Entre déspotas e ineptos

Edgar Rosales | Política y sociedad / DEMOCRACIA VERTEBRAL

Los cuadros son indescriptibles y desgarradores. Decididamente, no hay capacidad en el lenguaje humano para describir siquiera, con mediana exactitud, la indignación que causa el llanto angustioso de los niños al verse separados de sus padres, nada más porque así lo decidió el energúmeno más prepotente de la Tierra, mediante su cruel proyecto “Tolerancia cero a los migrantes ilegales”.

Dicha iniciativa, considerada por expertos como un incalificable acto de tortura psicológica, pretendía que luego de separar a los niños de sus progenitores, al ser aprehendidos por las autoridades migratorias, estos serían un instrumento de presión en el Capitolio, para lograr la aprobación de las inhumanas políticas que en esta materia ha pretendido impulsar Donald Trump.

Pero los cálculos le salieron mal. Lo que propició su acción demencial fue una incontenible ola global de protestas contra lo que fue considerado como un insulto para la humanidad. Ese lastimoso llanto infantil causó una conmoción universal que abarcó a importantes líderes mundiales, autoridades de la ONU, al papa Francisco, a personalidades de la ciencia, la cultura y el deporte, a políticos norteamericanos de uno u otro partido y hasta a Ivanka, la hija de Trump.

Así que tuvo que dar marcha atrás y, aunque tardíamente, rectificó afirmando que “Queremos mantener a las familias juntas. Es muy importante». Sin embargo, resulta muy difícil olvidar su declaración inicial para justificar su desatino: “Estados Unidos no será una instalación para refugiados. No lo será. Miren lo que sucede en otros lugares. No podemos permitir que eso suceda en Estados Unidos. No durante mi mandato».

Digo que tardíamente, porque para entonces los niños habían sufrido abundantemente el trauma del abandono, de no saber el paradero de sus padres, de observar a otros niños igualmente deshechos en llanto y el natural temor ante el desconocido rumbo que podría tener su vida. Golpes emocionales que sin duda ya los marcaron para siempre.

Todo esto hace recordar que, ya fuera por su torva y agresiva mirada, su nacionalismo pishmico, sus innegables tendencias belicistas, el humor negro que salpica muchas de sus expresiones o sus absurdos prejuicios xenófobos, desde antes que asumiera la Presidencia, se sabía que Trump sería un déspota insoportable y una amenaza constante para el sistema de derechos humanos. En pocas palabras: un peligro para la humanidad.

Pero si el mandatario norteamericano es lo más parecido a un mal sueño, los guatemaltecos no tenemos muchas razones para presumir de algo muy distinto. En este espantoso caso se informó que había más de 450 menores chapines, pero la reacción del Gobierno de Jimmy Morales fue de una indiferencia atroz y -una vez más, como tantas otras- una oportunidad para presumirle al mundo la ineptitud que le es inherente.

Eso de que los funcionarios ni siquiera se pongan de acuerdo para decir las mentiras oficiales, raya totalmente en lo anodino. Demuestra ausencia de liderazgo y coordinación. Y el hecho de que el régimen haya expresado “su respeto a las políticas migratorias de Estados Unidos” y en menos de 24 horas condenara esas mismas políticas, no tiene precedentes en la historia de la administración pública.

¡Increíble! Mientras el mundo entero se pronunciaba indignado contra las bestiales prácticas de Trump, solo el macondiano Gobierno de Morales permanecía ajeno a lo que constituía un escándalo de dimensiones mundiales.

Lo más seguro es que la inicial declaración timorata de Heinz Heimann -que luego lo convirtió en el inevitable chivo expiatorio de la ocasión- representaba la posición real del Gobierno. ¡De eso no tengo la menor duda! Al fin y al cabo, un vocero solo expresa lo que su jefe le ordena.

Obviamente -tal como lo hizo Trump- frente a la oleada de críticas locales e internacionales, al comediante que hace las veces de presidente no le quedó otro camino que enmendar. Y como en otras crisis, a la canciller Sandra Jovel -la persona de peores antecedentes para enderezar entuertos- le correspondió salir a corregir el rumbo.

Jovel, digna competidora de Roxana Baldetti, rebosa de una admirable capacidad para enredar aún más lo que ya está complicado y no pierde ocasión de decir las barrabasadas más inesperadas cada vez que le toca “explicar” la inexistente política internacional de Guatemala y que -a juzgar por los antecedentes- pareciera reducirse al tema “expulsión de Iván Velásquez de Guatemala”.

En el caso de los niños separados de sus padres, Jovel aseguró con absoluto desparpajo que no ha visto a los menores, pero que “¡se les está brindando el mejor trato posible!”. Poco faltó para que dijera que están en un lugar “rebonito”.

Pero, gracejadas aparte, y al igual que en el caso de Trump -salvando las distancias-, aquí se sabía que el candidato Jimmy Morales, por sus frases vacías, sus opiniones irrelevantes políticamente, su nacionalismo pishmico in extremis y su carencia absoluta de visión de Estado, era el ejemplar más acabado en materia de ineptitud que jamás haya pisado la Casa Presidencial. ¡Pero no! De todos modos hubo 2 millones de incautos que hoy pretenden nunca haber tomado tan irreflexiva decisión.

Por hoy, las aguas se han calmado levemente, no así para la población más pobre de Guatemala y que es la que se ve forzada a buscar, no el sueño, sino el señuelo americano, ante la ausencia total del Estado en sus comunidades. Esa gente ahora sabe que no cuenta con su presidente a la hora de los trancazos y que, antes bien, este no dudaría en venderlos como mano de obra barata, si ello le garantiza la impunidad que con tanto empeño persigue.

¡Ay mundo! ¡Ay Guatemala! ¡Qué cara está resultando la fórmula esa de darle poder a déspotas desquiciados… o a ineptos de hueso colorado!


Imagen principal tomada de Desinformémonos. En cuanto a las imágenes que acompañan el texto, fueron proporcionadas por el autor.

Edgar Rosales

Periodista retirado y escritor más o menos activo. Con estudios en Economía y en Gestión Pública. Sobreviviente de la etapa fundacional del socialismo democrático en Guatemala, aficionado a la polémica, la música, el buen vino y la obra de Hesse. Respetuoso de la diversidad ideológica pero convencido de que se puede coincidir en dos temas: combate a la pobreza y marginación de la oligarquía.

Democracia vertebral

Un Commentario

america arminda torres moya 24/06/2018

Estamos pagando muy caro al elegir a este inepto que tenemos de Presidente, sera que lo aguantaremos el resto del periodo que le falta para terminar su periodo…el Vicepresidente de la Union Americana, esta por llegar al pais, sera para pedir cuentas del dinero destinado al plan del Triangulo Norte de Centroamerica…?

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