Elon Musk, nuevo encomendero

Trudy Mercadal | Política y sociedad / TRES PIES AL GATO

We will coup whoever we want. Deal with it.
[Le daremos golpe a quienes queramos. Aguántense.]
Elon Musk, CEO de Tesla, en Twitter

Los encomenderos, para quienes no recuerdan bien sus clases de historia colonial, son aquellos a quienes durante la colonización española les fue otorgada una «encomienda» de la Corona, que les permitía explotar un territorio o mina, con un buen número de obreros indígenas incluido.

El textito del epígrafe es de Elon Musk, controversial multimillonario tecnócrata conocido por sus comentarios bizarros y racistas y por promover una imagen de visionario cool. Musk se jactó en su cuenta de Twitter que le darán golpe de Estado a quien se les dé la gana y a quienes nos les guste, que se aguanten. El tuit referencia que Musk, como muchos otros líderes de corporaciones transnacionales, está obsesionado con las minas de Bolivia y otros países suramericanos. También causó escándalo que, a media catástrofe económica en Estados Unidos, parte del estímulo económico que debía ir a pymes (unos USD15 millones) se le dio a él. Todo está conectado, pues el Gobierno estadounidense existe para servir a las corporaciones y esto incluye sus relaciones exteriores.

Hoy ya no es un secreto que el gobierno de Trump manipuló a grupos de oposición en Bolivia, así como a la Organización de Estados Americanos (OEA) para sacudirse a Evo Morales, quien rehusaba otorgar la «encomienda» de sus minas de litio en el Salar de Uyuni a los millonarios norteamericanos que andaban tras estas (las minas del salar son uno de los depósitos más grandes del mundo). La misma OEA reconoció después que hubo presión norteamericana y que el drama de que habían «sospechado fraude» en las elecciones de Morales había sido un «error». También lo reconocieron a través de diferentes medios algunas entidades y oficiales del Gobierno de EE. UU., así como expertos de entidades tan importantes como MIT. Aun así, nadie investigó más hondo o armó revuelo al respecto. El hecho había ocurrido ya y se dio por zanjado el asunto.

Aunque la OEA jugó un rol crucial en legitimar el golpe a Morales y su cambio de tono será históricamente significativo, resulta inútil para salvar las minas y otros recursos. Demasiado tarde se reconoció todo esto, pues ya han colocado a un grupo de títeres pentecostales en el Gobierno boliviano, afines a sus intereses, y no cabe duda a quien se le dará la concesión de las minas (aunque China y Rusia también andan tras dicha concesión). Elon Musk declaró, además, que abría una gigafábrica [*] en Brasil y Bolsonaro anunció que se iría a reunir con Musk en Miami este año, pero cayó con coronavirus. Igual, el ministro de Comunicaciones de Brasil, así como congresistas brasileños, han sostenido ya varias videoconferencias con el personal de Tesla.

No solo tiene Brasil un gobierno afín a los planes de Tesla, sino que también tiene minas de litio en Minas Gerais y Paraná, así como en muchas regiones del norte, recursos que Tesla necesita. Los carros de Tesla dependen del litio. Aún así, el litio de Brasil no será suficiente, según Tesla. Por eso necesitarán el de Bolivia y el de minas en Argentina y Chile. A esta región le llaman ahora «el triángulo de litio», más que nada porque en EE. UU. les gusta endilgarle el término militar «triángulo» a cualquier región que les interesa atacar o explotar (así existe «el triángulo norte» de Centroamérica, espacios que, por seguridad y economía, delimitan estratégicamente).

No es Musk el único tuiteando sus planes. El empresario boliviano Samuel Doria Medina tuiteó invitando a Tesla a construir una gigafábrica en el Salar de Uyuni para hacer baterías de litio. Doria Medina es aliado político de Jeanine Añez, presidenta provisional de Bolivia y, además, corrió contra Evo Morales (y perdió) en las elecciones del 2019. Expertos aseveran que es una invitación que el gobierno de Añez envía a Musk, pues, por raro que parezca, hoy día muchas de las políticas nacionales e internacionales se manejan a través de mensajes de Twitter.

Evo Morales mantenía que las reservas de litio son patrimonio del pueblo boliviano. Está claro cómo se repartirá el pastel ahora y el pueblo recibirá solo migajas. Las políticas socialistas que contemplaban un desarrollo de beneficio a toda la población ya no existen. Ha sido lo de las minas, en opinión de expertos internacionales, lo que condenó al gobierno de Morales. Y el cambio, rápido y brutal, va más allá de la minería. Las protecciones ecológicas también se eliminaron. Territorios y bosques protegidos fueron autorizados como áreas de pasto para los grandes ganaderos. Estas políticas no son únicas de Bolivia, pues Bolsonaro en Brasil también aboga por entregar áreas protegidas y reservas a ganaderos y mineros, a pesar de los daños irreversibles que esto causará a poblaciones indígenas y, en general, al resto del mundo a través del impacto nocivo sobre el cambio climático.

Entidades que analizan tendencias financieras, como Bloomberg News, han publicado que se espera que para el 2040 más del 40 % de la energía consumida a nivel global será renovable (actualmente es el 7 %). Además, líderes de la industria petrolera han admitido en reportajes de The Atlantic Monthly y New York Times que están básicamente sacándole las últimas gotas al negocio del petróleo, pues la industria está muriendo y proyectan ahora acaparar y expandir la energía renovable en las próximas décadas. Vean, nada aquí es secreto o conspiración: son cosas que los líderes de la industria declaran en entrevistas. Recuerden que, aunque no sea ético, no es ilegal. Es business nomás.

Así, los dueños de las minas de níquel, cobalto y litio, esenciales para la energía renovable, serán los amos del mundo. Hoy, como ayer, tienen el poder de botar gobiernos estorbosos y colocar gobiernos que les den encomiendas sobre los recursos y gente de sus países. Seguimos los latinoamericanos siendo colonia. Siguen arribando los encomenderos para hacer lo que siempre han hecho: saquear, destruir y luego abandonar, dejando una catástrofe detrás. Como acertadamente dijo hace 300 años el Rey Sol: Detrás de mí, ¡el diluvio!

[*] La corporación Tesla le llama giga-factories (gigafábricas) a sus fábricas gigantes.

Fuentes: «Elon Musk is Acting like a Neo-Conquistador for South America’s Lithium» (A. Bejarano & Vijay Prashad, People’s Dispatch, 10 de marzo, 2020), « “We will coup whoever we want”: Elon Musk Loves Imperialism» (O. Groth, Left Voice, Julio 28, 2020), «The Next Chapter of the Oil Crisis: The Industry Shuts Down» (J. Blas, Boomberg.com, Abril 25, 2020), «What renewable energy economy looks like» (James Fallows, The Atlantic, Noviembre 2016).

Imagen principal tomada de Daily Beast.

Trudy Mercadal

Investigadora, traductora, escritora y catedrática. Padezco de una curiosidad insaciable. Tras una larga trayectoria de estudios y enseñanza en el extranjero, hice nido en Guatemala. Me gusta la solitud y mi vocación real es leer, los quesos y mi huerta urbana.

Tres pies al gato

Correo: info@trudymercadal.com

2 Commentarios

Pedro Samayoa Arenales 08/08/2020

Saludos Trudy! Buenos datos sobre cómo el imperio concesiona, si o si, cualquier territorio en beneficio de sus financistas. Pero no es el impero aquel en decadencia sino el imperio reseteado pues el SARS Covid19 (el verdadero nombre del mensajero) les frenó por un rato (¿será? o ¿será que ese era el plan?). Lo que se ve en el túnel parecen ser «figuritas de luz». The Family, El Mecanismo y Elysium tenemos un adelanto de lo que puede encontrarse «al final del tunel»…

Marcelino Morales 07/08/2020

Exelente artículo Trudy Mercadal. Felicitaciones.

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