-Bobby Recinos / MEDITACIONES EN ÍNDIGO–
Le dedico esta columna, con mucho cariño, a la esposa de don Álvaro, Patricia de Arzú.
Que los inmerecidamente poderosos usan la religión como instrumento folklórico para la protección de su privilegio accidental no es nada nuevo. La esposa del alcalde de la ciudad de Guatemala lo hace todos los días. Hoy quiero llamar su atención a una historia muy reveladora, en el libro del Éxodo, capítulo 32.
En mi Biblia, dice así:
Viendo el pueblo que Iván tardaba en descender del monte con sus pruebas en contra de Sandrita, gritaban: ¿para cuándo?, y se acercaron al Cacif y le dijeron: “Haznos nuevos dioses, porque a este Iván, el varón que nos sacó de la tierra corrupta, no sabemos qué le haya acontecido”.
Y el Cacif les dijo: “Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas. Traédmelos”. Entonces toda la clase media urbana trajo su oro al Cacif, quien lo fundió e hizo de ello un ídolo con cara de mono.
Entonces dijo el concilio caciferiano: “Guatemala, este es tu dios, que te sacó de la tierra comunista”. Edificó un altar delante del mono de oro y dijo: “Mañana será fiesta para el cacifismo neoliberal y el progresismo moderado”. Al día siguiente madrugaron y presentaron ofrendas de tolerancia a la corrupción light y a los diálogos superficiales. Esto apenas empieza, vociferaban.
Y se sentó el pueblo a comer y a beber en una orgía de síndrome de Estocolmo colectivo, regocijándose en su propia esclavitud.
Entonces La Embajada de Estados Unidos dijo a Iván: “Anda, desciende de la ONU, porque el pueblito que sacaste de la tierra corrupta de Baldetti se ha corrompido otra vez con Jimmy. Pronto se han apartado del camino de la corrupción moderada que yo les mandé. Se han hecho un mono de fundición de oro y lo han adulado diciendo: patria del criollo, este es nuestro dios, que morongueó a los de la sexta. Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira sobre ellos. De ti y Thelma yo haré una nación con corrupción anónima y solapada, como era el plan”.
Entonces Iván fue a Washington en presencia de Trump su dios, y dijo: “¡Oh great America!, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu finca, de donde tú ya sacaste a Árbenz y Arévalo con gran poder, y mataste a Meme Colom con mano fuerte? Tengo un plan más sutil, con gran alianza y prosperidad”.
Y volvió Iván y descendió del monte de las Naciones Unidas, trayendo en su mano el nuevo mandato de la Cicig. Y el mandato era obra del Departamento de Estado, y la escritura era escritura Trump.
Cuando llegó él al campamento y vio el mono de oro y las danzas de mediocridad, ardió la ira de Iván. Y tomó el mono que habían hecho, y lo quemó en el fuego del antejuicio. Y dijo Iván a Jimmy: “¿Qué te ha hecho este pueblo, que has permitido sobre él tan gran pecado?” Y respondió Jimmy: “No se enoje mi señor. Tú conoces al pueblo, que es inclinado a mal, pues la corrupción es normal. Ellos me pidieron una familia patriotera con síndrome de Yahweh, porque dijeron que Iván, el varón extranjero, se había politizado y quería hacer de nosotros otra Venezuela. Y yo, Jimmy Morales, les respondí: ¿quién tiene oro? Apartadlo. Y bajo las órdenes del Cacif, los genocidas y los narcos, se los robé, lo eché en el fuego y salió este mono dorado, su esposa profeta y los monitos de oro. No es mi culpa. Nada es mi culpa”.
Y viendo Iván que el Cacif estaba desenfrenado, porque la injusticia ordinaria, constitucional, electoral y legislativa lo habían permitido, se puso a la puerta del campamento y dijo: “¿Quién está por la Cicig y el neoliberalismo clasemediero? Júntese conmigo”. Y se juntaron con él todos los hijos de la progresía moderada, y les dijo: “Así ha dicho Estados Unidos, el Dios de Guatemorfosis: poned cada uno su odio, envidia y prejuicio sobre su muslo, e id al campamento y corromped cada uno a su hermano, a su amigo y a su pariente. Pero con moderación, con escuela”.
Entonces volvió Iván a Washington, y le dijo a Rex Tillerson: “Te ruego que, aunque este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron un mono de oro, les des otra oportunidad bajo el liderazgo de la Cicig, Thelma y el MP”. Y Rex respondió a Iván: “Al que pecare contra mí, contra Trump y contra el sistema colonial, a ese sacaré de las elites. Ve, pues, ahora, lleva a este pueblito a donde te ha dicho Trump, mientras preparamos la siguiente traición. He aquí mi visto bueno irá delante de ti, pero en el día del castigo yo castigaré en ellos cualquier desafío al neoliberalismo extractivista”.
Y vino la Cicig e hirió a las élites fanáticas y obscenamente corruptas porque habían hecho un mono de oro para exaltarle con cinismo, con todo lo que se habían robado, y habían olvidado la moderación.
Ahora el mono ha sido señalado y tiembla, no como el oro, sino como el barro.
Bendiciones, doña Patty.
Posdata: La aparición de Alvaro Arzú en Canal Antigua (después de enviado este texto a la editora) fue toda una apología a la corrupción, la desinformación, el autoritarismo y la mediocridad pública. Arzú no me parece un tipo inteligente, sino astuto. Se sabe todos los trucos. Lo peor es que se siente sumamente cómodo en su papel de déspota criollo y quienes le «confrontan» se sienten sumamente incómodos ante un tirano tan casual. Guatemala sufre y cae en el desgobierno absoluto.
¿Toca ser moderados?
Imagen tomada de Pixabay.
Bobby Recinos

En otras vidas fui abogado, cantante y jugador de básquet. Me gradué de derecho en la UFM y de ciencias políticas en Kyudai, Japón. Soy crítico porque estoy vivo y soy un idealista necio.
Un Commentario
Muy buen texto.
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