El paro del 20 de septiembre y el clamor de la Plaza

-Bienvenido Argueta Hernández / DANZA CÓSMICA

La Plaza estaba a reventar. Al medio día miles de banderas se ondeaban entre la agitación del viento y los gritos de la gente. Por momentos los tambores, pitos y sonidos de las vuvuzelas eran ensordecedores. Y como si no fuera suficiente, seguía llegando más y más gente. Los estudiantes universitarios iniciaron su arribo a la 1 de la tarde, era como entrada de ríos en los mares de gente. La participación de miles de guatemaltecos también se manifestó en todos los departamentos del país. Cada persona que se hizo presente a las concentraciones, como ciudadano, atendió la convocatoria de la nueva AEU. La exigencia fue la renuncia del presidente y de los diputados por sus acciones, que a todas luces son parte de un pacto de impunidad y corrupción.

El llamado se hizo en razón de la acumulación de acontecimientos a partir de que el presidente de la República pretendió dar marcha atrás a los avances realizados en la persecución penal en contra de los aparatos clandestinos vinculados al Estado y fortalecer el sector justicia por parte del MP y la Cicig. Jimmy Morales intentó expulsar al comisionado Iván Velásquez y revisar los términos del convenio de la Cicig, bajo el pretexto de defender la institucionalidad, a sabiendas de las evidencias del financiamiento electoral ilícito y la petición del retiro del derecho de antejuicio de Roberto Villate del Partido Líder, Orlando Blanco de la UNE y el propio Jimmy Morales del FCN, como exsecretarios generales de los tres principales partidos en las últimas elecciones generales. Sin embargo, la Corte de Constitucionalidad resolvió en definitiva el amparo contra la disposición presidencial de nombrar no grato al comisionado Velásquez.

Pero lo que rebalsó el vaso y que llevó manifestar fue que, durante la misma semana, la mayoría del Congreso de la República, en franco pacto de impunidad y corrupción, votó en contra de quitar la inmunidad del presidente para ser investigado por los delitos que se le acusan. Además, se aprobaron leyes bajo moción privilegiada y, previo a la conmemoración de la Independencia, las cuales reformaban el Código Penal para autoprotegerse de las penas relativas a los delitos cometidos por el financiamiento electoral ilícito, eliminando de manera retroactiva la responsabilidad de los secretarios generales de los partidos y de paso, liberando de penas otros delitos graves.

Las manifestaciones de descontento no se hicieron esperar. A tal punto la población expresó su repudio ante la aprobación de estas leyes que se interrumpió el desfile oficial de Independencia y obligó a los diputados, el 15 de septiembre, a dar marcha atrás, reunión que si bien sería de forma, pues la Corte de Constitucionalidad había resuelto dar trámite a los procesos de amparo interpuestos por la franca violación a la Constitución. Aun así, los diputados en su afán de disminuir los efectos de sus actos ilegales e inmorales a todas luces, no solo mostraron su cinismo y descaro señalando el error cometido por no haber leído lo aprobado o haber sido engañados en su buena fe; pero fueron rodeados por una manifestación de ciudadanos quienes exigían su renuncia para dejarlos salir del hemiciclo. Al final la policía y los antimotines tuvieron que llegar para reprimir y con uso de la fuerza dejar que salieran los diputados. En realidad el pueblo reclamaba para sí el origen mismo del poder público.

La marcha fue una manifestación democrática de ciudadanos racionales que desean resolver por la vía legal los conflictos de un grupo de personas llamadas por principio a hacer prevalecer el régimen jurídico, por el contrario ellos han transgredido la ley y se niegan a ser investigados para dar lugar al principio de presunción de inocencia y seguir el debido proceso que garantiza el sistema legal guatemalteco.
Por ello, la gente se movilizó desde la madrugada. Fuera en sus departamentos o municipios de origen, los ciudadanos decidieron manifestarse. Otros vinieron a la Plaza Central. La juventud estudiantil, que convocó, se concentró desde muy temprano en diferentes puntos de la ciudad, al igual que otros grupos organizados o de manera individual. La gente alistó sus carteles, proclamas y mantas.

Al acercarnos se veían columnas desplazándose desde el Congreso de la República, donde se habían concentrado los manifestantes del Comité de Desarrollo Campesino –Codeca-, hacia el Palacio Nacional. Recordemos que esta organización desde el año pasado solicitó la renuncia del presidente y realizó peticiones para resolver los problemas del sector eléctrico que afectan a las poblaciones más pobres del país. En esta manifestación, Codeca, al igual que muchas organizaciones de pueblos indígenas y académicos, planteó la necesidad de superar la crisis por la vía de una Asamblea Plurinacional Constituyente.
Diferentes grupos como los educadores musicales expresaban con ritmo que “no podrán… callar nuestro canto… Guatemala libre de corrupción”. También hicieron presencia colegios privados quienes plantearon su rechazo a la corrupción. Otros, como el Movimiento de Estudiantes Universitarios con Discapacidades y cientos de organizaciones más se hicieron presentes en la Plaza.

Momento especial lo constituyó la izada de la bandera de Guatemala que, como manifestación de luto, sustituía sus colores azules por el negro, retratando efectivamente el horizonte que nos deja la actual legislatura y partidos políticos que aceptan de antemano el financiamiento ilícito. En otras palabras, la política en Guatemala se construye de manera fúnebre respondiendo a aquellos que corrompen el ejercicio del poder público en detrimento de las necesidades del pueblo. Particular momento emotivo fueron las palabras de Lenina García, secretaría general de la AEU, quien patentizó la urgencia para transformar el país.

La manifestación del 20 de septiembre mostró que la multiplicidad de discursos y posiciones ideológicas que se pronunciaban en carteles, gritos, banderas y otras consignas era de cansancio por el constante engaño de los políticos y quienes son parte del poder real. Estamos cansados de que se nos trate como idiotas, de seguir sometidos a un orden del silencio ante el cinismo y descaro de los políticos y de quienes los financian. Estamos cansados de la amenaza de los mediocres que atentan contra cualquier acto de inteligencia, dignidad y honradez. Creo que la mayoría de la población recupera la valentía para luchar dignamente exigiendo la renuncia de los diputados, el presidente y a imaginar el proyecto de sociedad que nos merecemos.


Fotografías por Belinda Ramos.

Bienvenido Argueta Hernández

Aprendiz permanente de los relatos encantadores de las gentes y explorador de las historias que nos muestran mundos diferentes entretejidos entre poesía, cuentos y pinturas. Me gusta jugar, subir volcanes y cruzar arroyos, recorrer laberintos y ser capaz de observar estrellas, paisajes y sonrisas. Escucho jazz o rap y en los intermedios hago investigación social y escribo sobre filosofía y educación.

Danza cósmica

2 Commentarios

Scarleth Gomar 28/09/2017

Estoy cansada que la academia cierre filas pidiendo lo mismo, que no se anime a reconocer que mantener el orden constitucional solo ventilará mientras surja una nueva crisis. La plaza y las calles son emocionantes y necesarias, pero no de la forma mediatizada que se está siguiendo. Se dirigen las demandas a depurar un congreso que ya sabemos seguirá conformado exactamente igual que el actual. Realmente lidera la academia un camino para que no cambie nada. Aquí urgen cambios verdaderos. Escuchar seriamente a los campesinos, no solo citarlos, escuchar a los ancianos. Atreverse a romper el orden constitucional, la opción que veo para construir un nuevo Estado es la ACPP, pero el planteamiento del Dr. García Laguardia, es claro. Ese camino no se logrará con diálogos, ni con reformas a la LEPP. https://www.facebook.com/brujulagt/videos/1769862343076818/

Julio Santos 27/09/2017

Muy buena columna que recoge el sentir y el desarrollo de lo que pasó en la plaza.

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