Víctor Manuel Reynoso Angulo | Política y sociedad / INTERÉS PÚBLICO
En un artículo anterior distinguía entre políticas públicas y populismo como «estilos de pensamiento y acción» contrapuestos. El lugar de la evaluación en ambas es parte medular de esta contraposición: no hay buena política pública sin evaluación de lo hecho anteriormente, mientras que el populismo suele ignorarla.
Al menos tres evaluaciones han estado presentes en la opinión pública mexicana este año: la relativa a los maestros de las escuelas públicas, la aplicada a policías que querían ingresar a la Guardia Nacional, y la del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), publicada esta semana.
En el primer caso, relacionado con la reforma educativa, la evaluación a los maestros propuesta por la reforma del sexenio pasado se anuló. No hubo detrás de esta anulación, desde mi punto de vista, razones pedagógicas. Fue resultado de la presión de un grupo de interés, a cuyos integrantes les perjudicaba ser evaluados.
Solo quien teme fallar en la evaluación y no contar con medios para superar esa falla se niega a la misma. Creo que es el caso. Creo que la ausencia de evaluaciones adecuadas en la educación pública del país perjudicará a la población más pobre. Sin evaluaciones adecuadas no habrá educación de calidad, el principal medio de movilidad social.
En el caso de la Guardia Nacional sucedió lo contrario: los policías federales que quisieron ingresar a ella fueron sometidos a evaluaciones. Muchos no aprobaron y se movilizaron para protestar. Ciertamente la protesta tuvo otras razones, no solo no haber superado la evaluación.
En toda evaluación está presente una cuestión «quién evalúa al evaluador». Hay evaluaciones adecuadas e inadecuadas. El asunto es complejo, como en general es el arte de gobernar. Para la perspectiva de las políticas públicas, no para la del populismo.
El CONEVAL presentó esta semana los resultados de 10 años (2008-2018) de política social. En síntesis apretada de un conjunto basto de datos, unos tres millones de mexicanos dejaron la pobreza extrema para pasar a la pobreza a secas. Es algo, pero al parecer muy poco.
Evaluaciones más precisas deben mostrar cómo se puede avanzar más en el combate a la pobreza. El esfuerzo presupuestal y humano de los gobiernos en este combate no ha sido menor. Los resultados parecen pobres en relación a ese esfuerzo. Muy probablemente la corrupción en los programas sociales explique estos limitados resultados, pero parece que no está ahí la explicación principal.
Para la perspectiva de políticas públicas, todo nuevo esfuerzo en la política social debe basarse en un análisis de esta evaluación. Recuperar lo que ha dado resultado y eliminar lo que no. Todo esto exige diagnósticos más o menos detallados y trabajo experto.
En contraste, el estilo populista desprecia todo esto. Basta con la intuición y las intenciones del líder.
Víctor Manuel Reynoso Angulo

Profesor investigador de la Universidad de las Américas, Puebla. Doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de México, maestro en Ciencia Política por FLACSO México y licenciado en Sociología por la UNAM.
Correo: vmra58@yahoo.com.mx
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