El proceso de cambio organizacional

Ana Lucía Hernández Mainieri | Política y sociedad / REFLEXIONES EMPRESARIALES

En la actualidad, el cambio es la constante prácticamente en toda actividad humana. Las empresas, como entes conformados por personas, no escapan de esta realidad y suelen sufrir una serie de transformaciones como parte natural de su proceso de crecimiento y desarrollo. Sin embargo, esta evolución no siempre es percibida por los integrantes de las compañías como algo favorable, debido a la incertidumbre que suele generarse al percibir que se «pierde algo».

Lo recomendable, entonces, es reconocer que se están dando transformaciones, identificarlas, analizar el ambiente interno y externo de la organización, y a partir de ahí, desarrollar procesos de adaptación planificada, congruentes con el plan estratégico general de la empresa.

Los gerentes, quienes son los responsables de liderar las organizaciones, deben prestar atención en forma constante a los factores externos e internos que pueden afectar el logro de los objetivos estratégicos y considerar que el cambio suele ser una señal de la evolución.

Entre las variables externas que suelen transformarse y deben ser monitoreadas por la administración de la organización, es posible mencionar factores económicos, políticos, legales, culturales, demográficos, tecnológicos, competitivos y ambientales; los cuales no son controlables por la administración, sino que deben monitorearse, siendo proactivos y adelantárseles, dándoles una connotación de oportunidad y no de amenaza e influir en forma directa sobre la actividad que desarrolla la empresa.

Los líderes de las empresas procuran prever su incidencia por medio del desarrollo de planes de contingencia, de esta manera, se aprovechan las oportunidades y se reduce el impacto de las posibles amenazas.

Los aspectos que sí puede y debe controlar la empresa son los factores internos, entre los que se suele considerar a los proveedores, la empresa en general, con su infraestructura, equipamiento, tecnología, recurso humano, clientes y públicos. Una buena gestión administrativa permite controlarlos e identificar oportunidades de mejora, lo que se puede manifestar en una innovación.

Los cambios se pueden dar, entonces, en forma espontánea o planificada, pero, definitivamente, es una realidad que se van a generar y que se requiere determinar estrategias para enfrentarlos y convertirlos en oportunidades de negocio.

Un buen líder cuenta con los recursos para identificar y atender los cambios en forma proactiva y, a su vez, identificar junto a su equipo de trabajo, las oportunidades de mejora que le ofrecen ese proceso evolutivo.

Quien lidera debe caracterizarse porque busca tener poder de influencia para alcanzar los objetivos estratégicos organizacionales, por medio de la identificación de habilidades y destrezas, puntos en común, así, dirige hacia procesos de cambio planificado, sostenible en el largo plazo.

En síntesis, el cambio se va a generar. Depende de los quienes lideran las empresas el desarrollar estrategias que contribuyan con la planificación y sistematización de tácticas que faciliten el control de factores, tanto internos como externos, para el logro de los objetivos organizacionales, es decir, que se perciba como una oportunidad de mejora y no como amenaza.


Ana Lucía Hernández Mainieri

Doctora en Educación con énfasis en Investigación Educativa, máster en Administración de Empresas con énfasis en Mercadeo, Licenciada en Orientación. He colaborado como docente universitaria desde 1991 en varias instituciones, he sido vicerrectora académica de diversas organizaciones y directora de Calidad Académica de la Universidad Latina de Costa Rica. He dirigido más de 300 trabajos finales de graduación desde grado a posgrado. He sido consultora empresarial de temas como servicio al cliente, mercadeo de servicios, endomarketing, desarrollo del talento humano, comunicación asertiva, liderazgo e innovación, entre otros.

Reflexiones empresariales

Correo: hernandezmainieri@gmail.com

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