Vinicio Barrientos Carles | Política y sociedad / DESARROLLO & PAZ
La igualdad ante la ley no es un hecho sino una exigencia política basada en una decisión moral.
Y es totalmente independiente de la teoría –probablemente falsa– de que todos los hombres nacen iguales.
Karl Popper
La noción de un reparto equitativo de algún recurso es un concepto puramente económico, en el sentido de la racionalidad y mejor distribución posible, pero también es un concepto estadístico, puesto que involucra un sistema de medición sobre los datos disponibles. En este sentido, en anterior oportunidad se ha podido presentar el coeficiente de Gini, para la medición de la igualdad en la distribución de algún recurso objetivo, y en particular para la determinación en la distribución de la renta de un país, región o comunidad.
Aunque existen otras medidas para el objetivo previsto, tales como el índice de Atkinson, el índice de Dalton y el índice de Theil, el coeficiente de Gini es sin duda el más conocido y el más popular, de manera probable por su relativamente fácil interpretación. En efecto, un coeficiente de Gini nulo g = 0 implicaría una desigualdad nula, es decir, un reparto equipartito del recurso en cuestión sobre toda la población incluida en el país, región o comunidad. Por otro lado, el valor máximo del coeficiente de Gini, g = 1, se alcanza cuando todos los recursos se encuentran concentrados en un único individuo en la población. En términos prácticos, el coeficiente g varía entre 0.25 y 07, siendo relevante cuando es superior a 0.5, lo que indica una desigualdad por encima de lo razonablemente aceptable.
Como se comentó, para su cálculo es requerida la construcción de la curva de Lorenz, en la cual se muestra la evolución acumulada de la renta, contra la proporción acumulada de la población. El coeficiente es cabalmente la medida relativa del área efectiva de la desigualdad con relación al área máxima posible. Así, en la imagen se muestran tres casos para la curva de Lorenz: la recta de igualdad perfecta (en color café), una curva leve de desigualdad mínima (en color verde: g = 0.3), y una curva que muestra desigualdad extrema (en color rojo: g = 0.72).
En la ocasión previa se desarrolló un ejemplo que ilustrara el cálculo, la interpretación y el uso del coeficiente de Gini. Se visualizó una piñata clásica en la que los participantes trataban de capturar el mayor número de dulces o premios. El gráfico muestra la construcción de la curva, bajo el supuesto que, de veinte participantes, los que más capturaron los recursos fueron tres, que tomaron 9, 3, y 2 de los 20 premios disponibles. Así el 5 % más rico (1/20) capturó 45 % de los recursos (9/20). Estos datos arrojan un coeficiente de Gini de 0.7, lo que no dice que hay una concentración muy grande de la riqueza, representada en este ejemplo por los premios que la piñata otorga.
En cuanto al contexto global, es importante reparar que la desigualdad en la renta ha ido en un incremento paulatino en el tiempo, y que el análisis de esta desigualdad global apunta a que internamente el incremento de las desigualdades socioeconómicas es generalizado. Es decir, en todos los rincones del planeta, los más pobres y los más ricos se han ido distanciando cada vez más, sin distingo de posición, cultura, condición o situación global alguna. Lo anterior se presenta como uno de los problemas a los que el mundo del siglo XXI debe enfrentarse, situación reflejada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible –ODS–.
Por otro lado, observando las cifras del coeficiente de Gini llama la atención que el Gini a nivel mundial es altísimo (g = 0.63), comparándolo con los valores que se tienen para los distintos países que lo integran. Esto refleja que al mezclar a toda la población mundial, las diferencias se agravan, por lo que existe un problema estructural INTERpaís muy superior al problema dentro de cada uno de los países. Esta misma situación se presenta en Guatemala, en donde el coeficiente de Gini a nivel de país es superior a g = 0.55, y el análisis evidencia la existencia de capas o estratos que significan la persistencia sistemática de factores que inciden en la desigualdad, factores explicativos que pueden ser de naturaleza estructural o cultural, y en cualquier caso contrarios a los principios de equidad, justicia y bienestar común. Como podrá preverse, en América Latina el coeficiente de Gini es ciertamente elevado en cada país, pero no es tan alto al calcularlo de manera global, pues toda Latinoamérrica mantiene condiciones similares de pobreza y distribución. De hecho, en general, la comparación entre el coeficiente de Gini global y los valores del coeficiente para cada localidad nos permite concluir la existencia de estratos o capas socioeconómicas distinguibles, es decir, que la medición de la desigualdad INTER (entre) versus la desigualdad INTRA (dentro) provee de interesante información para el análisis respectivo.
En este mismo sentido, también llama mucho la atención que el coeficiente de Gini para Guatemala cambia significativamente de documento a documento, de una fuente de información a otra. En parte, agregué coma este fenómeno se explica por la pobreza de documentación técnica al respecto, dada la precariedad en la cantidad y calidad de los datos disponibles. Pero, y no puede dejar de comentarse, también existe un sistemático esfuerzo por ocultar la pobreza de ciertos sectores, por lo que los documentos y procesos de información oficiales se encuentran fuertemente alejados de las cifras reales que describen la situación de la mayoría de la población que conforma el país.
Existen ciertos aspectos técnicos formales que acá no se han abordado, pero vale comentar someramente. En efecto, la curva de Lorenz tiene ciertas propiedades formales que deben cumplirse. Por ejemplo, es claro que debe tratarse de una curva debajo de la diagonal de igualdad perfecta (porque siempre existirá un grado de desigualdad, por pequeño que sea), y que tal curva debe ser siempre creciente, de pendiente positiva. Los casos A, B y C de la imagen cumplen estas dos condiciones. Sin embargo, solo la curva C puede ser una curva de Lorenz válida, puesto que, y este hecho puede demostrarse matemáticamente, la pendiente o razón de crecimiento debe ser a su vez creciente (lo que en términos formales se anota como , condición que no se satisface en el caso de las curva crecientes A y B.
En términos concluyentes, es posible afirmar que la cultura de información y del análisis de las mediciones conlleva un espíritu de objetividad respecto a los fenómenos sociales que muchas veces se ven matizados o sesgados por las percepciones políticas del momento. Es importante que como guatemaltecos aceptemos que estos altos coeficientes de desigualdad son indicadores formales que deben movernos al desarrollo de políticas con el fin de reducir la desigualdad, que presten también especial atención a las necesidades de las poblaciones desfavorecidas y sistémicamente marginadas.
Imagen principal tomada de Red Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos.
Vinicio Barrientos Carles

Guatemalteco de corazón, científico de profesión, humanista de vocación, navegante multirrumbos… viajero del espacio interior. Apasionado por los problemas de la educación y los retos que la juventud del siglo XXI deberá confrontar. Defensor inalienable de la paz y del desarrollo de los Pueblos. Amante de la Matemática.
0 Commentarios
Dejar un comentario