Enajenados por el caudillismo

Virgilio Álvarez Aragón | Política y sociedad / PUPITRE ROTO

En el proceso histórico de implicación de los ciudadanos con la adjudicación del poder público a sus gobernantes, en las sociedades con mayor participación política de los trabajadores se prefirió reducir, significativamente, el poder de aquellos, optándose por lo que ha dado en llamarse parlamentarismo.

No es necesaria una mayoría absoluta para gobernar, pero sí una amplia alianza que dé sustento al gobierno. Los partidos, en este caso, cobran mucha mayor significación, pues son instituciones que intermedian, de manera mucho más clara, los intereses de los electores ante el gobierno, sin necesitar de espurios clientelismos.

Por el contrario, en las sociedades donde la disputa es marcadamente entre élites, como sucede desde su creación en Estados Unidos, la tendencia a escoger un caudillo, un sabelotodo y súper poderoso, es predominante. Y si allá el avance democrático ha puesto cierta capacidad de control y veto al Senado y al Congreso, el presidente resulta teniendo un poder incuestionable.

En nuestras sociedades subdesarrolladas, empobrecidas por la pésima, egoísta y autoritaria gestión de las oligarquías, la obsesión caudillista está en los orígenes del Estado y la República. Los Carrera y los Barrios son ejemplos máximos de ello en el siglo XIX, como los Estrada Cabrera y Ubico en los inicios del siglo XX, y los militares golpistas y Álvaro Arzú en la segunda mitad de ese siglo. Se nos ha inculcado que hay seres más que especiales, capaces de resolver todos nuestros problemas y, para lo cual, tienen que actuar con absoluta autoridad y control. Esta forma de pensar hizo de Otto Pérez Molina el salvador de la patria, tanto para criollos como para mestizos e indígenas.

En las recién pasadas elecciones vivimos ese espejismo, promovido aún tanto por aquellos partidos que, sin candidato presidencial, se mostraron huérfanos, casi que sin rumbo en su propuesta política, como por los que, supuestamente, proponen la ruptura del actual sistema político. Las campañas, y nuestros intereses, se centraron en los candidatos presidenciales, dejando de lado la importancia de los que, aún con limitaciones legales, son el contrapeso o apoyo al jefe del Ejecutivo.

Posiblemente el hecho de que cinco partidos, por disposiciones judiciales, se quedaran sin candidato presidencial y que uno más –BIEN, liderado por Alfonso Portillo– no lo presentara, hizo de estas elecciones un evento atípico. Según los datos preliminares, con los que aún contamos, 20.5 % de los electores se inclinaron por diputados de listado nacional de esos 5 partidos que dejaron a sus candidatos presidenciales en los tribunales, lo que, unido al 5% obtenido por BIEN, nos evidencia que uno de cada cuatro electores votó, en el listado nacional de diputados, por una organización política diferente a la que le concedió su voto presidencial.

Fotografía, protesta de abril de 2015, tomada de Scoopnest .

No tenemos informaciones confiables que nos permitan saber si esas cifras habrían sido las obtenidas por los candidatos de esos partidos sin presidenciables, pero, lo cierto es que, por primera vez, los electores se vieron obligados a distribuir su voto entre diputados y presidenciables de distintas organizaciones.

Por esa causa, ninguna lista de diputados obtuvo más votos que su candidato a presidente, siendo muy pocos los partidos que, proporcionalmente, equipararon sus votos en ambas papeletas. Aquel 25 % de votos a diputados de partidos sin presidenciable se distribuyó entre distintas opciones, beneficiando más a quienes en su campaña hicieron mayor y casi absoluto énfasis en sus candidatos presidenciales, como fue el caso del Movimiento por la Liberación de los Pueblos –MLP– y el Partido Humanista –PHG–

No obstante, es necesario también notar que los votos nulos fueron, proporcionalmente, el doble para los diputados del listado nacional, respecto a los presidenciables. Esta ausencia de algunos candidatos no hizo que el caudillismo, claramente asociado al presidencialismo, nos abandonara. Los partidos hicieron campaña intensa por sus candidatos a presidente, dejando de lado a sus diputados que, como en casos como el MLP, resultaron en total y casi absoluto abandono.

Las simpatías electorales se movieron, en consecuencia, de un pragmatismo conformista, como se puede calificar mucho del apoyo a Sandra Torres, a un racismo cordial, que pudo haber influido en buen número de los electores urbanos de Thelma Cabrera, donde también se refugió el infantilismo de izquierda que, aunque poco significativo pero vociferante en algunas columnas periodísticas, encontró en esta candidatura el refugio a sus ilusiones de voltear la tortilla sin haber hecho la masa, pasando por la esperanza conservadora que imagina que el «nuevo» o extraño puede dar mejores resultados, como se puede considerar el voto a Alejandro Giamattei o Edmond Mulet.

En la búsqueda del, o la, caudillo, que con sus propias fuerzas saque al país del marasmo en el que nos encontramos, los electores se esparcieron en multitud de opciones, todas centradas en hacer valer ese poder casi absoluto que damos al presidente, causa innegable de nuestras frustraciones cuando, a mitad del período de gobierno, notamos que fue más de lo mismo o algo mucho peor, como sucedió con el cómico Jimmy Morales.

Nadando contra corriente aparecieron propuestas que, aunque tímidas, y a veces por causa de la ausencia del candidato presidencial, decidieron hacer valer la importancia del Congreso de la República, sin por ello renunciar al presidencialismo caudillista. Winaq y URNG-Maíz desde la izquierda, Semilla desde la centro derecha, BIEN desde la derecha populista, y CREO desde la derecha neoliberal conservadora, promovieron a sus candidatos a diputados con relativa autonomía, proponiendo agendas legislativas que, de ponerse en discusión y negociación, pueden profundizar la democracia. Evidentemente son los candidatos de Winaq y URNG-Maíz que posiblemente salgan electos como diputados, los que más podrán impulsar la agenda democrática y de derechos de los sectores marginados, estando por verse en este grupo si Walter Felix, reelecto por URNG-Maíz, deja el cómplice acomodamiento que mostró en la anterior y en esta legislatura.


Fotografía principal, Casa Presidencial, tomada de Diario de Centro América.

Virgilio Álvarez Aragón

Sociólogo, interesado en los problemas de la educación y la juventud. Apasionado por las obras de Mangoré y Villa-Lobos. Enemigo acérrimo de las fronteras y los prejuicios. Amante del silencio y la paz.

Pupitre roto

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CIRCULO CULTURAL DE POETAS LATINOS 29/06/2019

GUATEMALA. 19 DE AGOSTO. EN PRIMERA LECTURA
Por: Rafael Mérida cruz-Lascano

En sentido general, el término de este evangelio, este mensaje, se refiere a que son escritos para los ciudadanos que recogen las primeras predicaciones de la CICIG y cuyo núcleo central de su mensaje es la muerte de la corrupción y la resurrección de LA PAZ Y LA LIBERTAD del pueblo.

En estos días, los gobernantes hicieron lo que las leyes reprueban, dieron culto a los ídolos… “Poder, enriquecimiento ilícito, lavado de dinero, malversaciones, dar la espalda al ciudadano honesto” ; abandonaron las reglas de la urbanidad, las buenas costumbres de sus padres, que los había sacado de la ignorancia, y se fueron tras los otros dioses, dioses de las corrupciones, y las adoraron, irritando al ciudadano común y corriente. Abandonaron al pudor y la vergüenza y dieron culto a Baal y a Astarté al no querer ver los grandes desmanes de sus correligionarios. LA CICIG se encolerizó contra la corrupción: los entregó a que perdieran la inmunidad de saqueadores y los encaminó a la Extinción de Dominio, los vendió a los enemigos de alrededor, y la gente del pueblo CON REAL REPUDIO no podían resistirles.

En todo lo que emprendían, la mano acusadora se les ponía en contra, con el testimonio de plantones constitudinarios en la Plaza da la Constitución, exactamente cada semana, como él les había dicho y jurado al recibir el mandato gubernamental, llegando así a una situación desesperada.

Entonces surgieron jueces, que los acusaban, pero no se contaba que en el ajedrez político, y para burlar las leyes se les unirían. igual que otras bandas de salteadores; que ni a leyes, ni a los jueces harían caso, sino que se prostituían con otros cual si fuesen dioses, dándoles culto, desviándose muy pronto de la senda por donde deberían caminar de conformidad a la ley, obedientes a la Constitución.

Cuando se hacía surgir jueces, estaban con el juez para mediante sobornos conducir las leyes a su favor; y… mientras vivía el juez, los salvaba de sus enemigos, porque le daba lástima oírlos gemir bajo el temor de la CICIG.
La Corte de constitución giraba ordenes al Tribunal Supremo Electoral para que se les permitiera, con contra de las leyes vigentes, continuar en su caminar delictivo.

Pero, en cuanto tenían la benevolencia del juez, recaían y se portaban peor, yendo tras la unión otros dioses del averno, rindiéndoles adoración; dejando a toda la ciudadanía con la congoja de ver que no se apartan de sus maldades ni de su conducta obstinada.-

Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano
«Hombre de Maíz 2009»
Guatemala, C. A.

arturo Ponce 28/06/2019

Creo que empezamos a aprender a votar y a elegir; nunca es tarde, quizás así logremos evitar mas violencia y a respetar la decisión de otro. Saludos.

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