Aimee Rodríguez | Política y sociedad / PANÓPTICO
Guatemala presenta altas cifras de embarazos en adolescentes. Según el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, en el 2017 se atendió a 90 899 niñas y adolescentes entre los 10 y 19 años en período de gestación. La mayor cantidad de personas atendidas estuvieron comprendidas entre las edades de 15 a 19 años, siendo estas 86 704 mientras que de 10 a 14 años fueron 4 195.
En lo que respecta a los departamentos en los que se produce mayoritariamente los embarazos en las niñas de 10 a 14 años se encuentra Huehuetenango (651), Alta Verapaz (627) y San Marcos (414). Estas cifras cambian de alguna manera en el rango de edad entre los 15 y 19 años, siendo el que más casos presenta Huehuetenango (11 900), seguido de la ciudad capital (7 099) y San Marcos (6 627).
Los embarazos en adolescentes se relacionan con elementos económicos, políticos y sociales. En lo que respecta a los económicos, está comprobado que la mayor cantidad de adolescentes que se embarazan son de escasos recursos, lo cual ocurre mayormente en el área rural, limitando esto el ejercicio de sus derechos fundamentales y reproduciendo un modelo de exclusión, desnutrición, machismo, pobreza y violencia.
Entre los elementos políticos que tienen incidencia se pueden resaltar la falta de una política de juventud y de políticas que aborden específicamente la educación integral en sexualidad, elemento que podría favorecer a disminuir los embarazos en adolescentes. Los elementos sociales también tienen una influencia, porque en muchas comunidades está bien visto que las adolescentes se casen o se unan a temprana edad, en la mayoría de casos con hombres mayores, debiéndose esto a oportunidades que conciben los padres para que las hijas mejoren su calidad de vida y sus condiciones de pobreza, pero también como una ayuda hacia la familia porque tienen un miembro menos que mantener.
Todo esto tiene una vinculación con el género y el sistema patriarcal, en el cual en algunas familias la mujer o las hijas mujeres son percibidas como una carga porque deben ser «mantenidas» por el padres de familia y por los hermanos, quienes son los proveedores de los recursos económicos del hogar, mientras que las niñas y adolescentes se dedican a las tareas domésticas, pero al no generar ingresos económicos para las familias son consideradas un carga familiar, por lo que un casamiento o unión de hecho a temprana edad se considera favorable al mejoramiento de las condiciones de vida de las familias. Asimismo, las edades para construir una familia varían del área urbana al área rural, en la urbana esto se atrasa más, mientras que en el área rural si las jóvenes no se han casado a una edad temprana se considera que «ya las dejó el tren», aspecto que tiene repercusiones en el desarrollo social, económico y educativo de las adolescentes.
Otro elemento fundamental para los embarazos en adolescentes son las violaciones sexuales, las cuales son tipificadas de esta forma cuando se obliga a una persona a tener relaciones sexuales sin su consentimiento y cuando una persona mayor de edad sostiene relaciones sexuales con menores de edad. En muchos casos, las violaciones sexuales se invisibilizan por elementos de carácter cultural, como se mencionó anteriormente, cuando en las comunidades está bien visto y se motiva el matrimonio o la unión de hecho de adolescentes y jóvenes con personas adultas para «mejorar las condiciones de vida». Aspecto que favorece a la impunidad y limita el castigo de las personas que cometen el delito de violación y con ello se vedan los derechos de las niñas, adolescentes y jóvenes del país.
Los embarazos en adolescentes estereotipan y se produce una revictimización porque la adolescente es excluida, marginada y en algunos casos limitada de sus derechos a la educación. Además, en salud es tratada con violencia obstétrica al momento del parto, recibiendo comentarios negativos respecto al momento en que «decidió» embarazarse, comentarios que van desde «pero cuando estabas haciéndolo no te quejabas»; hasta «ahora compórtate como adulta para aguantar los dolores».
Es importante que los jóvenes cuenten con información científica basada en evidencia respecto al tema de sexualidad (cuidado, promoción, prevención de riesgos, daños de la salud, respeto por el propio cuerpo y el ajeno, la prevención de las enfermedades infectocontagiosas y todo conocimiento que contribuya al ejercicio de una sexualidad sana, responsable, plena y placentera), en un marco de valores éticos ciudadanos para que puedan tomar mejores decisiones respecto a su sexualidad, ejercer su ciudadanía y velar por el cumplimiento de sus derechos. Es importante resaltar, que las temáticas se deben abordar de acuerdo a la edad del niño/a, al contexto sociocultural desde una perspectiva multidimensional, multidisciplinaria.
Otros temas específicos que se deberían de abordar serían: diferencia entre sexo y género, diferencia entre género y orientación sexual, cambios sexuales que se producen en las distintas etapas de la vida, aspectos biológicos de la sexualidad (órganos reproductores internos y externos de ambos sexos), el proceso reproductivo y su vinculación con el proyecto de vida, derechos sexuales y reproductivos, la sexualidad y el placer, conocimiento y aceptación de sí mismos, de su cuerpo, el fortalecimiento de la identidad y la autoestima, la convivencia y el respeto en las relaciones.
La educación integral en sexualidad favorece a que los jóvenes conozcan sus derechos sexuales y reproductivos, aspecto que permite que tomen decisiones respecto a su vida, que puedan tomar decisiones respecto a la planificación familiar, la cual tiene una vinculación directa con el proyecto de vida, tomando en cuenta decisiones importantes como el inicio de las relaciones sexuales, la decisión de ser madre o padre, el número de hijos que desean tener, el intervalo de nacimiento, los métodos de planificación familiar o anticonceptivos, prevención de enfermedades de transmisión sexual, VIH, asistencia a servicios de salud. Esto va a permitir que sepan en profundidad lo que es ser padre o madre información que les servirá para la toma de decisiones, partiendo del conocimiento sobre el tema y lo van a poder utilizar para elaborar un plan de autocuidado en sexualidad.
Aimee Rodríguez

Socióloga, con una maestría en Ciencias Sociales, con estudios en Alemania y Argentina, docente de posgrado y dedicada a las temáticas de educación, niñez adolescencia y juventud. Disfruta aprender de las personas que conoce, viajar, conocer nuevas culturas, investigar, desaprender y ver el mundo a través de la fotografía.
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