Elecciones: nihil novum sub sole (nada nuevo bajo el sol)

Marcelo Colussi | Política y sociedad / ALGUNAS PREGUNTAS…

¿Por qué decir «nada nuevo»? Porque, más allá de un nuevo paisaje coyuntural, al día de hoy, en términos estructurales todo sigue igual que siempre.

Llegan las elecciones en junio y el panorama actual se muestra bastante distinto al de las elecciones pasadas, en el 2015. En aquel entonces se respiraba un clima general anticorrupción, por lo que el candidato que se alzó con la victoria, Jimmy Morales, haciendo un buen aprovechamiento mediático de ese tema (¿papel actoral bien desempeñado?: «Ni corrupto ni ladrón»), pudo embaucar adecuadamente a la masa votante. La población votó con el sonido de las vuvuzelas sabatinas anticorrupción aún resonando. El fiasco fue grande. Hoy, si bien la preocupación por la corrupción no ha desaparecido, tiene un peso distinto.

Durante la presidencia de Barack Obama en Estados Unidos, la «lucha contra la corrupción» impulsada por Washington era una prioridad de su política exterior. Mecanismo de control, distractor en definitiva, al menos existía, y eso fue lo que motorizó por ese entonces el Plan para la Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica. Hoy, con Donald Trump en la Casa Blanca, las prioridades han cambiado. La genuflexa maniobra del Gobierno guatemalteco de trasladar su embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, sin dudas sirvió para negociar el fin de esa cruzada que lideraba la Cicig. Consecuencia de ello: cesó la lucha anticorrupción, y eso que se dio en llamar Pacto de Corruptos (ciertos sectores de la oligarquía y el empresariado, de exmilitares, de la clase política y del crimen organizado) salió fortalecido. La política y la vida social en general se han derechizado, retrocediéndose en los mínimos avances logrados en estos últimos años de democracia y de fin del conflicto armado.

Por todo ello, el panorama electoral actual es distinto al de cuatro años atrás. Ahora el Pacto de Corruptos se muestra fortalecido, habiendo tomado la iniciativa política. Las distintas medidas que el Gobierno ha ido impulsando recientemente (desarticulación del proceso de profesionalización de la PNC, avance con la ley de inmunidad para los crímenes de guerra, bloqueo de toda iniciativa progresista, suspensión de la Cicig), sumado al hecho de la reaparición de escuadrones de la muerte, permiten ver que estos sectores dejaron de sentirse perseguidos para pasar a ser perseguidores. Por lo pronto, sin que su candidatura sea un real peligro para el Pacto de Corruptos, la exfiscal Thelma Aldana (que es de derecha), más por una cuestión de imagen que por la efectividad que pudiera tener como eventual presidenta, está siendo vehementemente atacada.

¿Qué pasa con este proceso electoral? Asistimos a una proliferación infinita de partidos: 24 binomios presidenciales y 28 fuerzas políticas inscritas. Alrededor de 10 000 personas buscando cargos de elección popular. Tan abrumadora cantidad de partidos y candidatos llama la atención: suena a «divide y vencerás». Está claro que esos «partidos» no son tales: pequeñas agrupaciones sin historia ni plataforma real, con candidatos sacados de la manga, funcionan como inversiones económicas, como acomodaciones circunstanciales listas para ofrecerse al mejor postor. El mecanismo tiene más (absolutamente más) de mercadotecnia que de proyecto político-ideológico. Pero también puede comportar una lógica política (muy perversa por cierto): en caso pasara a segunda vuelta algún candidato no alineado al Pacto de Corruptos, esa atomización podría servir para juntar fuerzas contra el «indeseable». En otros términos: nada nuevo. Es decir: una clase política históricamente corrupta y servil alineada con los reales factores de poder del país. Nada ha cambiado.

En la izquierda electoral tampoco hay nada nuevo. Esta izquierda (fragmentada, falta de fervor revolucionario, casi desconocida para la población) no se diferencia básicamente de los partidos de derecha. Su dinámica es solo el mantenerse viva como fuerza para, mezquinamente, alcanzar alguna migaja del poder político. Por lo demás, está totalmente divorciada de las necesidades reales del pueblo. ¿Es izquierda? Nada nuevo aquí tampoco, donde priman los protagonismos y egos inflados.

Donde sí hay algo nuevo es en el MLP. Esa es una auténtica expresión de base, popular, forjada en luchas campesinas, representativa de una amplia mayoría rural. Como brazo político de Codeca, está criminalizado, y la respuesta real de la derecha ante su avance es matarle gente (numerosos militantes de Codeca asesinados impunemente en estos meses). Su estrategia no es aspirar efectivamente a la Presidencia sino fortalecerse como fuerza, crecer como opción clasista. Eso es lo que preocupa al statu quo, porque no representa «más de lo mismo»; aquí hay una opción nueva.

En síntesis: salvo el MLP, que casi con seguridad no ganará la Presidencia (¿qué obstáculos le pondrán?), ningún partido ofrece algo novedoso. Todos son meros eventuales administradores de los grupos económicos, y en mayor o menor grado, alimentan y se nutren de la corrupción e impunidad históricas. Alguno ganará, muy probablemente en segunda vuelta con componendas y arreglos bajo la mesa, pero solo para repetir el gastado gesto de asumir un 14 a las 14, sin ningún cambio real, haciéndonos creer que esto es la democracia.

¿Por qué decir «nada nuevo»? Porque efectivamente no hay ningún cambio: la corrupción, contra la que nunca se combatió en profundidad (está presa la Línea 1, ¿y la Línea 2?) continúa exultante, la impunidad campea intocable, la pobreza del 60 % de la población, salvo candidatos a los que con seguridad se les cerrará la puerta, no es afrontada con seriedad por ninguna fuerza política, la violencia delincuencial no se solucionará con «mano dura» como muchos plantean, y la Selección Nacional de Fútbol seguirá sin entrar en ningún Mundial.


Imagen tomada de El País.

Marcelo Colussi

Psicólogo y Lic. en Filosofía. De origen argentino, hace más de 20 años que radica en Guatemala. Docente universitario, psicoanalista, analista político y escritor.

Algunas preguntas…

Correo: mmcolussi@gmail.com

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