-Rafael Cuevas Molina / AL PIE DEL CAÑÓN–
Rex Tillerson, secretario de Estado de los Estados Unidos, salió de gira por América Latina. Antes de partir, en conferencia de prensa en Texas, dijo algunas cosas que, con el desparpajo del prepotente, dejaron en claro las intenciones que orientaban su periplo.
Dos puntos de su agenda se disputan la primacía: la creciente presencia de Rusia y China en el continente, y Venezuela. Es decir, dos aspectos que le causan escozor al imperio porque ponen en jaque su primacía en la región.
En términos generales, y más allá de su relación con América Latina, los Estados Unidos se están acomodando ante el empuje chino. El America first y el sesgo antiglobalización de la administración Trump no es más que la respuesta ante el paulatino pero seguro retroceso de los Estados Unidos en la arena mundial ante la que ya es la segunda economía del mundo.
Esa situación es muy difícil que cambie. Los chinos seguirán siendo una economía pujante que crece a un ritmo mayor que cualquier otra del mundo en los próximos años. Y su expansión mundial continuará acorde con tal crecimiento porque necesitan mercados y recursos naturales. No hay vuelta de hoja. Claro como el agua.
Y Rusia, con menor crecimiento y poderío económico, tiene tras de sí no solo un enorme potencial sino, también, su acercamiento a China, con quien ha ido soldando una alianza que los potencia a ambas. La famosa Ruta de la Seda es un ejemplo, proyecto en el que se incluye enormes inversiones de infraestructura incluso de este lado del océano.
Así que si los Estados Unidos quieren hacer algo respecto a la creciente presencia China en América Latina seguramente tendrán que hacer mucho más que enviar al señor Tillerson a darse una vuelta por estos lares. Por el momento, no parece que se les haya ocurrido nada, puesto que las propuestas de la administración Trump no pasan del muro entre México y los EE. UU., la renegociación del TLCAN, salirse del Alianza del Pacífico, tratar de frenar la ola de inmigrantes que llegan a sus fronteras y conspirar contra Venezuela.
La conspiración contra Venezuela formó parte de la agenda de este tour del secretario de Estado. EE. UU. busca estrechar el cerco en torno suyo, y para eso quiere alentar a su pandilla de amigos en Latinoamérica. Ya de por sí ellos solitos han llevado adelante algunas acciones para adelantarle trabajo al señor secretario. Colombia ha sido hasta ahora la punta de lanza de tales maniobras, pero recuérdese que ya los demás amiguitos de Washington han creado incluso un grupo ad hoc para mostrarse indignados y descalificar a Venezuela cada vez que tienen oportunidad. Se trata del Grupo de Lima, que impulsa la agenda de la disgregada, acéfala y mediocre oposición venezolana. Su última declaración, emanada de la boca del canciller de Chile en Santiago, se opuso al adelanto de las elecciones presidenciales poco tiempo antes anunciadas por Caracas.
Tillerson vino a coordinar y tirar línea con miembros de ese grupo. Por las dudas no le resulte la estrategia de la presión, adelantó en Texas, antes de salir, que se les estaba pasando por la cabeza la posibilidad de incitar al Ejército venezolano a que diera un golpe de Estado. ¡Tan democráticos ellos!
La instrumentalización de las fuerzas armadas con el fin de derrocar gobiernos es una de las más viejas prácticas de la diplomacia y los servicios de inteligencia de los EE. UU. Que el señor Tillerson lo diga antes de partir de visita hacia esa región -que su antecesor en el cargo, John Kerry, llamó su «patio trasero»- no es una novedad más que por el hecho que muestra que Washington está dispuesto a usar la vía violenta sin ningún desparpajo y, no está de más suponerlo, puede ser que ya esté buscando quien lo respalde en esta gira por la región.
Como es costumbre, las giras de los altos dignatarios del Gobierno norteamericano no trae buenos augurios para nuestras tierras.
Rafael Cuevas Molina

Profesor-investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional de Costa Rica. Escritor y pintor.
Un Commentario
En torno a esa gira del aberrante Rex Tillerson, sus distorsiones y clásicas amenazas imperiales de preparación psicológica para fabricar otra intervención militar yanqui, y en esta ocasión contra Venezuela Bolivariana, dado que han decidido reactualizar la doctrina Monroe y hace lo imposible para volver adueñarse de las tierras, bienes y recursos naturales y humanos de Nuestra América Latina Martiana, se me vino a la cabeza las travesuras de: Pepito, Maestra, como se dice chorrillo, estar flojo del estómago, en inglés? La Maestra, le responde a Pepito: la forma apropiada es así: “Russians and are coming to Mexico and Latin America”.
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