Experiencias I: Guatemala, no olvidar, el presente revive el pasado

Jacobo Vargas-Foronda | Política y sociedad / BÚHO DE OCOTE

No es un capricho escribir esta experiencia personal. Considero que ha sido vivida por miles de familias guatemaltecas desde 1954. Trágicamente, dicha nefasta época, en estos momentos, 2018, se muestra como un escenario que no pertenece al pasado. Tenemos las capturas de dirigentes sociales comunitarios a quienes se acusa de «terroristas», así mismo, el asesinato de varios líderes comunitarios y sindicalistas vuelve a la cotidianidad con las características propias de los escuadrones de la muerte.

Como ayer, las instituciones de «seguridad y justicia» reaparecen participando en la cacería, pero también con su total ausencia, en cómplice coparticipación, tanto activa, como con su silenciosa inoperancia. Y, lo nada nuevo, la elaboración por parte de organizaciones de extrema derecha de listado de nombres de personas «vinculadas con tales o cuales grupos», ya sea de oposición o de izquierda, como ha sido denunciado por periodistas y defensores de derechos humanos.

Con lo descrito y documentado, además de remembrar una ejecución extrajudicial, que en su momento fue divulgada como «muerte accidental» (Prensa Libre, jueves, octubre 4, 1962. Año XI – Número 3443, p. 23; El Imparcial, jueves 4, octubre 1962, Año XLI – N°. 13361, p. 1, 15), con declaraciones falsas del servicio de relaciones públicas del ejército. Y como veremos, un 28 de abril de 1964, «es detenido el presunto asesino». Así mismo, queda clara la fluida cadena informativa, participativa, entre la Policía Nacional y Judicial, y de mando, con y desde el Ministerio de la Defensa.

Siendo becado en el Instituto Técnico Industrial Georg Kerschensteiner, ITIGK, Mazatenango, como consta en las cartas fechadas el 27 y 29 de abril de 1970, firmadas por José Cándido Luna T., jefe del Departamento de Educación Vocacional y Técnica del Ministerio de Educación, y, R. Herlindo García Ibarra, director del ITIGK, respectivamente, fui detenido-secuestrado en mi casa en dos ocasiones. La primera, a comienzos de abril, no recuerdo la fecha exacta, y la segunda, el 13 de noviembre de 1970. Ambas ocurrieron en momentos de estado de sitio, muy comunes en la época, alrededor de las 2:30 horas de la madrugada.

Luego de la segunda captura-secuestro, decidí salir al exilio forzado, tanto para poder terminar mi formación técnica, como para evitar ser asesinado en cualquier momento. También por la sencilla razón de que, dadas las circunstancias de estrecha vigilancia, mi persona ponía en serio peligro a todas aquellas con las cuales me podía relacionar, lo cual, debo escribirlo, era una enorme irresponsabilidad. Salí de Guatemala con el reconocimiento de asilado político por la embajada ecuatoriana, el 11 de enero de 1971, con rumbo a Quito, Ecuador.

En el 2010, realizando una búsqueda documental en el Archivo Histórico de la Policía Nacional, AHPN, tuve la oportunidad de encontrar mi ficha policíaca, y otros documentos, que me han permitido entender mejor lo ocurrido en 1970. Así mismo, varias fichas de mi familia. Mencionaré tres. La de nuestra madre, María Isabel Foronda de Vargas Romero, donde se indica con fecha «28/4/64, número 244, Carpeta, Juzgado Instancia Criminal (que) fue detenido el presunto asesino de su hijo. Y con número 5643, Carpeta, Policía Judicial, se da informe de vigilancia con el fin de observar el movimiento de personas sospechosas por su fallecimiento, en la Funeraria Reforma».

De nuestro padre, Óscar Vargas Romero, con fecha «14/12/54, número 4464, Carpeta Judicial, indica que está en nómina de comunistas de Quetzaltenango, y con fecha 12/7/64.fch., número 2876, Carpeta, Departamento Judicial, que forma parte del Partido “PGT”». Y la de nuestro hermano, Horacio Raúl Rodríguez Foronda, asesinado por elementos de la inteligencia militar el 3 de octubre de 1962, tenemos con fecha «4/10/62.gmo., número 516, Carpeta, PRESIDENCIA, se informa la muerte de éste. Y más adelante, con fecha 28/4/64.cma., número 244, Carpeta, Juzgado Instancia Criminal (se informa que) fue detenido el presunto asesino de éste».

En la ficha de la Policía Judicial, que en lo personal me corresponde, con fecha «6/4/70.olv., número 9, Carpeta, Centro Regional de Telecomunicaciones (indica que) se encuentra fichado de pertenecer a las Facciones Izquierdistas. Con fecha 13/11/70.nac., número 2564, Carpeta, Dirección General Policía Nacional, (se informa que) en cateo verificado en su residencia no se encontró nada que lo comprometiera, pero fue detenido por la Policía Nacional. Y con fecha 23/12/70.olv., número 2874, Carpeta, Dirección General Policía Nacional, se acusa recibo por orden superior fue puesto en libertad previniéndole presentarse cada 48 Hrs., para su control».

Curiosamente, en esa ficha de abril de 1970, no aparece reportada la primera captura-secuestro, acaecida en ese mismo mes. Con el encuentro de la ficha mencionada, queda claro que las capturas obedecieron al hecho de «estar fichado de pertenecer a las Facciones Izquierdistas». Haciendo honor a la verdad histórica y compromiso político con plena conciencia, con orgullo puedo afirmar que, efectivamente, toda la familia Vargas-Foronda hemos sido y somos personas de izquierda comprometida, y nunca hemos negado nuestra relación humana con las dirigencias y base del PGT. Pero ese no es el punto, lo medular es el secuestro-detención, simplemente, «por estar fichado». En la Guatemala de hoy, 2018, ya han reaparecido las prácticas de «fichar a las personas», ya sea como «presuntos terroristas», «izquierdistas o socialistas».

Ahora, la captura-secuestro de abril de 1970, no solo no aparece reportada en la ficha policiaca, sino que, además, en ningún centro de detención de la policía, ni reconocían ni aceptaban que hubiera sido capturado, por lo tanto, estaba en calidad de «desaparecido». Sin embargo, en respuesta oficial del Ministerio de la Defensa Nacional, a las diligencias escritas realizadas por nuestra madre, en donde solicitaba se ordenara mi libertad, ya que había sido capturado por la Policía Nacional, en papel membretado con fecha 4 de mayo de 1970 y número de registro 06371, hecha por C/CAHS, y firmada por el viceministro, coronel Augusto Conda, el mismo indica que «según lo informado por la Dirección General de la Policía Nacional en Oficio No. 195 de fecha 30 de abril, su hijo se encuentra en libertad», pero nada dice de la captura-secuestro.

En cuanto a la captura-secuestro efectuada el 13 de noviembre de 1970, como aparece en la ficha policíaca, la misma aparece reportada hasta el 18 de noviembre, tal como consta en el Informe de Cateos, dirigido a la Dirección General de la Policía Nacional, con sello de recibido el 19 de noviembre, efectuado por los subinspectores de la Policía Judicial, Víctor de J. Villeda N., N°. 12, y Héctor Cárcamo Sandoval, N°. 20, donde reportan que «este individuo fue detenido por la Policía Nacional y se condujo al 3º. Cuerpo». Resulta pertinente resaltar, que en ambas ocasiones, antes de llevarme, en la primera ocasión al Primer Cuerpo, alrededor de las 11 de la mañana, donde al ingresar se me solicitó mis datos personales, primero se me llevó al famoso Octavo cuerpo Cuerpo, conocido centro de torturas, en donde al ingresar no se registró dicho ingreso. En la segunda ocasión, se me tuvo dando vueltas por la ciudad en diferentes patrullas, llegando al Tercer Cuerpo, alrededor de las 10 de la mañana, y al siguiente día sería trasladado, finalmente, al Segundo Cuerpo, lugar en donde permanecí durante todo el tiempo hasta que se me dejó en libertad. En este lugar fui interrogado múltiples veces por el clásico trío de interrogadores, del Bueno, el Malo y el Mediador, quienes no dejaban de decirme que podían descubrir si les mentían con mis respuestas, ya que habían sido entrenados en los métodos de interrogación por las autoridades estadounidenses en dicho país.

Fui sacado del Segundo Cuerpo el 23 de diciembre de 1970, alrededor de las 11 de la noche, tal como consta en la Carpeta del Cuerpo de Detectives de la Policía Nacional, en la cual escrito a mano se lee, «se acusa recibo que por orden superior fueron puestos en libertad, previniéndoseles presentarse cada 48 horas para su control». En este documento se indica que «las personas han estado sujetas a Medidas de Seguridad en las detenciones correspondientes». Dicho documento es elaborado por el teniente coronel, jefe del Cuerpo de Detectives, Vicente Morales.

En el oficio N°. 00788, marcado como «Confidencial Urgente», fechado el 23 de diciembre de 1970, tenemos que «con instrucciones del Señor Ministro de la Defensa Nacional (…) se ha dado ORDEN DE LIBERTAD de algunas personas que han estado sujetas a MEDIDAS DE SEGURIDAD en las detenciones correspondientes y quienes a la vez se tendrán que presentar cada cuarenta ocho (48) horas al cuerpo a su Cargo, durante el Estado de Sitio, siendo las siguientes: (…)» Firmado por el mayor de caballería, subdirector general de la Policía Nacional, Hernán O. Ponce N.

Nuevamente, mi segunda captura-secuestro, en donde vemos que entre el 13 al 18 de noviembre de 1970, la misma no había sido reconocida por la Policía Nacional, en la carta elaborada desde el Ministerio de la Defensa, con fecha 18 de diciembre de 1970, número de registro 19499, firmada por el viceministro, coronel René Hernández Alfaro, se reconoce que «la Dirección General de la Policía Nacional ha informado que (…) Jacobo Vargas-Foronda, se encuentra detenido sujeto a investigación, por medidas de seguridad».

En dicha lista, con orden de libertad, junto a mi nombre aparecen otras 24 personas. En mi caso, debía presentarme a firmar un libro en los Sótanos de la Tigrera, es decir en los reparos de la policía secreta judicial, a las 6 de la mañana, con la advertencia de que, si llegaba atrasado, sería declarado como «prófugo». En una oportunidad me atreví a preguntar si en el enero de 1971, mi caso de presentarme a la judicial podía ser trasladado a Mazatenango para continuar mis estudios. La respuesta fue un rotundo no. La posibilidad de concluir mis estudios técnicos en el ITIGK, como mecánico industrial, literalmente desaparecía.

En aquella época, por estar fichado de «pertenecer a Facciones Izquierdistas», en cualquier momento y en cada declaratoria de estado de sitio, podía ser nuevamente capturado, bajo el argumento de «medidas de seguridad». ¿Por cuánto tiempo, en el futuro, volvería a tener la misma suerte de no ser ejecutado extrajudicialmente, desaparecido, en totalidad? ¿Cuántas personas de las mencionadas en ese listado sobrevivieron para contar la historia?

Siempre en el AHPN, en la Carpeta del Centro Regional de Telecomunicaciones, fechada el 8 de abril 1970, en la «nómina de personas que se encuentran fichadas de pertenecer a las Facciones Izquierdistas», sellada con el número 000109, además de mi nombre y dirección, aparecen otros 197, sigue la nómina de personas conocidas como comunistas y que han sido miembros del Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT, con 25 nombres, y también un listado de 32 nombres fichados como de «Extrema Izquierda». Un total de 255 nombres fichados.

Experiencias como esta no deben ser olvidadas. Y lo más importante, no permitir que vuelvan a repetirse ni hoy ni mañana en Guatemala. Queda claro que, en estos momentos, los extensos círculos de la élites corruptas, impunes y contrainsurgentes, del empresariado, la oligarquía y altas autoridades del ejército relacionadas con el genocidio, están haciendo todo lo que tienen a su alcance para retroceder a Guatemala hacia un mayor represivo oscurantismo como el que hemos conocido y no logramos poder llamar, a ciencia cierta, «esto es algo del pasado».


Fotografía principal, ficha policíaca de Jacobo Vargas Foronda. AHPN-Referencia archivística: GT-PN-50-S001. No. único de documento: 25995.

Todas las fotografías que acompañan este texto fueron proporcionadas por Jacobo Vargas Foronda.

Jacobo Vargas-Foronda

Jurista y sociólogo. Aprendiz de escritor, analista y periodista freelance. Libre pensador y autodefinido como gitano, es decir, ciudadano universal.

Búho de ocote

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