarrollo. De estos jornaleros, 128 murieron de sífilis y 100 de complicaciones derivadas; 40 de cuyas esposas resultaron contagiadas y 19 de sus hijos heredaron sífilis congénita. Estos experimentos servirían para beneficio de las tropas de Estados Unidos proclives a contagios de enfermedades venéreas en diversas partes del mundo.

Además de Tuskegee, en 1944 y todavía durante la II Guerra Mundial, el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos realizó otro experimento, esta vez en la cárcel correccional estadounidense de Terre Haute, Indiana, inoculando con gonorrea a prisioneros. Pero por presiones al filtrarse la noticia, el experimento tuvo que cancelarse. Fue entonces que el mismo equipo médico decidió continuarlo pero afuera de los Estados Unidos. Guatemala fue el país escogido.

En el caso guatemalteco, los experimentos con sífilis (ahora «enriquecida» con gonorrea y chancro) no se efectuarían en pacientes ya enfermos, sino que sería inoculada a personas sanas pero inermes ante los experimentos. Para ello se escogieron sectores sin autonomía y sin capacidad de conocimiento informado y deliberación: soldados del Ejército de Guatemala, prisioneros, dementes (del «Asilo de Alienados») y un sector de prostitutas como fuente de contagio para soldados y prisioneros. Paralelamente habría pruebas de control serológico en niños huérfanos del Hospicio Nacional y en niños escolares del Puerto de San José. Todo en secreto, adentro y afuera de Estados Unidos.

Un objetivo de estas pruebas era comprobar experimentalmente el modelo de transmisión humana de esas enfermedades venéreas (sífilis, gonorrea y chancro), a efecto de comprobar la eficacia terapéutica y profiláctica de la recién descubierta penicilina. Como se dijo anteriormente, mientras en Tuskegee se experimentaba con enfermos sifilíticos, en Guatemala se experimentaba con personas sanas infectándolas con sífilis, gonorrea y chancro mediante acto sexual e inoculación en el caso de prisioneros y soldados. A los enfermos mentales se les infectaba mediante inoculación, ya fuera debajo de la piel o directamente por frotación enérgica del pene raspándolo hasta casi el sangramiento para asegurar la penetración de la infección, o haciéndoles beber agua contaminada. O bien en el líquido espinal, retirándolo, infectándolo y reinyectándolo. Asimismo, inyecciones subcutáneas y endovenosas y extracción de sangre. Culturalmente hay pueblos que rechazan la extracción de sangre, como se documentó en testimonios y apareció en fotos mostrando la expresión facial desfigurada de los sujetos en el momento de la operación. Incluso hubo quienes escapaban del recinto. Se registraron fallecidos.

Compensación: al Asilo de Alienados se le regaló una refrigeradora (para el experimento), un proyector de películas, vasos, platos y cubiertos metálicos. Las personas inoculadas eran recompensadas con cigarros, regalándose uno por cada «observación clínica» y un paquete por inoculación, extracción de sangre o de líquido espinal. A las prostitutas escogidas para contaminar se les pagaba con USD 25 por cada inoculación de sífilis en su útero antes de ingresar a la prisión y a los destacamentos militares para la relación sexual.

CINCO. Desde 1901, el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos ejerció control sanitario en América (ostensiblemente en su «patio trasero»), delegando para ello a la Oficina Sanitaria Panamericana (OSP), virtual dependencia del Gobierno estadounidense establecida en pro del interés de grandes compañías económicas agrícolas de su país (como la Compañía Frutera, UFCO) a efecto de asegurar mano de obra barata y sanitariamente segura para la sociedad estadounidense.

Para los experimentos en Guatemala, el Laboratorio de Investigaciones de Enfermedades Venéreas (VDRL) del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos asumió en 1946 la dirección científica y técnica, proporcionando además el personal para dirigir la operación. El VDRL y la OSP decidieron, diseñaron, patrocinaron, financiaron, ejecutaron y monitorearon los experimentos humanos en Guatemala. El Servicio de Salud Pública de Estados Unidos dio el dinero vía la OSP, la cual firmó un acuerdo con la Dirección de Sanidad Pública de Guatemala. El promotor y director fue el Dr. John C. Cutler del VDRL y asistente de la importantísima figura del Surgeon General, además subdirector de la OSP y personaje clave en los experimentos de Tuskegee. Suyo fue el diseño y ejecución del experimento, dirigido y supervisado por los médicos R.C. Arnold y John F. Mahoney, quienes dijeron contar con asistencia subalterna de médicos guatemaltecos, y de quienes proporcionan un nombre. El Dr. John Cutler falleció en 2003, lo sobrevivió su esposa, quien fue la que fotografiaba a cada uno de los sujetos durante el procedimiento experimental (fotografías ahora en el Archivo General de Centro América). Todos ellos se cruzaban cartas recordándose mantenerlo todo en secreto.

SEIS. La Comisión Técnica (4 miembros) careció de tiempo para que su informe pudiera esclarecer a fondo todas las situaciones, como lo atinente a los herederos de víctimas. Era necesario un presupuesto razonable para contratar más profesionales por mayor tiempo, pero además de escarceos burocráticos, el Gobierno derivó el financiamiento al PNUD (de las Naciones Unidas) que tuvo que improvisar para acomodarse a la inesperada petición presidencial. La Comisión Técnica de la Comisión Presidencial trabajó de diciembre 2010 a abril 2011 (en vez de diciembre), al ser presionada para entregar el informe completo dicho mes (120 pp) y luego resúmenes. Pero su publicación fue postergándose indefinidamente y las decisiones pasaron a otras instancias que finalmente editaron otra versión: Consentir el daño, sin partes históricas y políticas y con datos erróneos. Durante todo el proceso, la Vicepresidencia exigió reserva y la prensa fue perdiendo interés. A todo esto, el informe de Estados Unidos (Éticamente imposible, 201 pp., Comisión Presidencial, Bioética: 44 miembros) pudo aparecer antes, en septiembre.

Por su parte, desde 2010, entidades estadounidenses coadyuvaron en el esclarecimiento de lo sucedido, enriqueciendo el hallazgo de Susan Reverby y nutriendo el de la Comisión Presidencial, como el CDC en Guatemala y Estados Unidos y su profesor asociado Dr. Thomas R. Frieden así como Francis S. Collins (de Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos). Pero falta bastante por hacer. La Comisión Técnica recomendó la identificación de víctimas fallecidas y sobrevivientes; el impacto y sus compensaciones; vigilancia de las investigaciones; y continuar con la Comisión y la investigación. Lo bioético. Determinar la responsabilidad directa, no simplemente nóminas administrativas. Implica, inter alia, refrendar la inculpabilidad de funcionarios de salud y del presidente Arévalo.

El presidente Álvaro Colom se presentó ante las comisiones el 7 de diciembre de 2011 en el Palacio Nacional, durante la ceremonia de clausura, presentación del libro Consentir el daño y la fotografía oficial. Del siguiente presidente Otto Pérez Molina y su vice Roxana Baldetti, entronizados en enero de 2012, no hubo noticias (solo la supresión de la Dirección de los Archivos de la Paz). Tampoco del actual presidente, Jimmy Morales, y su vicepresidente, el médico Dr. Jafeth Cabrera.

En una mañana del 10 de marzo de 2011 hubo, en importante hotel capitalino, una congregación a puerta cerrada, privada y bien resguardada. Poco antes se había divulgado que una firma de abogados en Estados Unidos con contrapartes guatemaltecas demandaría millonescamente a aquel Gobierno para resarcir a las víctimas. Ello se repitió años después con demanda ampliada a la Universidad John Hopkins de Estados Unidos, siempre invocando supervivientes o herederos. Y en general, solo entonces parece acordarse la prensa nacional del experimento en guatemaltecos desvalidos, calificado por los investigadores actuales de aquí y allá como un crimen más de lesa humanidad. A 70 años de distancia se esperaría al menos un museo en zona 1, como el del Holocausto judío.


En la Biblioteca «Adrián Inés Chávez» encontrarán el informe presentado por la Comisión Técnica en abril de 2011.

Jorge Solares

Evocando un desarrollo humano integral con justicia social dentro de una democracia culta, participativa, equitativa, en esta sociedad étnicamente plural, económicamente desigual, políticamente golpeada. El camino, una Ciencia con Conciencia como docente, investigador y editor, integrando Humanidades, Ciencias Sociales y Ciencias de la Salud.

Pido la palabra …

Un Commentario

José Dardón 27/08/2020

De toda lo escrito, me parece curioso que una sola vez mencione la obvia responsabilidad del adorado presidente-maestro, gran vaca sagrada del civilismo chapín, Dr. Juan José «El Chilacayotón» Arévalo Bermejo y ni una sola su ministro de Salud Julio Domingo Bianchi Smout, verdadero mata-sanos de los mas pobres y desheredados de nuestra patria. Tal pareciera que, entre otros episodios convenientemente callados por las élites intelectuales de este país, la falacia de la «primavera democrática» seguirá siendo el engaño eterno de un mito de y para demagogos pasados, presentes y futuros.

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