El poder y las mujeres

-Mirna Ramírez Pérez / HETAIRAS

Históricamente la palabra ha sido negada a las mujeres, los anales históricos apenas reflejan la producción escrita por nosotras. Los espacios no siempre se ofrecen tan espontáneamente como lo hace gAZeta, por ello agradezco a las diosas la invitación a compartir la pluma con personas diversas en sus pensamientos, pero con un fin similar, llevar análisis, propuestas y apuestas por construir un mundo para todas y todos.

Al aceptar la invitación de gAZeta me sugerí varias temáticas, por ejemplo escribir, entre muchos temas, sobre la literatura de las mujeres, sobre su transitar en la historia y en los aportes que no son reconocidos pero que han cambiado esa ruta histórica. Sin embargo, hay una temática que recientemente empieza a visibilizarse y a la cual me referiré en las próximas columnas, ya que sus efectos, posiblemente más negativos que positivos, se han sumado desde que las mujeres se posicionaron en puestos de poder político. Ser integrantes de partidos políticos o secretarias generales de los mismos, ocupar puestos de elección popular entre otros, han sido producto de una apuesta férrea por “demostrar” que las mujeres podemos dirigir, estar desde la palestra pública. Ese derecho negado como muchos otros, casi todos, a las mujeres, tiene un alto costo, en lo personal, en lo familiar, en lo social.

La violencia política hacia las mujeres es el tema al que quiero referirme. Esa violencia política que se ejerce en contra de las mujeres cuando se “atreven” a “confiscarles” a quienes siempre lo han detentado, el poder, de actuar, de decidir, de asumir la cosa pública, que históricamente se han recetado los hombres.

Se parte del supuesto de que no existe una naturaleza violenta sino que es en lo histórico y social donde radica lo que se ha llamado la esencia humana. Por ello, son actos de poder todas las formas de violencia que tienen un contenido político en el sentido amplio de la palabra.

Hasta ahora las mujeres encuentran muchos obstáculo para lograr una participación sustantiva en la política, aún no existen mecanismos que garanticen que su participación en este ámbito esté exenta de acciones violentas.

“La violencia política afecta el derecho humano de las mujeres a ejercer el voto y a ser electas en los procesos electorales; a su desarrollo en la escena política o pública, ya sea como militantes en los partidos políticos, aspirantes a candidatas a un cargo de elección popular, a puestos de dirigencia al interior de sus partidos políticos o en el propio ejercicio de un cargo público. Asimismo, repercute en la actuación de aquellas mujeres que deciden integrar los consejos distritales o locales de los organismos electorales, así como las que fungen como funcionarias o representantes de partidos políticos en las mesas directivas de casilla” (Instituto Nacional Electoral de México, D.F.).

Hoy día, la violencia política contra las mujeres es uno de los problemas más graves de las democracias en el hemisferio. Las soluciones deben enfocarse entonces en lograr la paridad numérica en todo el espacio púbico, pero también en las medidas para asegurar que las mujeres ejerzan sus derechos políticos libres de discriminación y violencia, eliminando los factores de género que impiden a las mujeres el libre ejercicio del poder político.

En Guatemala se ha iniciado el debate sobre la violencia política que se ejerce sobre las mujeres que, en su legítimo derecho, optan por participar en los procesos políticos públicos. Existe una iniciativa de ley que aborda esta problemática, aún está en construcción, sin embargo ya tiene sus primeros detractores, hombres parlamentarios que se sienten agredidos por el contenido de esa propuesta.

Habrá que abrir la brecha para la discusión amplia, con diferentes sectores y con la idea de fomentar una participación plena, solo así estaremos construyendo una democracia participativa.


Fotografía por Mirna Ramírez.

Mirna Ramírez Pérez

Mujer, feminista, defensora de los derechos de las mujeres, tomo la palabra para denunciar este sistema opresor, patriarcal, racista, discriminatorio. Le apuesto a encontrar, de a poquitos, los resquicios para destruir ese sistema y construir el que posibilite la inclusión de todas y todos.

Hetairas

Un Commentario

JOSUE AUGUSTO PEREZ FIGUEROA 20/09/2017

Yo no diria que se trata del DERECHO DE LAS MUJERES, sino mas bien de la REVANCHA DE LAS MUJERES ante la opresion. Lo mismo es hablar del derecho de los pobres y marginados que nunca han tenido. Siempre, hombres o mujeres, han sido excluidos de la toma de decisiones politicas.

Dejar un comentario