El ocaso del aprendiz de dictador

Virgilio Álvarez Aragón | Política y sociedad / PUPITRE ROTO

Según el mismo Jimmy Morales ha dicho, como Álvaro Arzú Irigoyen, cuando niño se imaginó soldado. Bueno, más bien oficial, alto mando, sin por ello pasar por pruebas y exámenes. Pero se hizo cómico y, con casi nula capacidad para internacionalizarse, se dedicó al chiste burdo, sexista, racista y homófobo. Introdujo en su mofa a los soldados, a los de tropa, manteniendo una servil y soez admiración por los oficiales, a quienes, ahora de gobernante, ha saturado de medallas, ascensos y, claro está, aumentos salariales y demás dádivas pecuniarias.

En realidad, esa simpatía por la alta soldadesca no es sino una actitud autoritaria y antidemocrática. A gente como ellos les fascina mandar, dar órdenes imperiosas aunque irracionales. Valoran la obediencia de los otros pero ellos, en su infinita soberbia, no son capaces de cumplir las más mínimas y elementales normas de la convivencia social. Se forman en familias, escuelas e iglesias autoritarias, creyéndose inteligentes y capaces simplemente porque encontraron otros a quienes humillar e imponerse. Sin mayores valores humanos, nunca aprendieron el respeto y la solidaridad para con los otros, odiando íntima y virulentamente la democracia, aunque se sirvan de las elecciones para alcanzar el poder.

Por eso buscan desesperados el poder público, porque tradicionalmente se ha establecido como un poder autoritario. Sueñan ejercer nuestro presidencialismo, aún autoritario y caudillista, al estilo de Ubico, a quien Morales, como Arzú, admira y envidia abiertamente. Pero no se identifican con Barrios o Estrada Cabrera, dos autócratas liberales, precisamente porque no se animan a exigir obediencia a los oligarcas, burgueses y predicadores, con ellos Morales ha sido más que sumiso, servil. No solo porque con trampas e ilegalidades financiaron su fraudulento triunfo, sino porque, cobarde, solo sabe ser autoritario e imperioso con los de abajo. Aprendió a ser capataz, desconociendo las más mínimas reglas de la gestión colectiva.

Así, sin medir las consecuencias, e imaginándose protegido luego de las elecciones, primero con su narco aliado y luego con su histriónico y vulgar candidato, se lanzó a comprar aviones de entrenamiento a costos elevados, para que muy probablemente le quedara la olla untada, y, para ganarse la protección del supuesto César universal, intentó convertir al país en un gran campo de concentración, bajo el eufemista nombre de «tercer país seguro».

Pero la derrota electoral fue rotunda. Si bien el narco partido de Mario Estrada consiguió colocar doce diputados, siendo la tercera fuerza dentro del Congreso, superando en mucho al partido de los militares corruptos (FCN-Nación) que apenas consiguió ocho, el apoyo social a ambas organizaciones es más que mínimo, como lo fue también al micropartido de Arzú Escobar y al disminuido Todos. Morales pues, ha entrado rápidamente en su ocaso gubernamental.

Fotografía, Donald Trump, tomada de Etcétera.

Si alguna vez se soñó dictador omnipotente, humillando a las demás instituciones del Estado al hacer alianzas espurias y oportunistas con lo más bajo y corrupto del poder público, funcionarios e instituciones aún honestas le han comenzado a poner un hasta aquí. Primero fue la sugerencia vehemente de la Contraloría General de Cuentas al Ministerio de la Defensa para que no adquirieran los aviones argentinos, las posibilidades de ir a la cárcel antes de lo previsto inhibió a los altos mandos del Ejército, con el consabido desánimo y depresión de quien aún se imagina dictador.

Pero el golpe rotundo ha sido el amparo que la Corte de Constitucionalidad otorgó a quienes cuestionaron esa locura del «tercer país seguro». Primero, se quedaron los platos servidos en la Casa Blanca, con el consabido enojo del César estadounidense, para quien no hay bondades pasadas sino solo servilismos presentes. Segundo, Morales ha entrado en la ámbito de los inservibles y desechables del Gobierno estadounidense, lo que puede tener efectos devastadores para su futuro inmediato.

El soberbio autoritario ha iniciado, tal vez antes de tiempo, el acelerado camino al ostracismo, que en su caso implica la plausible posibilidad de dar con sus huesos en la cárcel. Si en su desesperación por la impunidad fraguó junto a sus secuaces golpes arteros a la institucionalidad y al proceso electoral, sus triunfos han resultado pírricos. Consiguió tirar de la competencia a Thelma Aldana, pero su narco-protector-protegido resultó preso antes de tiempo y no hubo manera de poner en marcha los magnicidios planificados.

Ninguno de los dos candidatos del segundo turno se arriesgan a prometerle impunidad absoluta, pues sus fichas están más que devaluadas. Si a Giammattei le podrían ser útiles los veinte diputados narco militares (UCN + FCN-Nación), para Torres están totalmente de más, lo que le permite jugar con mayor independencia del moribundo régimen y construir alianzas con los distintos sectores que esperan que este régimen de impunidad, terror y corrupción llegue efectivamente a su fin.

Morales ha comenzado a sufrir derrotas significativas, es de esperar que la Corte de Constitucionalidad conceda el amparo definitivo para la permanencia de la Cicig, dejando en manos del próximo gobierno su renovación y se ordene, en consecuencia, la sanción inmediata a los ministros Jovel y Degenhart. Aunque escasa, parece que hay una luz al final del túnel.


Fotografía principal, Jimmy Morales, tomada de Prensa Libre.

Virgilio Álvarez Aragón

Sociólogo, interesado en los problemas de la educación y la juventud. Apasionado por las obras de Mangoré y Villa-Lobos. Enemigo acérrimo de las fronteras y los prejuicios. Amante del silencio y la paz.

Pupitre roto

2 Commentarios

Rudy Cabrera 19/07/2019

Más claro no canta un gallo.

Carlos elias 19/07/2019

Acertadisimo articulo, que nos da una radiografia correcta del penaar del actuar de este tristemente personaje que segun el goberno el pais……!!!

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