Apuntes para una cartografía de lugares filmados en Guatemala (VII). Entre luchadores te veas

Edgar Barillas | Arte/cultura / RE-CONTRACAMPO

Rafael Lanuza optó por dar al público lo que pedía. Y el público pedía la llamada «lucha libre», que se había convertido, desde los años 50, en uno de los entretenimientos más buscados por los sectores medios y pobres. Héroes como los mexicanos Santo, el Enmascarado de Plata; Huracán Ramírez, Tinieblas y Blue Demon, pronto dejaron sus espectáculos en las arenas para un público reducido al número de localidades, para dar el salto al público multiplicado de la cultura de masas a través de los cómics y el cine. Y de demostrar sus virtudes atléticas e histriónicas en el ring con adversarios de carne y hueso, pronto se encontraron luchando en los medios contra monstruos, extraterrestres y toda suerte de villanos que querían dominar el mundo con funestos propósitos. Como el público guatemalteco (el latinoamericano, en general) que mayoritariamente acudía al cine era aficionado a las artes del pancracio, (no el de la Grecia clásica sino en su versión más ilusionista de la lucha libre), con el agregado de que filmar en locaciones guatemaltecas era más barato que hacerlo en México, entonces los productores se vinieron con los héroes del cuadrilátero a buscar lugares dónde imponer la justicia.

Rafael Lanuza se asoció con productores mexicanos como Rogelio Agrasánchez y directores como Federico Curiel y Tito Novaro para desarrollar una intensa producción de filmes de luchadores entre 1971 y 1975 (solo en 1972 fueron cinco). Quizás aprovechaba la venida de equipos técnicos e intérpretes para rodar varios filmes de una sola vez y así abaratar los costos. De las películas de luchadores rodadas en Guatemala, al parecer solo en una de ellas (Una rosa sobre el ring) no tuvo participación Rafael Lanuza. Aunque son notorios los presupuestos exiguos, sorprende el descubrir a Guatemala en las películas de los héroes enmascarados. Aunque no se discriminan algunos íconos arquitectónicos y urbanísticos, también se advierte el uso de locaciones generalmente ignoradas por la cinematografía. Una constante en todas estas cintas es la presencia del Gimnasio Nacional Teodoro Palacios Flores en donde los enmascarados se dedican a su oficio, es decir, el espectáculo de la lucha libre. Fuera de él, los héroes luchan pero por razones más encomiables como el destino de la humanidad. Entonces resulta interesante visionar estas cintas que nos acercan a la geografía y al mundo construido en la Guatemala de hace ya cuatro décadas.

La primera de estas películas es Superzán y el niño del espacio (Federico Curiel «Pichirilo», 1971), la que fue rodada principalmente en el sitio arqueológico de Kaminaljuyu, en la cuidad de Guatemala. Los planos filmados en este lugar resultan particularmente interesantes, pues se rodaron cuando aún no se habían rellenado las trincheras cavadas por la misión arqueológica que dirigió William Sanders en 1970. Otras locaciones elegidas fueron los alrededores del Aeropuerto La Aurora, el Hipódromo del Norte y el cercano lago de Amatitlán. El castillo de las momias de Guanajuato (Tito Novaro, 1972) es quizás la cinta que más nos ha sorprendido por la variedad de locaciones en distintos puntos del país. Así, no solo se fotografió el lago de Atitlán, sino la población de San Jorge la Laguna y el sitio conocido como La Catarata, en la ruta hacia Occidente. En el lago de Amatitlán ocurre los mismo, ya que no solo se filmó el hecho geográfico, sino que el famoso recinto de las momias es el castillo de Dorión, sitio en sus riberas. En la ciudad de Guatemala, se filmó en el Hipódromo del Norte, en especial el mapa en relieve, así como se grabaron las fachadas de los templos de San Francisco y el santuario de la Virgen de Guadalupe, Ciudad Vieja; una breve escena se desarrolla en la Hemeroteca Nacional. A través de la narración, se lleva a cabo un recorrido por diferentes calles de la ciudad, que lleva de la sexta calle frente al Palacio Nacional, el viaducto de las Cinco Calles, la avenida Reforma, la 12 calle zona 1 con el arco del Palacio de Correos, la 2ª. calle de la zonas 10 y 9, comenzando en el monumento de Miguel García Granados y la Escuela Politécnica con un paneo (panning de derecha a izquierda) que termina en la Torre del Reformador. También se rodó en la parte posterior de la estación del ferrocarril y el interior de sus bodegas. Y hay una escena nocturna en el crucero de la sexta avenida y 12 calle zona 1, en donde se observan los restaurantes, Frankfurt (de unas muy famosas mixtas de tortilla, guacamol y salchicha) y el Fu Lu Sho (de comida china, recientemente remodelado), así como una de las antiguas farmacias Klee.

Rodaje de la película Superzán y el niño del espacio. Rafael Lanuza aparece de sombrero, con el equipo técnico. Fuente: CUET.

El robo de las momias de Guanajuato (Tito Novaro, 1972) se rodó en varios lugares del país. En la capital se filmó en el Cementerio General, especialmente en el panteón de la familia Castillo, quizás el ícono más reconocido de aquel lugar. En La Antigua Guatemala, en el antiguo Museo de Armas y en el claustro circular de Capuchinas. Además, aparecen en la cinta cinematrográfica las ruinas de Zaculeu, en Huehuetenango y también Kaminaljuyu, en ciudad de Guatemala. La película Vuelven los campeones justicieros (Federico Curiel, «Pichirilo», 1972) fue rodada en la capital de la república y en el lago de Amatitlán. De la ciudad de Guatemala se escogieron el hotel Camino Real, interiores del edificio de Finanzas Públicas (recién construido) desde el cual se divisan las zonas 4 y 9; los pabellones de la feria de Ubico (hoy museos, en la zona 13), la 7ª. avenida zona 1, la Torre del Reformador, el Aeropuerto La Aurora y la zona residencial conocida como Ciudad San Cristóbal (Mixco), que aún lucía despoblada, aunque hoy parezca algo increíble. Una pelea entre héroes y malhechores en la terraza de un edificio situado en la zona 4 y una acercamiento en helicóptero a uno de los enmascarados, proporcionan varias vistas del centro histórico y lugares aledaños. Menos variedad de locaciones tiene otra película de la misma saga, El triunfo de los campeones justicieros (Rafael Lanuza, 1973), en la que los principales episodios se desarrollan en la Torre del Reformador (donde los monstruos se recargan de energía), en el Circo Rex (de los hermanos López, con el más famoso de ellos, Tarzán López), el lago de Amatitlán y en el Centro Cívico de la capital.

Una rosa sobre el ring (Arturo Martínez, 1973) nos da noticia del atractivo que era el espectáculo de la lucha libre en Guatemala en la década de los años 70, al mostrarnos las grandes «colas» frente a las taquillas del Gimnasio Nacional Teodoro Palacios Flores (que funcionaba también como arena para las luchas). Las principales escenas se desarrollan entre el gimnasio y la ermita del Cerrito del Carmen, pero también se usaron locaciones del Cementerio General, el crucero de la 7ª. avenida y ruta 6 de la zona 4, el Hotel Conquistador y la Plaza Italia. Del mismo director, Arturo Martínez, Las momias de San Ángel (1973) y Leyendas macabras de la Colonia (1973) se rodaron en conjunto, por lo que no es de extrañar que algunas locaciones se repitan. Así, en ambas la Posada de Don Rodrigo y la calle del Arco de Santa Catalina, en La Antigua Guatemala; y Ciudad San Cristóbal, en la capital de la República, son escenarios que se repiten (igual que la mayoría de intérpretes y equipos técnicos). En Las momias de San Ángel, la batalla final entre el bien (los luchadores «técnicos») y el mal (las momias) tiene lugar en una pequeña plaza situada hacia el oriente de la alameda de Santa Rosa, en La Antigua Guatemala. En las Leyendas macabras de la Colonia todo comienza con una exposición de objetos en el museo de Arte Colonial y los combates a mano limpia y con espadas se desarrollan en plena calle frente al portal del Ayuntamiento, mientras que las maquinaciones de una bruja se desarrollan en el antiguo Museo de Armas.

En fin, para locaciones y acción, nada como las películas de luchadores.


Continuará.

Encuentre aquí la siguiente entrega de esta cartografía.

Edgar Barillas

Guatemalteco, historiador del cine en Guatemala, investigador de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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