Fernando González Davison | Política y sociedad / DING DONG
En Brasil se ha producido este mes un reajuste salarial en las fuerzas armadas luego del pedido de los generales, un reajuste del 23 por ciento, con un alto impacto en las finanzas públicas de trece billones de reales, propio de una presión del próximo gobierno.
Si bien el expresidente Fernando Henrique Cadoso ha dicho que la institucionalidad democrática no está en riesgo con Bolsonaro, porque las instituciones son fuertes, algunos como él consideran improbable un golpe contra el Estado democrático. Pero está en la memoria el régimen militar que se instauró en 1964, según dijo el exministro de Trabajo, Pazzianotto Pinto. Recordó que el golpe se le dio al socialdemócrata Joao Goulart en medio de presiones internas y externas.
Empero, el columnista Janio de Freitas destacó que la llegada de militares al nuevo gobierno preocupa en la esfera política. De acuerdo con Freitas, el vicepresidente electo, el general Hamilton Mourão, niega que exista motivo para tal preocupación, pero la desconfianza continúa. En el mismo sentido, el comandante Villas Boas descartó un paso hacia el régimen autoritario y rechazó la asociación entre un régimen de ese corte con el candidato electo a la Presidencia, Jair Bolsonaro. Hizo eco de las palabras de Cardozo al expresar que Brasil cuenta con instituciones fuertes para impedir los riesgos de la democracia. Para Villas Boas se han mantenido ajenos a la política desde fines del régimen militar y seguirá así en el futuro. La imagen de bolsonaro militar no ha de estar sobrepuesta a su representación política, puesto que dejó el Ejército en 1988.
Entretanto, el Partido de los Trabajadores (PT) divulgó una nota de repudio a las declaraciones de Villas Boas en las redes sociales en torno al expresidente Luiz Inacio «Lula» da Silva, al decir que la libertad de Lula ocasionaría inestabilidad en el país, lo que estaría confirmando la operación política de haberle impedido participar en las elecciones pasadas. Para el PT fue una operación «arbitraria y antidemocrática que incluyó a la cúpula de las Fuerzas Armadas».
Entretanto, fue designado para dirigir el gabinete de seguridad institucional al general Augusto Heleno, principal interlocutor del candidato electo Jair Bolsonaro. Este espera que Heleno cumpla con las funciones asignadas de un ministro, como cuidar al presidente, prevenir crisis y evitar riesgos a la estabilidad institucional. Heleno tiene una larga carrera militar y coordinó la política en la campaña electoral. Al mismo tiempo, podrá definir las diferencias que se presenten en el gabinete ministerial.
Fábio Medina Osório, en relación a las promesas de Bolsonaro de prestigiar a las Fuerzas Armadas, dice que Bolsonaro busca mermar el desgaste del Ejército en los gobiernos anteriores, debido a que las mismas «fueron las única en luchar contra los fascistas en América Latina», y que ahora «la población las mira como una garantía contra la barbarie». Bolsonaro dice que las Fuerzas Armadas combatirán al crimen organizado y darán seguridad a las fronteras. Matias Spektor, en su columna, opina que el vicepresidente electo, el general Hamilton Mourão, tendrá un gran papel en la política exterior. Otro columnista, Vinicius Torres Freire, previene de los negocios del Superministerio de Infraestructura donde los militares estarán controlando el 60 por ciento de las inversiones del Gobierno federal. Van a crear un «polo de desarrollo» para planificar y mantener la corrupción tradicional bajo la alfombra. El futuro ministro de Defensa, el general Fernando Azevedo afirmó que el Ejército está ya vacunado de la injerencia política. Ojalá sea así.
Fernando González Davison

(1948) Escritor, internacionalista y exdiplomático guatemalteco.
0 Commentarios
Dejar un comentario