El oscuro lado de los rubios prepotentes

Virgilio Álvarez Aragón | Política y sociedad / PUPITRE ROTO

Álvaro Arzú ha decidido sacar el cobre y, manipulando información y manejando medias verdades, quiere hacerse mártir, en una disputa en la que está dejando la piel, el alma y hasta a la familia.

Acorralado por sus errores prepotentes, ahora manipula a los presidentes de la República y del Congreso para ganar tiempo y conseguir impunidad. Aislado social y políticamente, el primero ha colocado a otro rubio para dirigir el Ministerio de Gobernación, con la única misión de, en dupla con Sandra Jovel, hacer cumplir la única acción de Gobierno que les interesa: expulsar a Iván Velázquez e impedir que la justicia les alcance.

Rodeado de supuestos voluntarios, salió a pintarle la calle a su hijo muy amado, usando para ello el color de la antigua organización que, luego de creada a su imagen y semejanza, se convirtió en cueva de rateros poco cuidadosos que le dieron la espalda por sus prácticas agresivas y prepotentes.

Sin pudor y sin vergüenza, se atreve a acusar a sus críticos de no ser capaces de ganar una elección porque son desconocidos, ocultando que él no ha sido capaz, desde el 2000, de ganar una elección a nivel nacional y, si bien se ha reelegido como alcalde de la ciudad capital tres veces, ha sido más por sus mañas para eliminar contrincantes de peso que por la calidad de su propuesta de gobierno municipal, haciendo uso, como le ha acusado el MP, de los recursos públicos para financiar su campaña.

Pero no debemos quedarnos con la imagen del Arzú Irigoyen público, el que prepotente viaja en moto sin casco y sin placas porque se considera superior a la ley y a la naturaleza. Sus mañas y trampas están en la oscuridad, tras las paredes de sus oficinas, en el uso de los necesitados para cubrirle las espaldas. En los contratos amañados para obsequiar fondos públicos a quienes luego le deben el favor de la supuesta grandeza y el alimento lujoso.

Arzú teme quedarse sin la cobertura del antejuicio, pues sabe que no tiene el más mínimo argumento legal para justificar todos sus desmanes. Jueces poco honestos y acorralados por quién sabe qué presiones le salvan de uno y otro antejuicio, cuando todas las pruebas están en su contra. Obnubilado con su capacidad de compra, imagina que así como presume que su padre le compró el título de bachiller en el Liceo Javier, así podrá comprar impunidad eterna, ofreciendo manotazos a quien se le ponga enfrente.

Lejanos están los años en que con su compinche de bachillerato se pelearon por el control de la ciudad. Incapaz de hacerlo presidente, Óscar Berger tuvo que buscar otros apoyos y auxilios para conseguirlo. Sin embargo, y ahora que se habla tanto del Transurbano, con un expresidente detenido y un ministro de Finanzas llevado a juicio, nadie los ha hecho pagar por el desastroso negocio, para la ciudadanía, de los famosos y malogrados «tomates».

Imponer a un ministro de Gobernación que contra viento y marea le cubra las espaldas, ha sido su supuesta jugada maestra. Si Jovel no logra la expulsión inmediata de Iván Velázquez, el rubio Degenhart ha llegado para entorpecer, por todos los lados, el funcionamiento del MP y la Cicig. Fuga de información y retiro de apoyos han sido las primeras acciones. Los delincuentes comienzan a sentirse seguros, Arzú Irigoyen y Morales Cabrera consiguen ahora dormir un poco más de seis horas, así como muchos de los que han lucrado con los fondos públicos. Si con Vielman y Sperisen la delincuencia de cuello blanco se adueñó del Gobierno, con los nuevos rubios de Arzú y Jimmy volverá a sus andadas, con la ventaja que el «señor oro» no tendrá a su chantajista estrella intentando controlar las cárceles.

Los Arzú, con la cobertura cómplice e interesada de Jimmy Morales, están tratando de estancar al país en las prácticas de los años setenta, cuando Dios y la Patria no eran más que los bolsillos izquierdo y derecho de los corruptos, torturadores y asesinos.

Pero ahora hay sectores de la sociedad mucho más desinhibidos y seguros, y no será tan fácil hacernos retroceder a las épocas del silencio cómplice y el miedo.


Imagen principal tomada de Guatevisión

Virgilio Álvarez Aragón

Sociólogo, interesado en los problemas de la educación y la juventud. Apasionado por las obras de Mangoré y Villa-Lobos. Enemigo acérrimo de las fronteras y los prejuicios. Amante del silencio y la paz.

Pupitre roto


3 Commentarios

Ulf Hultberg 25/03/2018

Gracias! Muy interestante – como siempre cuando publicas algo…!

Mesho Bautista 23/03/2018

Muy bueno. espero leer otro en una futura ocasión.

Luis Gutierrez 23/03/2018

Muy objetivo, concreto que pone en evidencia que el gobierno actual está subordinado a los intereses de los corruptos encabezados por Alvaro Arzu

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