El mono gramático de Octavio Paz

Camilo García Giraldo

Charles Baudelaire en su famoso poema ”Correspondencias”, que hace parte de su libro Las flores del mal, esboza su concepción de la labor del poeta que consiste en hallar las correspondencias profundas y no visibles que existen entre los diversos y múltiples seres, fenómenos y cosas del mundo; es decir, en hallar el sentido común que comparten y que los une e integra a pesar de ser diferentes o de existir alejados y separados entre sí. Pues ”el mundo es un bosque de símbolos” en el que cada uno de esos símbolos responde en su ser y existir a otro de naturaleza o carácter diferente. Por eso el verdadero poeta es el que ve y revela esas correspondencias profundas con las metáforas, símiles y analogías que forja con el lenguaje.

Octavio Paz se propuso, en su excepcional libro El mono gramático, poner en práctica esta concepción de la poesía de Baudelaire. Pero a diferencia del poeta francés, Paz piensa que es necesario ir en busca de esas correspondencias que guardan el sentido de las cosas del mundo y de la propia vida humana andando o caminando por un sendero. Y escoge el camino de Galta en la India, porque no solo está rodeado de antiguos y derruidos templos religiosos, de árboles y maleza, sino también porque en sus orillas aparecen monos que reflejan al mítico mono Hanuman. El que saltó por encima del mar para ir a Sri Lanka a tratar de liberar a Sita, la esposa de Rama, que había sido raptada por los demonios que la habitaban, sino, sobre todo, porque es el creador de la escritura al redactar, según la leyenda, el Mahanataka, una obra de calidad tan excepcional que el poeta Valmiki le pidió que lo destruyera para no oscurecer el Ramayana que él había escrito y que trata el mismo tema y narra la misma historia, los episodios centrales de la vida de Rama y Sita. Hanuman fue como el antiguo dios egipcio Theuth, el autor de la escritura, pero a diferencia de él no se la dio a los hombres como un don benéfico, sino que simplemente la usó escribiendo ese libro sagrado original del pueblo indú.

El significado simbólico y mítico de este mono Hanuman le sirve, entonces, a Paz para indicar el otro o segundo camino que tiene que recorrer el poeta para serlo: el de escribir un libro que narre y revele el camino de su propia creación, es decir, el camino que recorre al escribirlo. Por eso Paz escribió su libro describiendo y narrando una y otra vez, 8 veces, el mismo camino real y físico de Galta. Pues solo repitiendo ese andar por el mismo camino es posible encontrar de nuevo cosas, seres o elementos significativos que antes no había visto, y completar así al final el conjunto de significados que conformen el sentido esencial que busca desde que comenzó a recorrerlo/escribirlo.

Pero no es suficiente recorrer escribiendo ese camino real plagado de símbolos culturales para hallar ese sentido que busca. Es necesario dar un paso más: el de visitar y recorrer escenarios o lugares única y excusivamente simbólicos. Por eso decide ir en pos de un lienzo para él profundamente significativo y recorrerlo con su escritura poética para descubrir su sentido, el del artista inglés del siglo XIX Richard Dadd, The Fairy-Feller’s Master Stroke, el cual pintó recluído en un sanatorio para enfermos mentales al que fue conducido después de matar, en un arrebato de locura y con un hachazo en la cabeza, a su padre. Este lienzo representa un gran número de pequeños seres humanos entrelazados con las ramas de los árboles de un bosque que observan formando un especie de círculo a un gran hombre de espaldas que con hacha levantada se dispone a usarla con gran fuerza para partir algunos frutos grandes y redondos que yacen a sus pies. Paz encuentra que el sentido de Dadd es el de repetir de manera imaginaria el acto real por que le dio muerte a su padre, para así liberarse del peso insoportable de haberlo realizado. Al pintar este lienzo el artista quiso o esperó liberarse de la imagen y el recuerdo de ese acto violento terrible que seguramente lo perseguía en su mente con poderosa insistencia e insidia. Deseo de liberarse de la carga, muchas veces insoportable de realidad, que es también el deseo de él como poeta, y en general de todo poeta, al escribir su libro, en tanto espera que al nombrar con palabras las cosas del mundo, al revelar su sentido con el lenguaje, pueda disolverlas en el puro sentido, y así, anular o hacer desaparecer de su vida su presencia abrumadora.

Pero el poeta, al encontrar un sentido de algo del mundo o de la vida humana y escribir un libro o un poema, no solo hace desvanecer la realidad de ese algo, sino también el propio sentido que halla porque, paradójicamente, y esta es la gran paradoja sorprendente de la poesía, el sentido es la propia cosa de la realidad que ha revelado con las palabras del lenguaje. Este hecho constituye, entonces, el sentido más esencial y profundo de toda escritura poética, pues en la medida que desaparezca o se desvanezca el sentido hallado por un poeta de algo en la realidad se abre la posibilidad, se conforma el espacio libre y vacío al mismo tiempo, para que otro u otros poetas emprendan el recorrido del mismo camino que ese poeta ya recorrió alguna vez para buscar de nuevo, una y otra vez, el sentido de ese algo de la realidad o del mundo. Por eso los poetas, al terminar de escribir sus libros, abren o hallan un sentido que casi al instante desaparece para dejar el lugar libre para que otros poetas anden el mismo camino en pos de ese sentido que alguna vez encontraron y que desapareció. De ahí que la búsqueda del sentido de algo en el mundo que emprende un poeta al escribir sus poemas sea en realidad la búsqueda de un sentido hallado por otro poeta que, sin embargo, se ha perdido; escribir un libro de poemas es andar en busca de un ”tesoro” perdido que es el sentido profundo de algo del mundo.

Sin embargo, no todo el sentido se pierde; hay uno que siempre brota o se hace presente sin desaparecer: el de la búsqueda de ese sentido. El sentido es la propia búsqueda que el poeta emprende al recorrer le camino de su escritura. Así como el acto de caminar por un sendero -el sendero de Galta- en una dirección o sentido determinado constituye el sentido fundamental de ese acto, el de andar escribiendo un libro de poemas en pos o en búsqueda de un sentido determinado de algo en el mundo es el sentido esencial de la propia poesía. Y lo es que porque, como ya dijimos, el poeta sabe que ese sentido que busca al emprender este camino está guardado u oculto en alguna parte del mundo; e ir en su búsqueda, salir en pos de él, es, entonces, el mayor sentido que puede encontrar en su vida como poeta.

Pero, a su vez, la existencia de ese sentido oculto o desaparecido en algún lugar de la realidad llama e interpela al poeta para que lo busque. Por eso la búsqueda de ese sentido que emprende con afán, empeño y decisión al escribir sus poemas no sea, entonces, sino la respuesta afirmativa a ese llamado que le hace ese sentido y que escucha en el interior de su ser; llamado que la hace para que lo encuentre, y así lo desoculte o lo revele de nuevo para que pueda nuevamente aparecer y brillar, así sea por unos instantes, en el horizonte de su poesía, para darse a todos los que la leen o la escuchan. En este libro magistral de prosa poética Octavio Paz nos da y nos expone, entonces, este sentido esencial que tiene la poesía haciendo o creando poesía, recorriendo el camino de su escritura poética; y al hacerlo así, nos enriquece enormemente la comprensión que tenemos de este bello arte de las palabras, del lenguaje.


Imagen de Ulrika Hembjer

Camilo García Giraldo

Soy escritor y filosófo colombiano residenciado en Estocolmo, Suecia, desde hace 28 años.

Un Commentario

Luis Pedro 14/10/2017

Magnífica presentación analítica de un libro fudneamental de Octavio Paz, autor, valga la redundancia, fundamental de nuestra literatura.

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