Edgar Barillas | Cine / RE-CONTRACAMPO
Los noticieros de la Tipografía Nacional se producían por lo general dos veces por mes. Y se exhibían en las salas de cine, antes de la película estelar de la función. Establecido el sistema de distribución, esto era relativamente fácil. Lo importante entonces, fue ampliar el círculo de receptores del mensaje. Los soldados en los cuarteles fueron los primeros. Luego se creó todo un procedimiento para la exhibición de los filmes durante las giras presidenciales a los departamentos o en los eventos principales de las poblaciones, tales como las ferias patronales. Una audiencia nada despreciable la constituían los estudiantes. Aquí, la coincidencia con el nazismo es impactante:
Para que nuestras ideas penetren en nuestras escuelas, hacía notar el Dr. Rust (ministro de Educación de la Alemania nazi), no hay nada mejor que el filme. Este debe aportar la comprensión de los problemas actuales, el conocimiento del pasado grandioso de Alemania, y la comprensión del Tercer Reich. El Estado nacional-socialista ha escogido deliberadamente, y de manera definitiva, hacer del filme el instrumento para la transmisión de su ideología. (Marc Ferro, Cómo se cuenta la historia a los niños en el mundo entero)
Evidentemente, para la satrapía ubiquista, el control social mediante la educación debería rendir tantos frutos como la represión descarada. De la misma manera que se involucró a las juventudes en actividades masivas de homenaje a la patria y sus héroes, también se procuró que el cine fuera un importante patrón de retroalimentación de los moldes ideológicos del partido único: el Liberal Progresista. En 1934 se inauguró el proyector de cine del Instituto para Señoritas, en la ciudad de Guatemala. El Departamento de Cinematografía preparó una proyección con una cinta especialmente editada para el acto; se trataba de una excursión del Sr. presidente a Puerto Barrios, el Cayo Zapotillo y Livingston. Ante los ojos de las estudiantes y sus docentes desfilaron las imágenes de la costa atlántica guatemalteca, plenas de lirismo, en las que no podían faltar las lanchas reposando en las playas ni el sol ocultándose en la mar océano. Los garífunas presentaban su «exotismo», como extranjeros en su propia patria, pues tal es el papel que se les había (y aún lo es) asignado por la ideología dominante. Las bandadas de aves marinas, los remeros en sus frágiles cayucos, el viaje en tren. Y, como era de esperarse, salpicando de grandeza todas esas imágenes, la presencia de Jorge Ubico. Don Jorge preparando el anzuelo; don Jorge pescando; don Jorge en canoa; don Jorge en yate; don Jorge recorriendo la Calle Real de Livingston; don Jorge y sus allegados. Ese día, en ese acto en el Instituto de Señoritas, como en las celebraciones y demás rituales cívicos, Guatemala se construyó y se inventó un poco. Así nacen los mitos.
Edgar Barillas

Guatemalteco, historiador del cine en Guatemala, investigador de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
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