El estado «padre»

Luis Melgar Carrillo | Política y sociedad / NUESTROS HIJOS

El estado del yo llamado «padre» está integrado por una gran colección de información que ha quedado grabada en el cerebro de los infantes durante los siete primeros años de su vida. Estas grabaciones corresponden a acontecimientos experimentados. Todo lo que el pequeño ve hacer y escucha decir de sus progenitores y de otros adultos antes de la segunda dentición se graba en el «padre» sin modificaciones, tal y como se recibió.

Esa información se comienza a grabar desde el seno materno, cuando se inicia la actividad cerebral. Se continúa grabando en su estado «padre» hasta la etapa anterior a la salida de los segundos dientes. Esas grabaciones quedan registradas tal y como se experimentaron. Por su origen, al estado «padre» se le llama el «concepto enseñado de la vida».

Dentro de estas grabaciones figuran los cientos de expresiones como «No hagas eso», «Pórtate bien» «Qué lindo que estás», «Eres un campeón», y otras semejantes. También se incluyen las expresiones de pena, enfado, placer y orgullo que proyectaron los progenitores ante las actuaciones de su hijito. Ejemplos de estas grabaciones son «No digas mentiras» o «Si ordenas tus juguetes te voy a dar un premio porque eres un pequeño muy bueno».

Las reglas o pautas de conducta quedan grabadas como auténticas verdades en la mente de cada infante. Estas pautas aprendidas pueden ser tanto acertadas como erróneas, constituyen una grabación permanente, lista para ser reproducida durante toda la vida. Cuando, años más tarde, se recibe un estímulo que las activa, la persona estimulada reproducirá las condiciones que se tuvo, como lo hubiera hecho la persona que generó la información.

Esa respuesta se puede comparar con una rocola que, cuando se activa en el disco deseado, reproduce las grabaciones que tenga. Las grabaciones ejercerán una poderosa influencia a lo largo de la vida, puesto que son interiorizadas rígidamente, como un conjunto de información esencial para la supervivencia.

Otra característica del «padre» es la congruencia de las grabaciones en unos casos, así como su falta de consistencia en otros. Por ejemplo, los progenitores en ocasiones dijeron una cosa y pero hicieron otra. Hay padres que dicen: «No fumes», pero ellos fuman. Esto confunde al pequeño, por lo que la grabación se deja de lado y apenas se reproduce o nunca se hace. Incluso puede llegar a quedar bloqueada.

También puede ocurrir que un progenitor haya sido «malo» y el otro «bueno». Esto causa que la información sea contradictoria y por lo tanto tenga escasa influencia en la vida futura del protagonista Los efectos, en una vida ulterior, pueden ser de ambivalencia o de discordancia.

Gran cantidad de la información guardada en el «padre» aparece en la vida corriente como etiquetas de conducta. Por ejemplo, la manera como se deben hacer cosas como: «poner la mesa», «hacer la cama», o «relacionarse con el sexo opuesto.». Gran cantidad de esta información sirve para que el pequeño aprenda a enfrentar al mundo y valerse por sí mismo. Ya siendo mayor de edad, muchos de los mensajes adquiridos en la primera infancia, se reproducen tal y como se los tomó de los adultos que los trasmitieron.

Además de los progenitores, existen otras fuentes de influencia que aportan información que queda grabada en el «padre», como es el caso de los hermanos mayores, los maestros, la televisión, el celular y las figuras de autoridad. Como se dijo, las grabaciones que se tengan en la etapa anterior a la salida de los segundos dientes, pueden venir de cualquier fuente y no solamente de los progenitores.

Las grabaciones en el «padre» pueden ser sustituidas por otras más adecuadas a la realidad cambiante. Esa es una respuesta que se produce cuando el dueño de las grabaciones originales reflexiona sobre las mismas, y llega a la conclusión de que obrar sin reflexión, tal y como se aprendió de pequeño, no siempre es la manera óptima de responder.

En estas grabaciones se halla el origen de algunas de las rarezas y excentricidades en una vida posterior. Los datos registrados en el «padre» podrán ser una carga o un beneficio, según su naturaleza. Por tal razón es conveniente que cada persona haga un análisis crítico de su personalidad, en función de los beneficios que le reporten esas grabaciones.

Cuando una persona reprograma su cerebro, se dice que su «adulto» generó los nuevos mensajes de una manera diferente ante un estímulo que anteriormente generaba una respuesta del estado «padre». Generalmente, quien se reprograma, lo hace cuando advierte que es preferible hacerlo de la nueva forma debido a que así le «conviene» más.

No es posible hacer este tipo de cambios con facilidad, cuando en la niñez se recibieron los mensajes con una alta frecuencia y con una severa intensidad. En este caso es un camino difícil, pero que de todas maneras sí es posible transitar para hacer los cambios que amerita.

Es importante destacar lo que está sucediendo hoy día en las sociedades, que ha cambiado las relaciones familiares con que el ser humano se desarrolló en el devenir de la historia. En muchos de los casos, la sociedad ha roto la unidad familiar. En Estados Unidos, como consecuencia de que los hombres salieron para combatir en la Segunda Guerra Mundial, las mujeres tuvieron que salir de casa para trabajar a las fábricas. Cuando terminó la guerra, las mujeres continuaron trabajando. Esta situación dio origen a la llamada «liberación femenina». En el mundo entero, este modelo se imitó como consecuencia de la influencia que Estados Unidos tiene sobre otras sociedades.

Hoy día, en Latinoamérica, las mujeres salen a trabajar, dejando a sus pequeños en guarderías infantiles o estancias. Estos niños de guardería también reciben mensajes de los maestros que los cuidan. Estos mensajes quedan grabados en sus cerebros, y afloran años más tarde cuando se reciben estímulos que evocan situaciones parecidas a las que se tuvieron en la estancia.

Los niños de guardería son cuidados por personas que indudablemente no les pueden ofrecer el mismo amor que les ofrece la madre misma. Por otra parte, el sentimiento de abandono que percibe el niño cuando es dejado en esos lugares, provoca sentimientos de frustración que también quedan grabados. En este punto es importante mencionar que muchos de los trabajadores de las guarderías no están preparados para la formación de los infantes.

El movimiento de los hippies, la influencia de las drogas, la delincuencia juvenil y otras manifestaciones de rebeldía, comenzaron a aparecer en los Estados Unidos alrededor de los años sesenta. Aproximadamente entre quince a veinte años después de la salida de las madres de los hogares, provocada por la guerra. Hoy día, ese país quiere combatir el narcotráfico con métodos policíacos, ignorando que lo que está sucediendo es que existe narcotráfico porque hay gran demanda por las drogas. Los jóvenes, en un intento por agredir a los progenitores que sienten que los abandonaron, están cobrando venganza con manifestaciones que evidencian, entre otras cosas, un claro intento para evadir su realidad.


Imagen tomada de El Confidencial.

Luis Melgar Carrillo

Ingeniero Industrial, Colombia 1972. Máster en Administración de Empresas, INCAE 1976. Autor de 9 libros (tres aparecen en Google). Autor de 50 artículos (24 en gAZeta, Guatemala 2018; 20 en revista Gerencia, Guatemala 1994-95). Director de Capacitación (Asociación de Azucareros de Guatemala). Director de Recursos Humanos (Polymer-Guatemala). Excatedrático en universidades de Costa Rica, Guatemala y Tepic, México. Residencia en Tepic.

Nuestros hijos

4 Commentarios

Hilda Reyna Barrios 23/12/2018

Excelente articulo que muestra una realidad. Un saludo a toda la familia de Navidad y Año Nuevo

    Luis Melgar Carrillo 04/01/2019

    Querida Mutty: Mukchas gracias por tu comentario. También yo te deseo Un muy, pero muy próspero 2019

Luis Pedro 17/12/2018

Muy oportuno e informativo.

    Luis Melgar Carrillo 19/12/2018

    Estimado Luis Pedro: Muchas gracias por su comentario.

Dejar un comentario