Los derechos humanos se conceptualizan como aquellos que todo ser humano posee y puede disfrutar sin distinción de edad, grupo étnico, religión, clase social, orientación sexual, sexo, ideología, etcétera. Se refieren a las libertades, reivindicaciones y facultades que los individuos adquieren por el hecho de ser humanos y permite que todas las personas tengan ciertas garantías sociales que influyen en que exista una sociedad con mayor igualdad.
El derecho a la educación es un derecho humano, inherente a los individuos, que debe ser respetado y garantizado por el Estado. Es de carácter colectivo, y debe tener en cuenta no solamente aspectos de cobertura -el simple hecho de asistir a la escuela-, sino también debe velarse por que los niños, niñas, adolescentes y jóvenes aprendan y desarrollen un pensamiento crítico que les permita mantener su identidad (Sverdlick et al., 2010).
El derecho a la educación tiene una vinculación directa con los grupos excluidos, persiguiendo la igualdad, la no discriminación y la justicia. Siendo un mecanismo para la conservación y recuperación de su identidad en un sentido amplio (cultural, sexual). Generalmente, quienes no pueden gozar de este derecho son grupos minoritarios como mujeres, población indígena, personas de escasos recursos o en situación de discapacidad. El incumplimiento de este derecho promueve la inequidad y las desigualdades sociales.
El derecho a la educación no debe velar solamente por la asistencia de los niños y niñas a la escuela, tal y como se mencionaba anteriormente, sino que debe enfocarse en los aprendizajes que los niños y niñas están adquiriendo dentro de la escuela, ya sea a través del currículum formal o bien del currículum oculto.
Los aprendizajes que adquieren deben garantizar el cumplimiento de los derechos humanos y cuestionar las desigualdades sociales. Lo anterior tiene una vinculación directa con la educación integral en sexualidad (EIS), porque el derecho a la educación implicaría el cuestionamiento del sistema patriarcal, el cual reproduce un modelo vertical y de poder que limita el conocimiento y el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, especialmente de las mujeres y de los homosexuales.
El que el sistema patriarcal limite el conocimiento y ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos tiene varias implicaciones sociales como: embarazos no deseados, adolescentes embarazadas, enfermedades de transmisión sexual, continuidad de los roles de género establecidos, que las personas no puedan disfrutar plenamente y libremente del placer sexual, entre otros.
Es necesario resaltar que la educación sexual para la Unesco es un “enfoque a la enseñanza sobre el sexo y las relaciones que resulte apropiado a la edad, relevante culturalmente, y proporcione científicamente información precisa, realista y sin prejuicios. La educación sexual proporciona oportunidades para explorar los valores y actitudes propios y la construcción de la toma de decisiones, habilidades de comunicación y reducción de riesgos sobre muchos aspectos de la sexualidad” (Muñoz, 2010).
Para que sea integral, la educación sexual debe brindar las herramientas necesarias para tomar decisiones en relación con una sexualidad que se corresponda con lo que cada ser humano elige como proyecto de vida en el marco de su realidad. Para ello resulta crítica la educación sexual que se recibe en la niñez y en la juventud. De hecho, quienes toman decisiones en el plano de la educación oficial deberían considerar la educación sexual como un medio imprescindible para fortalecer la educación en general e incentivar la calidad de vida. Como se ha dicho, la educación para la sexualidad “es una parte esencial de un buen currículum” (Muñoz, 2010).
La educación de la sexualidad, además de que puede enseñar determinados contenidos científicos y laicos, debe concebirse como un aprendizaje cotidiano que involucra a todas las personas que integran la comunidad educativa, sus relaciones, gestos, lenguajes y comportamientos; todos los espacios académicos y extra-académicos; todos los textos escritos (manuales, reglamentos, libros, cuadernos, carteles, etc.); y todas las horas de trabajo y las horas de descanso. El aprendizaje cotidiano de la sexualidad se expresa y se vive en las aulas, en la sala de docentes, en los patios de recreo, en las reuniones con padres y madres de familia, etc. Sin embargo, cuando no se explicita, se produce lo que se ha denominado el currículo oculto, está presente, pero no se conoce y se corre el riesgo de que los contenidos se desvirtúen. La sexualidad es parte de nuestro ser como personas, por lo que el sistema educativo debe tener como misión fundamental en esta materia, promover una educación de la sexualidad armónica e integral y rescatar la importancia del afecto, las emociones y los sentimientos que permitan descubrir mejores formas de vivir y relacionarse entre sí y con el entorno (CLADEM, 2010).
Los derechos humanos, y en especial el derecho a la EIS, se cumplen de distinta manera en cada uno de los países, en algunos casos, el Estado es más respetuoso y garante de estos derechos, mientras que en otros casos es el mismo Estado el que los viola.
Para alcanzar el derecho a la EIS, se debe velar porque los distintos actores involucrados jueguen el rol que les corresponde, siendo estos los siguientes:
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Estado: debe reconocer, garantizar y promover su cumplimiento.
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Instituciones sociales: difundir, monitorear y evaluar su cumplimiento.
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Todos los individuos (ciudadanos): conocer, ejercer, respetar y monitorear su cumplimiento.
Es necesario que se haga valer la EIS para que pueda existir el cumplimiento de otros derechos humanos y para garantizar el fortalecimiento de la democracia. Se debe reconocer que todas las personas son seres sexuados y que tienen derecho al placer, por ende es necesario contar con la EIS para ejercer la sexualidad de manera informada y responsable.
Referencias bibliográficas
- Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer –CLADEM–. (2010). Educación sexual. Sistematización sobre educación de la sexualidad en América Latina. http://www.cladem.org/index.php?option=com_rokdownloads&view=file&Itemid=588&id=173 1: educacion-sexual-sistematizacion-sobre-el-derecho-a-la-educacion
- Sverdlick, Ingrid y Crosso, Camila. (2010) El derecho a la educación vulnerado, la privatización de la educación en Centroamérica. Buenos Aires: Fundación Laboratorio de políticas públicas
- Morgade, Graciela. (2006). Educación en la sexualidad desde el enfoque de género. Una antigua deuda de la escuela. Revista Novedades Educativas, 184
- Muñoz, Vernor (2010). Informe del Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la educación
- Muñoz, Vernor. (2016). Conferencia sobre derechos humanos y el derecho a la educación Integral en sexualidad. http://eis.org.gt/lms/course/view.php?id=11
- Unesco. (2014). Educación integral de la sexualidad: conceptos, enfoque y competencias. Chile: OREALC/Unesco
Aimee Rodríguez

Socióloga, con una maestría en Ciencias Sociales, con estudios en Alemania y Argentina, docente de posgrado y dedicada a las temáticas de educación, niñez adolescencia y juventud. Disfruta aprender de las personas que conoce, viajar, conocer nuevas culturas, investigar, desaprender y ver el mundo a través de la fotografía.
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