Estabilidad versus reforma estructural

-Ricardo Barrientos / MANIFIESTO

La crisis tiene un potencial valioso: lograr una reforma estructural. Estabilizar la situación tiene un potencial peligroso: frenar el ímpetu reformador, sin cambios.

En Guatemala se nos ha inculcado una fascinación dogmática por la estabilidad, mantener las cosas sin peligro de cambiar. Un concepto que aplicamos a una gama amplia y diversa de ámbitos: el social, el económico, el familiar, etcétera. Hemos llegado a repetir como loros que la estabilidad es un objetivo y principio bueno, y que todo factor desestabilizante debe sofocarse como si de un peligroso incendio se tratase.

Quizá esta sea una de las mejores pruebas del carácter conservador de la sociedad guatemalteca, haber logrado con éxito incrustarnos el rechazo al cambio, o la preservación del statu quo como un principio de vida. Claro, un orden establecido del cual disfruta solo una élite pequeña, cuyos privilegios y riquezas desproporcionadas se ven amenazadas cuando surgen movimientos con el potencial de cambiar o reformar la estructura. Así, mantener la estabilidad, las cosas como están hoy, sin mejora ni deterioro, es una forma de preservar sus privilegios y riquezas. Para esa élite, la falta de mejoras es su forma de socializar los costos, de mantener esos privilegios y riquezas.

Pero no para todos. El esfuerzo contra la impunidad y la corrupción en Guatemala es ya un ejemplo paradigmático. Para la gran mayoría, romper con el orden establecido de corrupción e impunidad es de indiscutible beneficio social, económico y político, pero es un peligro mortal para la pequeña élite que se ha enriquecido y ejerce el poder precisamente por las estructuras cuyo funcionamiento se basa intensivamente en la impunidad y la corrupción.

Por ello, cuando hoy se levanta la voz y se antepone la necesidad de estabilizar la situación, dejando atrás la crisis que ha generado la persecución penal de la corrupción, en realidad ¿la estabilidad de qué es la que se está defendiendo? ¿Acaso una lucha legítima y efectiva contra la corrupción y la impunidad no debe, precisamente, lograr desestabilizar y romper con el orden actual de las cosas?

Demandar de forma simultánea estabilidad y reformas estructurales es inconsistente. La primera refiere a la falta de cambio, mientras que las segundas son cambios profundos, y que para Guatemala han devenido en urgentes demandas ciudadanas.

Entender la estabilidad como objetivo y asumirla como bandera de lucha es rechazar el tránsito de casos de alto impacto en tribunales a reformas estructurales. La lucha en contra de la corrupción no puede ni debe basarse únicamente en un número creciente de casos de alto impacto que logren la persecución penal de los corruptos. Para que esa lucha sea exitosa y legítima, debe cambiarse de paradigma, abandonando la estabilidad para asumir los cambios que implican reformas estructurales en sistemas como el electoral y de partidos políticos, de administración de justicia y de la política fiscal, entre otros.

De Arzú, Jimmy Morales y su gavilla, y de los grupos ultraconservadores del sector privado, no extraña el pánico que les provoca la idea de cambiar su statu quo, forzándolos a defender fanáticamente su dogma de la estabilidad. Toca a la ciudadanía consciente, a los miembros del sector privado que son los empresarios de verdad, es decir los que entienden que el emprendimiento se nutre de los cambios y las reformas estructurales para mejorar, pero principalmente a la juventud de hoy, a su deseo natural por mejorar, entender y defender el cambio de paradigma: cambio y mejora estructurales, por encima de la estabilidad.

Ricardo Barrientos

Especialista en temas de política fiscal. Fungió como viceministro de Finanzas Públicas de Guatemala en 2009-2010. Consultor independiente sobre política fiscal, evaluación y seguimiento de políticas públicas. Ha publicado trabajos sobre política tributaria y análisis de la evasión tributaria en Guatemala.

Manifiesto

2 Commentarios

Jacobo Vargas Foronda 26/10/2017

Respetuosamente, considero que una simple reforma estructural, darle una nueva forma a la estructura del sistema economico-social imperante en Guatemala, sin cambiar el contenido, la escencia de ese mismo sistema, es en realidad darle oxigeno al moribundo e inoperante sistema. La tendencia que se esta imponiendo con la llegada del nuevo embajador estadounidense que sin tapujos indica que la tarea es «la buena gobernanza» es tranquilizar las aguas, hacer como que se apoya a las protestas ciudadanas, pero en realidad, fortalecer el sistema para darle continuidad sin cercano fin. Veamos si en realidad la Ciudadania Guatemalteca ha llegado a tomar Conciencia Socio-Politica y ver con responsabilidad y compromiso que solo un profundo cambio del contenido del sistema socio-economico, politico y cultural en Guatemala va a dar las respuestas para Construir Una Guatemala Plurinacional!!!

Mario Pérez Guerra 25/10/2017

Es interesante el análisis del Lic. Ricardo Barrientos porque pone de manifiesto un diagnóstico de la realidad guatemalteca. Sin embargo, a nivel de país, como sucede a nivel individual, la «estabilidad», la tranquilidad, la paz después de la crisis, puede producir mejores resultados. El momento del enojo es el peor para la solución de los problemas. En todo caso, debemos preparar y presentar propuestas.

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