¿Es necesario volver a las escuelas normales?

Francisco Cabrera Romero | Política y sociedad / CASETA DE VIGÍA

Ante los efectos que en la práctica ha tenido la última reforma a las escuelas normales (para el efecto puede verse La fallida FID y quién se hace cargo del fracaso), corresponde preguntarse cuál es la alternativa.

No hay soluciones absolutas, pero en las circunstancias actuales es necesario dar lugar a un cambio de rumbo, esta vez, privilegiando el criterio técnico. De manera que la reforma parta de las muchas lecciones aprendidas en tantos intentos fallidos.

Volver a las escuelas normales, tal como venían funcionando antes de la última reforma (2013), definitivamente no es una opción. Es necesario ir mucho más allá respecto de la calidad de preparación de los futuros docentes.

La pregunta clave es ¿cómo convertir a un joven de 15 años, que sale pobremente formado del ciclo básico, en un docente de calidad? Téngase en cuenta que esa o ese joven, no solo está mal preparado, también tiene entornos de pobreza, necesidad de aportar económicamente a su familia, una familia de baja escolaridad y, muchas veces, en poco años se vuelve responsable de una nueva familia.

Provocar esa transformación no es algo que pueda hacer un bachillerato en educación, una normal tradicional, ni un profesorado universitario si se siguen haciendo como hasta ahora.

Por eso la opción debe ser radical. Hay que crear un programa completo para la formación de los futuros docentes bajo otros parámetros. Un programa que ofrezca más que cursos desarticulados, que ofrezca un contexto intelectual rico y a la vez exigente. Un programa articulado desde el primer año hasta el quinto. Que descarte todos los cursos que no son necesarios y profundice en los que lo son.

La carrera docente debe volver a ser atractiva o el problema se hará más grave y de efectos todavía no conocidos.

Inevitablemente es un tema que debe ser retomado, mientras más tarde, peor.


Fotografía tomada de La Lupa 24.

Francisco Cabrera Romero

Educador y consultor. Comprometido con la educación como práctica de la libertad, los derechos humanos y los procesos transformadores. Aprendiente constante de las ideas de Paulo Freire y de la educación crítica. Me entusiasman Nietszche y Marx. No por perfectos, sino por provocadores de ideas.

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