El legado del Metal Extremo

-Mario Castañeda / EL ARCO, EL SELLO Y EL GRIMORIO

En la publicación anterior, describí, de manera resumida, los temas que trata el libro de Salva Rubio: Metal Extremo. 30 años de oscuridad (1981-2011). Un importante aporte por centrarse en la forma musical, y en la relación entre subestilos del Metal y otras expresiones artísticas de larga data. Hoy les invito a que me acompañen en la descripción y una breve reflexión sobre la continuación de esta importante obra. Para ello, agregaré enlaces de canciones que acompañen la lectura.

Intrinsic, On gossamer wings:

En 2016 salió a la venta Metal Extremo 2. Crónicas del abismo (2011-2016). A diferencia del anterior, no solo reduce el tiempo delimitado para analizar al Metal, sino que se centra en ordenar las conferencias impartidas en varios espacios académicos y artículos sobre especificidades de esta música. Imposible que alguien realice un ejercicio exhaustivo donde quepan todos los grupos y los subestilos que hasta el presente han derivado de lo que Rubio analizara desde la década de 1980 en el anterior libro. En ese sentido, define la importancia de lo que hay que tratar y se adentra en una forma de compromiso que me llama la atención, puesto que no cae en una nostalgia de lo que fue el Metal Extremo en su auge y consolidación, sino que apuesta por rescatar lo que está más vivo que nunca, por supuesto, con sus variantes y el impacto que pueda tener generacionalmente. Eso lo logra en la segunda parte, donde propone ubicar los estilos, representantes y la importancia en su época.

Krisiun, The great execution:

Así, una introducción y apreciación al Metal Extremo dan inicio a ese lado A, si lo pensamos como formato de larga duración, para continuar con la relación entre lo gótico, el doom y el Metal Extremo, así como el death metal. Mucho llamó mi atención el tratamiento que le da a la reflexión sobre el satanismo en la cultura occidental y el vínculo establecido con el Metal, pues propone las diferentes formas en que Satanás puede aparecer en esta música extrema a partir de las perspectivas en el tiempo sobre cómo se ha pensado a este personaje que tanto ha dado de hablar a casi toda la humanidad. De igual forma analiza la influencia de Lovecraft, la estética bélica occidental, la violencia sin velo alguno, la importancia de las máquinas en la humanidad y cómo llega a cuajar dentro del Metal en una época específica, particularmente cuando el sonido de lo industrial ejemplificaba esa relación de poder humano-tecnología, y cierra con una reflexión sobre el trabajo fotográfico de Aitor Saraiba.

Anathema, Crestfallen:

El lado B, nos lleva a conocer qué pasa en los últimos años en los estilos Thrash, death, death sueco, grindcore y goregrind, industrial, doom, gótico, folk, black y progresivo. Culmina con su mirada sobre el Metal Extremo en España, una pertinente Fe de erratas y la necesaria conclusión, más las referencias bibliográficas y los agradecimientos. Para ello mantiene la narración del trabajo anterior y los criterios de acercamiento e interpretación.

Mi experiencia con este libro, al igual que el anterior, fue gratificante. Lo fue por razones que expuse en mi columna pasada y que reitero con todo gusto: rigurosidad, honestidad en el planteamiento y la consistencia del mismo a lo largo del texto, así como llevar otras reflexiones que vinculan a procesos históricos estéticos que perduran y que forman parte de esta complejidad que el Metal Extremo ofrece.

En ese sentido, sustenta las razones artísticas y humanas que le dan a este universo que nos apasiona la legitimidad que personas, instituciones, empresas de información y diversos espacios sociales le niegan a esta expresión, precisamente por la falta de conocimiento y comprensión, además de los prejuicios ya conocidos y lo que estéticamente confronta como creación artística a diferentes sociedades. No hay intención de sobreponer el Metal Extremo como algo mejor o ubicarlo como algo inferior, sino como un cúmulo de disonancias frente a lo convencional que, como creación de personas en momentos determinados, manifiestan su manera de interpretar el mundo a través de la música y las demás formas artísticas que le acompañan.

Mechina, Vanquisher:

También me permite insistir en la necesidad que tenemos desde nuestra geografía de ir más allá de la música por sí misma, de la acumulación de objetos de culto y de los conciertos como únicas fuentes de vivencia y fundamentación del gusto por esta música. Nos invita a repensarnos críticamente sobre lo que hemos creado o dejado de hacer, las circunstancias que influyen en ello y, sobre todo, de cómo ha evolucionado en nuestras latitudes, donde ese entramado complejo de una dolorosa modernidad y una enmarañada posmodernidad no permite dejar constancia reflexiva sobre nuestro hacer cultural. Nos queda mucho por hacer. Y como bien apunta Salva, no se trata de enciclopedismos ni de verdades absolutas, sino de reflexiones profundas, abiertas al diálogo y al no estar de acuerdo, pero siempre encontrando puntos de convergencia que abran vetas de pensamiento sin dejar por un lado lo que nos hace sentir semejante creación humana.

Aposento, Aposento:


Imagen principal tomada de Metal Extremo: el libro.

Mario Castañeda

Profesor universitario con estudios en comunicación, historia y literatura. Le interesa compartir reflexiones en un espacio democrático sobre temáticas diversas dentro del marco cultural y contracultural.

El arco, el sello y el grimorio


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