El sentido de la muerte

-Bienvenido Argueta Hernández / DANZA CÓSMICA

La muerte es una experiencia de la cual nadie puede dar testimonio, pero su presencia es ineludible. En términos poéticos, esa frase podría expresarse en el verso del Bolo Flores: “Nunca sabré, pues me habré muerto todo”. Por ello, los seres humanos han tenido que crear marcos explicativos o configuraciones mágicas para sobrellevarla. Rituales, religiones, literatura y representaciones surgen frente a Ella, para disminuir el terror que ocasiona. Según Bataille, la muerte constituye un fenómeno que los seres humanos observamos en su plena ocurrencia en otro, sea alguien querido u odiado. Pues la muerte no solo constituye un dolor por la ausencia que dejan los seres queridos, también en los orígenes de la humanidad constituía la manifestación de ser testigos de la descomposición de la carne, los olores fétidos, hasta el desvanecimiento de alguien que literalmente deja de ser. El desequilibrio del contraste que provoca el recuerdo y la realidad se pierden en una escenificación aterradora. Aún para Bataille, la representación más cercana es la sexualidad y la lujuria; pues en cierto sentido esa experiencia desconfigura el ser de alguien. Al llegar a perderse con tanta intensidad en el otro, uno se desvanece y, al volver en sí, adquiere una conciencia de pérdida y del intenso sentimiento del ser discreto y de su soledad en el mundo. El amor es expresado como una especie de muerte que busca volver incesantemente hallándose fuera de sí y en unidad con el amante.

El propio sentido de nación y ciudadanía estuvo vinculado a las raíces históricas de quienes habían ofrendado su sangre y sus vidas por el resto de la comunidad, haciendo un vínculo simbólico de la familia súper extendida unida por esa sangre derramada. Cuestión aún más arraigada por los griegos y complementada con una perspectiva de familias unidas por la sangre de quien vino al mundo a morir para vencer la propia muerte y dar posibilidad a la resurrección. La nación, la ciudadanía y la propia libertad: “a vencer o a morir llamará… antes muerto que esclavo será”.

La muerte abre también un mundo más allá de este en diversos relatos y creencias. Estas narraciones están asociadas a rituales que, de manera visual y concreta, intentan a toda costa abrir un camino a mundos que van más allá de los nuestros. En Chichicastenango, las señoras suelen colocar cuatro filas paralelas, dos de ellas al centro y delineadas por pétalos de rosa y candelas que se consumen por el apetito que tienen sus muertos en el más allá.

Observamos en el calendario un día de los muertos para visitarlos, “recordar a los seres queridos que se han adelantado en la experiencia de la muerte” y quienes deben estar en algún lugar, como mundos espirituales que crean las diferentes religiones. Un día tan trascendental que se construye de la relación de sentimientos de los vivos hacia sus muertos. En ese día memorable no puede faltar la reunión de la familia, sentarse a la mesa y compartir, haciendo el recuento de quienes sobreviven y darse cuenta que aún están vivos, recordar a quienes se han ido, pero también alejar a la muerte, que es tan cercana a ellos. La muerte o nuestra muerte llegará tarde o temprano y nos hará sus presas, culminando una experiencia de la cual seremos parte en las historias y sentidos de quienes aún quedan vivos.

Bienvenido Argueta Hernández

Aprendiz permanente de los relatos encantadores de las gentes y explorador de las historias que nos muestran mundos diferentes entretejidos entre poesía, cuentos y pinturas. Me gusta jugar, subir volcanes y cruzar arroyos, recorrer laberintos y ser capaz de observar estrellas, paisajes y sonrisas. Escucho jazz o rap y en los intermedios hago investigación social y escribo sobre filosofía y educación.

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