Luis Melgar Carrillo | Política y sociedad / NUESTROS HIJOS
Una gran parte de los sordomudos no pueden hablar debido a que su deficiencia se origina en su sordera. Nunca han escuchado un sonido. No pueden repetir lo que nunca han oído. Mediante aparatos auditivos algunos sordos han logrado escuchar. Si sus cuerdas vocales tienen en buenas condiciones, con los aparatos auditivos llegan a hablar. Inicialmente con balbuceos, pero con la práctica logran mejorar su dicción y finalmente logran llegar a hablar fluido.
La madre que desea que su hijo sea inteligente, le puede comenzar a hablar a su bebé desde que el pequeño está en su vientre. El niño comienza a escuchar los sonidos y a grabarlos en su cerebro. Esa madre puede hablarle palabras amorosas, por ejemplo «Ya pronto vas a nacer mi amor». Una vez que el niño nace, puede hablarle como si el niño comprendiera. Es mejor que trate de pronunciar perfectamente, de manera que el niño pueda escuchar el idioma materno tal y como es. Cuando hace cualquier tipo de actividad, la madre tiene la oportunidad de repetirle lo que está haciendo.
Cuando lo baña, le puede repetir la palabra agua, al tiempo que se la muestra. Esto lo puede hacer repetidamente en cada sesión de baño. Lo mismo puede hacer cuando lo amamanta, le puede hablar palabras dulces cuando lo acaricia. En su diálogo es mejor si la madre le habla al niño como si fuera más grande. Pese a que solamente es un niño de unos días de nacido, el infante registra esas grabaciones en su pequeño cerebro.
Diariamente, hasta que el niño aprende a hablar, la madre puede repetir sus conversaciones, diciéndole a su hijito lo que ella está haciendo. Es importante que se cargue de paciencia para repetirle el nombre de las cosas a la vez que se las muestra. Hacer esto todos los días le permite al bebecito acumular más grabaciones. Cuando lo lleva a pasear, es importante que le hable al niño mostrándole lo que el niño ve. Por ejemplo, en el zoológico, a donde lo debe llevar muy frecuentemente, le puede decir: «Mire mi amor, este es un pato».
Un niño criado de esta manera va a comenzar a hablar mucho antes que un pequeño al cual nunca se le habla. De la misma manera como el sordomudo, comienza a hablar con la audición de las palabras. El bebé al cual se le ha dedicado tiempo para repetirle palabras diariamente durante los primeros meses de vida, comenzará a hablar precozmente.
Los otros adultos que comienzan a observar como el pequeño ya habla, pese a que es un niñito de un año y medio, comenzarán a expresarle lo inteligente que es. Estas expresiones también las escucha el niño y comienza a formarse una mejor autoimagen, creyendo que es inteligente, tal y como dicen de él. Al grabar los calificativos de su persona, es muy probable que comience a actuar como inteligente, porque en realidad ya lo es.
Fotografía tomada de Nacer Sano.
Luis Melgar Carrillo

Ingeniero Industrial, Colombia 1972. Máster en Administración de Empresas, INCAE 1976. Autor de 10 libros (tres aparecen en Google) y de más de 100 artículos (65 en gAZeta, Guatemala 2018-2019; 20 en revista Gerencia, Guatemala 1994-95, y más de 30 en diversos medios mexicanos, como el periódico Meridiano y la Revista Junio 7). Director de Capacitación (Asociación de Azucareros de Guatemala). Director de Recursos Humanos (Polymer-Guatemala). Excatedrático en universidades de Costa Rica, Guatemala y Tepic, México. Residencia en Tepic.
Correo: lumelca2@live.com
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