El músico más ecléctico del siglo XIX

Jorge Sierra | Música / PALO DE MÚSICA

A lo largo de 235 páginas, el doctor en música Igor De Gandarias presenta, estudia y entrega una antología de la obra del gran compositor guatemalteco del siglo XIX: La obra musical de Benedicto Sáenz (1807-1857), impreso por Editorial Cultura.

Es interesante descubrir que en realidad fue un médico que emigró a músico. Y es que la música era una cosa casi omnipresente en su vida y en la de sus antepasados. Su abuelo, su padre, sus tíos, sus primos -tanto por parte de papá como de mamá-, respiraban música. Por lo mismo, el investigador no titubea en calificar el “papel hegemónico de la familia”, que por generaciones tuvieron a su cargo la plaza de maestro de capilla, cargo importante en el ámbito social y religioso. Por cierto, De Gandarias le dedica una parte del texto a su árbol genealógico.

El libro devela más cosas, como el hecho que Benedicto fue uno de los primeros en organizar prácticamente festivales de música. Como presidente de la Sociedad Filarmónica de Guatemala, organizó tres conciertos en el salón principal en el lapso de un año (1842) en el que incluyó la ópera. Evidentemente, en diferentes períodos de su vida y, en algunos momentos, con mayor frecuencia. Por cierto, entre sus autores favoritos estaban Rossini, Donizetti y Bellini. Ejecutaba para entonces sus óperas conocidas e igual obras contemporáneas. De Gandarias cita un texto de la publicación Gaceta, de noviembre de 1842: “Resalta aquí el grado de actualidad de Sáenz y la rapidez con que llegaban a Latinoamérica óperas italianas del momento, al ejecutar la obertura de una obra de Donizetti que tenía apenas dos años de haber sido producido en Europa”. Hay que apuntar un detalle más, que Sáenz se dio a la tarea de traducir al español algunas óperas que adaptó para los cantantes y modificó algunos pasajes para evitar dificultades técnicas.

Hay otros aspectos por demás curiosos. Sáenz militó en la política. De hecho, fue diputado. Apoyó al movimiento conservador de Rafael Carrera, que entre otras cosas favorecía el restablecimiento de la iglesia católica en los más altos niveles del poder. Eso le llevó a ocupar varios cargos administrativos en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Y aún, en ese ambiente, no abandonó la música.

Por otra parte, como se aclara en la introducción el libro, acá contiene solo la parte medular de su obra musical, porque De Gandarias reconoció en conversación directa, que Saenz era prolífico y seguro hay obra de él que no quedó registrada. Aun así, este texto ofrece referencia de cuarenta composiciones divididas en dos secciones: 32 piezas manuscritas y hechas a mediados del siglo XIX y otras a inicios del XX realizadas por maestros filarmónicos que dieron vigencia a su producción. Y la segunda, se refiere a cinco composiciones de las cuales solo se cuenta con referencias, sin que se hayan encontrado las partituras correspondientes.

El compositor guatemalteco escribió obras muy ambiciosas. Después de viajar por Europa, presenta su Messa Solenne, que escribió en París. Luego también su Miserere, compuesta para cuatro voces y orquesta, y así otro buen número que acá consigna el autor. Y no solo composiciones sacras sino también profanas, es decir, tonadas eróticas, himnos patrióticos y valses.

Por supuesto que De Gandarias tuvo el cuidado de clasificar las piezas, como se ve en el libro, según número, título de portada, de la dotación vocal o instrumental que tuvieran y fecha, entre otras características. Mucho de lo que este texto presenta fue material que encontró e investigó en el Museo de Arte Moderno, Museo Nacional de Historia, Coro Universitario, en el Centro de Investigación y Documentación de las Artes, del Ministerio de Cultura y Deportes y, por supuesto, en colecciones privadas de Milton Jenner y del mismo De Gandarias.

En suma, este libro nos devela la vida de un músico del que poco se sabía hasta ahora, que definió realmente la historia musical centroamericana del siglo XIX, pero también que promovió y fue pionero local de la ópera italiana. Fue quizá uno de los más notables compositores eclécticos del área, y alguien que escribía música con belleza, profundidad, riqueza y maestría. De médico nada; de músico muchísimo.


Jorge Sierra

Dedicado en los últimos 13 años al periodismo musical. Desde hace 40 años produce programas musicales de radio. Ha escrito para revista Crónica y en los periódicos Siglo21 y elPeriódico. Participó en el tomo V, de Guatemala: historia reciente (FLACSO) y en el Manual del músico independiente. Ha rebasado los cincuenta, pero no hay novedad musical en cualquier parte del planeta que se le escape.

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