El proyecto de la Navidad

-Ana Carolina Martínez Hernández / OJOS FORASTEROS

Las fiestas de fin de año se acercan y en todo el hemisferio oeste y otras partes del mundo se celebra la Navidad; el festejo occidental más celebrado por excelencia. Niños y adultos se alegran por igual. Los niños por los infaltables regalos (mientras la economía dé para ello, por supuesto) y los adultos por el debido asueto, la comida y el acercamiento familiar. Esto es casi la regla en todo el mundo. Sin embargo, todos los países tienen sus variaciones e interpretaciones de esta festividad, aunque todos toman como punto de partida el nacimiento de Jesucristo; es decir que se considera una tradición cristiana.

Históricamente se sabe que la festividad se remonta a tiempos aún más antiguos. No entraré en detalles del relato de la Navidad y de cómo su proveniencia se basa en sí en ritos de adoración a las deidades romanas. Aunque su significado se podría interpretar como una adoración al fenómeno natural del solsticio de invierno que puede tener su procedencia en creencias anteriores a los romanos. Lo que es un hecho es que a partir de la incorporación del cristianismo en la tradición romana, la Navidad como actualmente la conocemos fue evolutivamente tomando forma, lo que hace de esta celebración un invento netamente occidental. Esta incorporación de elementos paganos a cristianos cumplió indudablemente su cometido, pues la idea era normalizar la nueva religión del imperio entre los romanos para luego expandirse a todos los habitantes del Imperio. Esta es la tarea de los ritos y las tradiciones; crear, promover y conservar.

A casi 1 700 años de tales cambios, la Navidad sigue sólidamente enraizada en la cultura occidental. Si bien cada país ha ido creando con el paso del tiempo sus propios ritos, en algunos países la Navidad tiene aún un fuerte sentido religioso, tal es el caso de Guatemala, a pesar de que la comercialización de la fiesta es un fuerte contrincante de la tradición. Ahora conviven lado a lado la posada, el árbol Gallo y el santa claus del centro comercial. El número creciente de los templos neoprotestantes en el país también tienen su versión modificada de la Navidad, la cual es presentada cada año a través de un show teatral que entretiene a su público. Nadie, sin embargo, siente la Navidad como una tradición en declive religiosamente hablando.

En los países nórdicos, por el contrario, esta tradición se vuelve cada vez menos religiosa. Esto en parte porque la sociedad en general es menos dependiente de un espiritualismo religioso. La vida se maneja pragmáticamente, tal vez a causa del nivel de vida de sus habitantes o del alto nivel educativo. Lo que sí es seguro es que la Navidad es una tradición fielmente practicada por la población nórdica. Inclusive podría afirmar que hay un culto hacia las prácticas repetitivas de la tradición navideña, que no ha cambiado en un centenar de años, como el tradicional baile alrededor del árbol, mientras se entonan villancicos luteranos, escritos por el propio Lutero.

Lo interesante de la Navidad en estos países es su entendimiento de la misma. En primer lugar es tiempo en familia, principalmente cuando las familias no se ven a menudo. Luego viene la comida, como una tradición importante de conservar e inclusive defender. El tema de la alimentación ha tomado importancia en Dinamarca a causa de la controversia originada en las escuelas públicas, ya que se ha intentado reducir el uso de la carne de cerdo por consideración a los niños de otras denominaciones religiosas. El intercambio de regalos, así como en otros países del autonombrado primer mundo, puede llegar a niveles absurdos de consumismo. Por último diría que viene la religión, pues a pesar de que el veinticuatro de diciembre es el día en el año en que más afluencia tienen las iglesias, el número de asistentes es aún bajo en relación al número de habitantes. Otra controversia ocurrió la semana pasada, cuando una escuela pública decidió eliminar el tradicional servicio religioso de Navidad. Los grupos conservadores salieron a la defensa de las tradiciones, pues argumentaron que es una manera de instruir a los niños daneses a los ritos de la Navidad, así mismo el partido más grande de derecha extrema del país expresó que era profundamente escandalosa la medida y que esta no aportaría a introducir a los niños musulmanes a la sociedad danesa. Sorprende ver cómo súbitamente toma importancia un rito religioso en una sociedad poco creyente, primordialmente para instruir a sus habitantes.

En sí, lo que se entiende de las fiestas navideñas nórdicas es un tiempo de unidad, en el cual la gente se puede reconocer; es decir, descansar en la búsqueda una tradición identificadora. Lo más importante de la Navidad es saberse incluido en rituales comunes de la población. En este sentido, la celebración de la Navidad sigue teniendo la función asignada desde sus inicios en la cultura grecorromana de asimilar a su pueblo a cierta estructura del comportamiento social y a determinado simbolismo religioso y esto es válido en cualquier sociedad.


Fotografía de Claus Bech.

Ana Carolina Martínez Hernández

Guatemalteca de nacimiento, danesa por opción desde el 2002. Con los ojos abiertos ante dos sociedades tan distintas y desafíos distintos. Bachelor en español y epañol latinoamericano, lengua, literatura y cultura por la Universidad de Århus; máster en español, lengua y cultura con especialización en historia por la Universidad de Copenhague.

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